Sobre herencia y crimen (2 de 6)

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Sin embargo, no basta de afirmar la existencia de un fardo hereditario para explicar la génesis del acontecimiento antisocial, pues eso no es ni la enfermedad ni la herencia que se hereda, sino el terreno de predisposición que, generalmente, se transforma en proceso mórbido o criminal bajo la influencia de otros factores.

También, cuando en el estudio del criminal se encuentran precedentes hereditarios mórbidos, el sabio tiene por tarea de precisar si, y de cual manera, estos han podido ejercer una influencia sobre el desarrollo de la actividad criminal.

 No es necesario en efecto olvidar que ese fardo hereditario puede según el caso, ejercer una influencia bien distinta según la intervención de los otros factores, biológicos y del medio, que gravan más o menos el proceso hereditario de la personalidad humana.

Esas mismas leyes mendelianas son insuficientes para explicar el fenómeno complejo de la herencia humana, sobre todo en lo que concierne la trasmisión hereditaria de los caracteres físicos o psicopatológicos.

La genética misma aún no ha alcanzado a establecer definitivamente como se desarrolla el fenómeno de la herencia a través los cromosomas y las inclinaciones o disposiciones y sus transformaciones en disposiciones dominantes y disposiciones recesivas.

Los biólogos modernos (Carrel, Pende, Anile, Rostand, Gemelli, etc.) concuerdan en afirmar que no hay carácter que no deba ser considerado como producto de una sincronía de factores genéticos y ambientales, es decir que no reconocen que las fuerzas ambientales intervienen desde el nacimiento y modifican la influencia que ejercen los factores hereditarios.

Admitimos también la existencia de variaciones más o menos importantes de los cromosomas y de los arreglos que van desde las fluctuaciones hasta las mutaciones, y que pueden ser espontáneas o llevadas artificialmente (a lo sumo con la ayuda de rayos X), a las que los biólogos dan importancia. Cada vez más importante para el mejoramiento progresivo del ser humano.

En el estudio del crimen, los genetistas y ambientalistas reconocen que la evolución está ligada a factores tanto humanos como ambientales. No menos importante es la concepción según la cual, en la realidad orgánica del cuerpo humano, no existe ninguna función, aunque puramente vegetativa, que pueda separarse de la actividad psíquica; en efecto, los factores psíquicos se encuentran por doquier y no hay célula del organismo que no resista la influencia.

Según el profesor  Anile, ninguna distinción entre lo que es fisiológico y lo que psicológico no podría sostenerse, y hasta los instintos más fundamentales, orientados a satisfacer a necesidades de orden fisiológico, no son sino formas de conducta dictadas por condiciones psicofísicas.

Esas concepciones son tanto más importantes en el estudio del criminal que ellas confirman la imposibilidad de separar la herencia fisiológica de la psíquica, y que el estudio de la personalidad del criminal debe partir de la evaluación del patrimonio hereditario y de su importancia en el desarrollo de actividades antisociales.

 Es, en efecto, imposible de estudiar la personalidad del criminal y su actividad a través de un criterio solamente psicológico o solamente biológico; sólo el criterio psicológico puede ser útilmente seguido en el tramo criminológico.

En lo relativo a la importancia de la herencia desde el punto de vista del desarrollo de la criminalidad, está netamente establecido que ella debe ser evaluada en teniendo cuenta de todo lo que se señala los distintos sabios, y en evitando sobre todo de exagerar o de subestimar la importancia.

Dado el hecho de que, en todo criminal se encuentra un genotipo y un fenotipo, es evidente que el especialista debe preocuparse de precisar para cada caso la influencia ejercida por la herencia y por el entorno, y en esta visión de la reeducación del criminal.

Basándonos sobre nuestra propia experiencia, madurada a través del examen de varios miles de criminales estudiados desde 1920 hasta hoy, nos creemos autorizados a precisar que el fardo hereditario es particularmente frecuente en esos sujetos que caracteriza una predisposición al crimen, esto es en esos individuos que poseen una individualidad en la cual se encuentra los elementos constitutivos somáticos y físicos de la constitución criminal. 

jpm-am

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Miguel Espaillat
Miguel Espaillat
2 Años hace

Profesor…por favor siempre póngase el enlace del artículo anterior… gracias