¿Cuál es la función de los intelectuales en la vida pública ?

Felicito al Dr. Emmanuel Esquea, y a Juan Bolívar Díaz por consolidar intelectuales de alto valor en los grupos, que militan: Consciencia Nacional y Coalición Democrática.

Están concertando apoyo solidario a la mejor opción para el 2020.
Pero, deseo evaluar y analizar el manifiesto de esos intelectuales en esta coyuntura política.

Lea bien:

La pregunta en cuestión provoca debates porque toca un tema espinoso: La relación de los intelectuales con el poder.

¿Cuál es el nivel de proximidad que deben tener con los gobiernos?
¿Cómo compatibilizarán las críticas con las adhesiones y qué posición adoptarán frente a los intereses contradictorios de las elites y el pueblo?

¿Es bueno que hagan público su voto a partidos en democracia, si esa toma de posición significa rechazar por ilegítimas, otras opciones?

Dilemas de este tipo se plantean desde hace muchos años, generando respuestas diversas.

Hay quienes piensan que los intelectuales deben ofrecer soporte a los tomadores de decisiones, ser unos influencers, y hay quienes sostienen que el compromiso debe ceñirse a la sociedad, manteniendo autonomía respecto de las élites.

Lo cierto es que los gobiernos y los opositores se desviven por tener pensadores de su parte, porque ellos contribuyen a legitimarlos.

Esto representa una presión y un desafío sobre el que los intelectuales y politólogos, deberían reflexionar, si quieren ser fieles a su vocación.

En los últimos años, la relación entre los intelectuales y el poder político tuvo una expresión paradigmática intelectuales firmaban manifiestos proclamando su voto a una u otra de las principales fuerzas.

Estos valiosos ciudadanos vuelan al cruzar la frontera del debate abierto de ideas y políticas para adoptar posturas partidarias.

No es la primera ni la última vez que ocurrirá, pero quizás ayude a plantear lo que supone esta actitud: defender supuestos «modelos de país» alternativos y excluyentes, realzando los valores propios como verdaderos y desechando los del adversario por falsos. Miopías intelectuales que cancelan la discusión pluralista que el país demanda con urgencia.

Un ejemplo de este proceder son dos declaraciones recientes.

Una es a favor del Gobierno y fue firmada por intelectuales y artistas.

La otra apoya a los come solos del león y la suscribieron sus amigos.

La proclama oficialista omite cuestiones cruciales como el Estado y evaluaciones de la educación y la salud pública, la ciencia y la tecnología.

Arguye el PLD que el gran desafío es disminuir la pobreza, sin explicar cómo.  Se limita a resaltar lo que considera logros del oficialismo, algunos por cierto indiscutibles, en el plano institucional y de la infraestructura, pero soslaya falencias severas: aumento de la pobreza y la desocupación, la inflación, endeudamiento, desunión entre los dominicanos, etc.

Los que defienden a la oposición asimilan y comprenden lo que necesitamos, más allá de las apologías y los repudios. Educación, salud, pobreza, moneda, gasto público, exportaciones, productividad, respeto a la ley: asignaturas pendientes de la democracia en R.D. que ningún gobierno pudo resolver, oposición promete resolverlo.

Quizá solucionar estos problemas de fondo sea el punto de inflexión al que debemos aspirar, en lugar de inculcar temor al pasado populista con el guapo de Gurabo, como hacen los intelectuales del Gobierno; o superar la restauración conservadora, como claman los científicos peledeístas elitistas.

Es preciso entenderlo: no hay dos países, «el bueno», que es el de los míos; y «el malo», que es el de los otros.

Existe uno solo, con déficits históricos y estructurales dramáticos que deben resolverse a través de políticas de Estado consensuadas.

Juan Bolívar lo resumió así y lo apoyo 100%: «Animamos a los que faltan en esta coalición a que salgan de la zona del puritanismo, de la autoexclusión, y que arrimen sus hombros para el gran convite político-social*

Defínanse intelectuales.

johnsanchez44

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