Cosas de San Cristóbal: La protesta de 1962 (7ma parte)
El martes 3 de abril la ciudad continuaba viviendo momentos de tensión y la huelga de brazos caídos proseguía. El comercio local: cerrado a canto; interrumpidas las comunicaciones terrestres y telefónicas con el resto del país; el toque de queda vigente y civiles y militares imponiendo el orden público.
El sepelio del jovencito Aquino Isabel constituyó una sentida nota dramática en el sobrecargado ambiente. La Agrupación 14 de Junio hizo suyo el acto de enterramiento haciendo un despliegue publicitario -para la época- en la ciudad y el resto del territorio nacional. En las honras fúnebres llevadas a realización en la Iglesia Evangélica local, el Himno Nacional fue interpretado dos veces por los asistentes, así como en una ocasión el himno del 14 de Junio.
Después, cuando el cortejo luctuoso se puso en marcha por toda la avenida Constitución, este partido encabezó el desfile portando transversalmente una enorme bandera de colores verde y negra, así como también coronas y arreglos florales.
Todo esto último salió reseñado en un periódico quincenal que editaba dicha agrupación, con una amplia fotografía de la que recordamos a una de las damas portantes de esta bandera, que lo fue nuestra tía Cristiana Uribe Silva.
Estando en el Cementerio Municipal de Sainaguá, volvieron a corearse los himnos e hicieron uso de la palabra, con enardecida emoción, los señores Dr. Juan Isidro Medina Montás (Papalín), del Partido Nacional; Dr. Rafael Tulio Pérez de León, del 14 de Junio y el señor Alcibíades Méndez, personaje completamente desconocido para nosotros este último, quien también de manera misteriosa tuvo una destacada participación en la destrucción del Monumento Ecuestre a Trujillo, en San Cristóbal, tres meses antes.
A un mismo tiempo ocurrían varios eventos y vuelvo a rogarle, amable lector, su indulgencia, en el disponer metódico de cómo sucedieron estos hechos.
INCIDENTES
La casi dos mil botellas de leche que la Secretaría de Salud Pública enviaba desde Santo Domingo, pero acopiadas en la hacienda Fundación, para ser obsequiadas a las personas más necesitadas de la localidad, no pudieron ser transportadas porque se corría el riesgo de que protestantes perjudicaran el vehículo oficial asignado para tales menesteres.
El Procurador General de la República, Dr. Antonio García Vásquez, visitó a S.C. en esta mañana teniendo que caminar desde el antiguo puente sobre el río Nígua, al no permitírsele que en su vehículo penetrara a la ciudad.
En una reunión celebrada en el hotel San Cristóbal, el Procurador General cambió impresiones de los sucesos con las autoridades locales, más diversas personalidades representativas de los tantos sectores de la comunidad y con los de partidos y agrupaciones políticas locales que incidían o tomaban parte en la reclamación.
Las autoridades gubernamentales requerían el cese de la huelga con la consiguiente apertura de la ciudad como pasos previos a cualquier entendimiento y afirmaban, que no eran más que rumores infundados lo de hacer a S.C. común o municipio de Baní. Que ellos entendían que todo lo que hasta el momento había ocurrido podía verse como una iniquidad.
La parte contraria ripostaba manifestando que los hechos eran contundentes y que así confirmaban la urticante incorporación. Ponía como condición para la conclusión del estado de desobediencia, que el gobierno les asegurara a los sancristoberos que su provincia no sería degradada y tampoco despojada de sus pertenencias e instituciones.
Las autoridades respondieron que el presidente Bonelly le había confirmado todo ello a un grupo de personas que le inquirió sobre el particular y que el gobierno en pleno había empeñado su palabra en un comunicado hecho público dos días antes, por lo cual no existían razones para proseguir con las protestas.
Pero en esa reunión no se arribó a ningún entendido, prometiendo el Procurador García Vásquez una visita a S.C. del Secretario de Agricultura, Dr. Ángel Severo Cabral Ortíz, para tratar el asunto de las tierras que conformaban parte de la Hacienda Fundación y que eran requeridos por los agricultores de la provincia como uno de los puntos fundamentales de la insubordinación.
Las autoridades rogaban a los dirigentes políticos como medida humana, por lo menos, la apertura de la ciudad, para que así la región Sur tuviese comunicación terrestre con el Distrito Nacional y demás demarcaciones del país. Otro motivo para este ruego lo era que mucha de la carga de los camiones varados en nuestra ciudad y consistentes en productos agrícolas estaba dañándose por su contínua exposición a los rayos solares y a la intemperie. Tal era el caso de los tomates, que despedían un fuerte olor dulzón perceptible a mucha distancia de su orígen.
La parte en protesta se negó al ruego y a lo único que accedió fue a detener los disturbios, momentáneamente, en espera de seguridades de mayores y claros fundamentos.
DIALOGO FRUSTRADO
Alrededor de las diez de la mañana, se presentaron en el balcón del Club Casino San Cristóbal para “dialogar con el pueblo”, el Secretario de Agricultura Severo Cabral y el Procurador General de la República, García Vásquez.
Muy concurrido estuvo todo esto y el único en hablar por los visitantes fue el Secretario de Agricultura, quien vino a ser “zarandeado” de palabras por los antiguos propietarios de terrenos. Pero este señor, un dirigente de altos vuelos de Unión Cívica Nacional, resultó ser muy enérgico, contestando cada pregunta sin amilanamiento y excusando a su gobierno de todo lo malo sucedido hasta el momento.
La reunión finalizó en forma no armoniosa cuando Severo Cabral dijo, muy alterado: “¡si ustedes querían tierras, porqué no se las exigieron a Trujillo!”
Amable lector: el abucheo que se escuchó fue tan profundo y prolongado, no pudiendo contener nada ni nadie a los concurrentes quienes se retiraron en tropel, dejándole la palabra en la boca a los dos personajes; al que hablaba y al que no llegó a hablar. Estos, no menos iracundos y muy sorprendidos, abandonaron la ciudad sin haber logrado resultados que les hicieran sentirse medianamente satisfechos.
(Continuará)
jpm