Aumentos de los comestibles

En medio de la sorda lucha por conseguir posiciones de los militantes departidos políticos, en el gobierno o en la oposición, el alto costo de la vida va cercando las posibilidades de subsistencia de los dominicanos. No hay a la vista una mejoría significativa del problema. Los cálculos más conservadores fijan para fines de año que la prima del dólar estará cerca o más allá del 45 por ciento. El dólar es la moneda que rige la economía nacional, por lo que su aumento acelerado signífica en la práctica una devaluación del peso. Aunque los economistas no quieran verlo, para el que ve el peso en la calle, la moneda nacional está devaluada a un triz de un cincuenta por ciento. El precio del mercado lo fija el dólar, por consiguiente todos los productos tendrán que seguir aumentando. Asímismo se esperan reajustes impositivos para enero, lo que significará que los precios subirán por ese concepto, aparte de lo que presente la prima y la especulación. Se necesitan medidas heroicas para detener esta creciente inflación. Aunque los partidos y sus dirigentes quieren no darse cuenta de esta situación, el alto costo de la vida será el punto central en las venideras elecciones. La comida diaria pesará más que la lucha contra la corrupción, el patriotismo contra los haitianos o cualquier otra bandera que se levante a última hora. El primer derecho es a la comida. De él parte todo lo otro. No es por casualidad que en los sectores populares se vende el voto al que ofrezca un mejor potaje el día de las votaciones. Con hambre y necesidades los hombres y las mujeres no piensan en el futuro, sino en el ahora. Los precios de los alimentos se pueden comenzar a reducir. Para ello hace falta una decisión de Estado y la colaboración de los empresarios. Hay que de nuevo organizar una institución que se encargue de velar por la calidad y el valor de los productos esenciales. Nadie lo está haciendo ahora mismo y por eso todo sube y nada baja. La espiral inflacionaria donde más se siente es en los barrios, donde el pulpero es un verdugo. Dónde más caro se venden los alimentos es en los colmados, donde no hay ninguna regla de calidad y mucho menos de estabilidad en la fijación del valor de los artículos. Necesario es que las autoridades comiencen a trabajar, y los partidos a preocuparse, en la que será la balanza para aprobar o rechazar candidatos en las venideras elecciones; el alto costo de la vida.

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