Ántrax, carbunco o enfermedad de los traperos

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El autor es médico. Reside en Santiago Rodríguez.

Por BIENVENIDO SEGURA 

“Cuando el río suena, es porque agua trae”. Si bien el Ministerio de Salud de Republica Dominicana no ha emitido una alerta epidemiológica para el Ántrax, los dominicanos deben estar muy atentos por la presencia de un posible brote de esta enfermedad en Haití.

“No podemos esperar que nos roben para poner candado”. La frontera de Republica Dominicana con Haití es muy permeable y la entrada de inmigrantes legales e ilegales desde ese país es un hecho habitual. El comercio es muy fluído y el contrabando es parte de la cotidianidad.

Los controles militares son inoperantes y la Dirección General de Migración es infuncional. Las acciones tendentes a evitar el contrabando de animales, carnes y otros alimentos son muy precarias e inefectivas. Por lo tanto, cualquier evento del lado haitiano repercute a la velocidad de la luz en República Dominicana.

El Ántrax o Carbunco es una rara enfermedad bacteriana que afecta a animales salvajes y domésticos con pezuñas, especialmente ganado vacuno, caprino y ovino. Se puede presentar en humanos afectando la piel, los pulmones o el aparato gastrointestinal. Se usa con frecuencia en guerras biológicas y en ataques bioterroristas.

Se que Haití es un Estado fallido, por lo que el Sistema de Salud esta desarticulado y no existe una Vigilancia Epidemiológica que permita la notificación oportuna, obligatoria y eficiente de casos o brotes de enfermedades para responder y yugular eficazmente dichos eventos.

Las autoridades dominicanas deben emprender acciones inmediatas para reducir el riesgo y evitar que el Ántrax penetre la vulnerable frontera que separa a ambos países.

Los ministerios de Salud Pública, Defensa y Agricultura deben coordinar e implementar un plan para mantener esa enfermedad fuera del suelo patrio. Es importante incluir, además, a la Liga Municipal Dominicana, alcaldías, Colegio de Veterinarios, asociaciones locales de ganaderos, mataderos, tablajeros, supermercados y el comercio formal e informal de productos cárnicos.

Se debe iniciar, además, una campaña de educación a los propietarios de granjas y fincas de ganado y a la población en general, para que adopten todas las medidas necesarias en la manipulación, lavado y cocción adecuada de las carnes de res, chivo, ovejo, cordero y cabra.

Les reitero a las autoridades gubernamentales que “no pueden dormirse en sus laureles” y esperar que en Haití se genere un brote epidémico de la “Enfermedad de los Traperos”, para hacer con tiempo lo que deben hacer en República Dominicana. “Pongamos la barba en remojo”.

jpm-am

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