Congresos partidarios (2) 

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Los congresos partidarios, no son festejos de unanimidades ni bacanales de filisteos, sino en convenciones referenciales en las que se confrontan  ideas y propuestas sobre temas estratégicos de la organización y de la sociedad, sobre los cuales deciden las mayorías y se respeta el voto de las minorías.

La autocrítica y rechazo a desviaciones de orden programático o coyuntural son insumos esenciales en los planteamientos que se debaten ante las plenarias,  cuyos integrantes tienen deben inmunizarse contra los vicios de grupismo, oportunismo y arribismo.

En sociedades donde burguesía y proletariado no se han desarrollado como clase en sí y para sí, no es posible que un partido promueva unidad ideológica  en torno a  intereses  del capital o la mano de obra, porque no se puede unir lo que no existe.

El PLD  de antaño pudo sobrevivir porque Juan Bosch comprendió que la ideología no uniría a su composición policlasista, razón por la cual creó  un contrato político y social entre las diferentes capas de la pequeña burguesía y minorías de burgueses y trabajadores que militaban en la organización.

La otra razón por la que ese partido mantuvo coherencia fue porque Los Métodos de Trabajo, así se denominó a ese contrato social, se aplicaron sin vacilación ni privilegio contra  quienes lo violaran.

La historia política de América Latina de muestra que los congresos partidarios  genuflexos, insípidos, que sustituyen el pensamiento crítico por exacerbado culto a la personalidad y una mayoría mecánica, dañan el vientre de la organización y a la democracia.

Como ejemplo menciono los congresos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, de El Salvador,  organizaciones que produjeron sendas revoluciones armadas, los cuales sirvieron para  acentuar ambiciones políticos de dirigentes y comandantes.

En su congreso después de desalojado del Poder, el FSLN no reconoció los errores políticos y la corrupción aupada por sus dirigentes desde el  Gobierno, ni ejercieron  autocritica  en relación al  reparto entre los suyos de mansiones  que  confiscaron a los oligarcas. Nicaragua es gobernada hoy una pareja de esposos que reemplazaron  al Partido y a la Revolución..

El Congreso del FMLN tampoco  promovió autocrítica por el fracaso del gobierno del presidente Mauricio Funes, tintado por la corrupción, sobre la cual, los comandantes de la Revolución, solo dijeron que el jefe de Estado no era miembro del Partido.

La democracia requiere de partidos fuertes, que en sus congresos haya garantía para que sus miembros  ejerzan planamente valores democráticos, como la autocrítica, disidencia, centralismo democrático, respeto a las minorías sin fomentar formas de grupismo, individualismo y excesivo culto a la personalidad.

JPM

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Bururun barara
Bururun barara
3 Años hace

Este destacado miembro de la asociación de malhechores mediáticos estará celebradode la inauguración oficial del colmado de Danilo su familia y allegados