¿A qué pueblo se refiere?

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EL AUTOR es investigador y empresario agroindustrial. Reside en Santo Domingo.

 

 

 

Por CESAR AYBAR

 

Es interesante como cada quien interpreta la palabra pueblo a su conveniencia. Pero veamos ¿Qué es pueblo?. Según Wikipedia, Pueblo (del latín populus) es el conjunto de personas que integran una nación.

Aunque también puede entenderse como parte de un país, el de una región o el de una localidad, e incluso asimilarse al mismo concepto de país o de localidad (especialmente para una población rural).

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Pueblo: Ciudad o villa. Población de menor categoría. Conjunto de personas de un lugar, región o país. Gente común y humilde de una población. País con gobierno independiente.

Cuando alguien dice luchar por el pueblo, ¿A qué pueblo se refiere? De acuerdo a mi experiencia, cuando alguien “lucha por el pueblo”, generalmente se refiere al pueblo que le conviene a esa persona, según el objetivo de su supuesta lucha.

Los discursos aguerridos de los políticos de izquierda de los años 60, 70 y 80, eran supuestamente en defensa “del pueblo”, pero para ellos “pueblo” era todo aquel que estaba de acuerdo con sus puntos de vistas.

Los discursos demagógicos de los políticos tradicionales, supuestamente a favor del pueblo, están dirigidos a atraer hacia sus propuestas a las ingenuas personas de la población que puedan llegar a creer en ese discurso, sin importar procedencia.

De lo anteriormente dicho, se puede sacar una conclusión lógica: Nadie lucha por el pueblo, todos los que han luchado por un supuesto pueblo y “ganan la lucha”, terminan favoreciendo a unos y perjudicando a otros, es decir, que todo se enmarca en una lucha de intereses, en nada a favor de la gente como pueblo.

¿Qué hacer ante esta disyuntiva? Ya que para vivir hay que tomar posición, algo debemos de hacer.

A mí, por lo menos, se me hace difícil odiar a unos y amar a otros, yo prefiero amar a todos. Lo mismo que se me hace difícil juzgar a unos y a otros no, yo prefiero no juzgar. Pensarán que es una posición muy cómoda, y que es pura demagogia.

Pero qué tal si les digo que prefiero accionar en favor de…

Ser pasivo es lo mismo que ser tibio. Es ser indiferente a los acontecimientos que suceden en el mundo en que vivimos, para empezar por lo general, en lo particular, significa ser indiferente con lo que sucede alrededor nuestro.

No estoy de acuerdo con ser pasivo, mucho menos indiferente. Se necesitan personas de acción, personas realmente vivas, enamoradas del amor, que es lo mismo que decir, enamoradas de la vida, entendiendo la vida no en el ámbito individual, sino en el ámbito universal.

Pero vuelve a aflorar la cuestión, ¿cómo tomar posición, cómo ser activos a favor de…, sin dejarse influenciar por aquellos que asumen posiciones que aparentan ser a favor de…, pero que finalmente favorecen unos determinados intereses, o a lo sumo, satisfacen el morbo de sus propios egos?

Creo que las personas debemos mirarnos detenidamente, ver la desnudez de nuestro interior y descubrir lo que somos y lo que llevamos dentro. Tenemos que aprender  a conocernos, dejar de mirar tanto hacia fuera y mirar un poco más hacia dentro.

Pienso que sería importante descubrir que tan limpia esta nuestra casa, qué tan sano está nuestro corazón. Saber qué nos impulsa a actuar con tanto odio y desprecio contra cualquier ser humano, qué nos impulsa a desconocer nuestro vínculo de hermandad con cualquier otro ser humano.

Tenemos que descubrir qué heridas laceran nuestros corazones, que nos llevan a despreciarnos y a odiarnos a nosotros mismos. Qué cosas nos han enseñado que nos llevan a no amarnos a nosotros mismos, en consecuencia, a no amar a los demás.

Lo que hacemos con las otras personas es un reflejo de lo que llevamos dentro. Si nos despreciamos a nosotros mismos, cómo podremos apreciar a los demás. Si dudamos de nosotros mismos, cómo no vamos a dudar de los demás. Si nos juzgamos a nosotros mismos, cómo no juzgar a los demás.

Por lo tanto, tenemos primero que aprender a actuar en favor de nosotros mismos, con sinceridad, para poder actuar favor de los demás. ¿Significa eso ser egoísta? No, eso significa ser sincero. Si nos conociéramos bien, comprenderíamos que la maldad que hacemos a otros, es la que nos hacemos a nosotros mismos.

Por eso el mandamiento de Jesús: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Se sobreentiende que debes amarte a ti mismo primero, y con una medida de ese amor, amar a tu prójimo en absoluta igualdad de condiciones, para que exista un equilibrio que haga la vida brillante y armoniosa.

c.aybar@nikaybp.com

jpm

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