“Beethoven para el autismo” destaca participación de Aisha

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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Despacho de La Primera Dama de la República, dirigido por Cándida Montilla de Medina, ofreció en el Teatro Nacional el “Concierto Beethoven para el autismo” a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, en ocasión del Día Mundial de la concienciación sobre este trastorno del desarrollo, iniciativa que surge de los coordinadores del programa “Ángeles de la Cultura”, de esa entidad, Freddy Ginebra y Catana Pérez de Cuello. El color azul ha sido escogido como símbolo de esta noble campaña, y en solidaridad, apropiadamente, la noche musical inició con el inmortal vals, “El bello Danubio Azul”, de Johann Strauss, una de las piezas más populares de la música clásica. La magia del vals envolvió a todos. De la mano del maestro Molina, la violinista dominicana Aisha Syed hizo su entrada, Su bella presencia, ataviada de azul, impactó a todos, y de inmediato dio inicio el concierto en re mayor de Beethoven. Cuatro misteriosos golpes de timbal dan inicio a la extensa introducción del primer movimiento Allegro ma non troppo, la orquesta desarrolla tres temas, que luego presenta el solista consiguiendo en cada uno de los solos apreciable lirismo. El segundo movimiento, Larghetto, con sus variaciones produce momentos de profunda musicalidad, hasta llegar a un rítmico rondo final. El segundo tema es presentado por el violín, seguido del fagot. El final del concierto es una lúdica repetición del tema principal. Este concierto, único compuesto para violín por el genio de Beethoven, es uno de los más demandantes, y requiere de virtuosismo y madurez del intérprete, por lo que para la joven solista representó un verdadero reto, del que salió satisfactoriamente. Con este concierto, Aysha Syed adicionó un éxito más a su ascendente carrera. La segunda parte del programa inició con la famosa Quinta Sinfonía de Beethoven. “Así llama el destino a nuestra puerta”, palabras atribuidas al compositor, cuando se refirió a las cuatro notas, “del destino”, modo temático recurrente que da extraordinaria unidad a la sinfonía. Carente de introducción, semejando martillazos, los símbolos del ‘Destino’ se ciernen sobre el auditorio. De este tema salen los siguientes del primer movimiento Allegro con brío. El segundo movimiento, Andante con moto, es un hermoso tema con variaciones. El tercero es un Scherzo que inicia misteriosamente y prosiguen los instrumentos de viento-metal con una forma derivada de la “llamada del destino”, el Allegro finaliza con destacada Coda. La dirección vibrante de Molina, obtiene de la orquesta excelentes resultados. El cierre del concierto es una apoteosis musical, enervante, “El bolero” de Maurice Ravel, nuevamente impacta. Nos referiremos a esta obra en los mismo términos del año anterior. “Bolero” en un principio es solo ritmo fundamental, “pianísimo” en los tambores; los colores y matices cautivantes y el crescendo avasallante, crea un ambiente electrizante. La monotonía temática se convierte en suspenso; la flauta expone la melodía, luego el clarinete; el esquema se repite en otros instrumentos en diferentes tesituras; lentamente sube la tensión, crece la marea, y en desenfreno singular incitado por los frenéticos ritmos de la batería, el magnífico tutti orquestal crea un ambiente orgiástico, sobreviene el fin. Nuevamente Molina incorpora al crescendo musical el crescendo corporal, marcando los acentos, pautando la velocidad rítmica, logrando una respuesta precisa de todas las familias orquestales. El público, envuelto en el obsesivo tema, en un acto reflejo se levanta de sus asientos y aplaude largamente emocionado. Una hermosa noche musical, destinada a un fin ulterior plausible. Saludamos tan feliz iniciativa de la Primera Dama y su Despacho, volcado hacia la niñez y de aquellos con habilidades diferentes.

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