Celso Piña, padre de la cumbia mexicana

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México, 23 ago.- El rebelde del acordeón Celso Piña, padre de una cumbia mexicana alimentada de la colombiana con casi nada que ver con ella, será cremado el sábado y sus cenizas esparcidas en el rancho de Nuevo León donde vivía.
 
Anoche se desataron las pasiones por el popular músico cuando se abrieron las puertas de sus funerales en Monterrey y cientos de seguidores acudieron al lugar para despedirlo como él hubiese querido, con música y alegría, bailes y cantos, aun cuando las lágrimas de muchos desmintieran que se trataba de un jolgorio.
 
Fue un luto musical de difícil explicación en el que el acordeón que lo acompañó casi desde niño no paró de sonar desde las nueve de la noche cuando por decisión familiar se abrió al público el homenaje funerario que se extenderá todo el día de hoy y culminará mañana sábado con una misa de cuerpo presente en la Basilica de Guadalupe.
 
Desde los set de numerosas televisoras, el ritmo de la cumbia única y mexicana de Celso llegó hasta los hogares de decenas de miles que desde el aislamiento de sus casas participaron en un homenaje realmente nacional, mientras en las pantallas se proyectaban sus últimas palabras en su twitter apenas unas horas antes de morir: «No hay quien se resista a la cumbia».
 
Después de la misa los familiares accedieron a que la gente lo acompañe en un recorrido por calles de la colonia Independencia y la colonia Cerro de la Campana, de donde él era originario y, según su viuda Juanita Ortiz, después del abrazo de su pueblo será cremado en ceremonia íntima.
 
Piña creció en las calles y plazas de la colonia popular Independencia, ubicada en el Cerro de la Campana de Monterrey. Ahí comenzó su carrera en los años 80 cuando su padre le regaló su primer acordeón, comprado con un dinero que reunió al vender un marranito.
 
Y allí en el barrio y sus alcantarillas, empezó a darle una forma mexicana al vallenato colombiano hasta parir una cumbia mexicana atípica pero con una fuerza demoledora para inspirar al bailador, y con un sonido exclusivo que lo identificaba como un rebelde.
 
Ese género del vallenato caracterizó la obra del músico regiomontano al principio de su carrera; pero con el tiempo su estilo se fue ampliando. «La música que estoy haciendo ya ni es vallenato; es fusión, mezcla, otra cosa», decía frecuentemente de lo que sería su sui generis cumbia.
 
Lo mismo ocurrió con la manera de bailar. En sus conciertos se veía a los asistentes moverse  un estilo diferente que algunos calificaban jocosamente de «colombiano»,  y que él consideraba surgido de una fusión sonora en la que Colombia tenía una gran participación. Otros decían que era una música de una subcultura que relacionaban con su origen humilde y de barrio.
 
Tal valoración lejos de disminuir sus virtudes las aumentaban y estimulaban al contenido social de sus actuaciones y composiciones que eran crónicas de los peligros y problemas que acechaban a muchos de sus jóvenes seguidores, pues le preocupaba que no fueran capaces de ver su realidad, y lo advertía muy a menudo.
 
of-am
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