Cuando el retorno no es beneficioso
Estamos en la lupa internacional por repatriaciones de haitianos indocumentados, que dicen no conocen Haití, solo a República Dominicana.
Luis Almagro, jefe en la OEA, pide que resolvamos de inmediato, el “preocupante” panorama migratorio producto de un proceso de regularización que dejó a miles de indocumentados, principalmente haitianos, en riesgo de ser deportados, ya que alegan en la Organización de Estados Americanos, OEA, que ese problema es por la sentencia racista que desconoce la condición de los dominicanos de ascendencia haitiana a partir del año 1929, cuando la Constitución anterior establecía que eran dominicanos los nacidos en nuestro territorio.
Parece que somos los causantes de la invasión pacífica desde 1844 y los responsables de pagar la deuda histórica. Presidente Martelli desde Haití tildo, esa amenaza de hipócrita.
«La OEA debe informarse bien primero, antes de enfocarse solo en R.D., ya que Bahamas, deporta a diario» dijo, recientemente y lo aplaudo.
Por eso fue contundente la respuesta de nuestro presidente Medina y lo apoyo por su postura en Guatemala, frente a SICA, donde hizo una defensa enérgica y respetuosa, pero las ONG, los países que no quieren carga haitiana y los defensores de “derechos humanos, respondieron con amenazas al estilo del alcalde de NYC, Mr. Diblasio, quien estaba mal informado.
Las situaciones con hijos de extranjeros que tenían problemas de identificación, están siendo resueltas. Sólo una proporción mínima no llenó los requisitos y deben volver para traer sus papeles y demostrar su verdad.
Por esa razón no somos partidarios del odio visceral que estimulan sectores de la ultraderecha dominicana que de lo que más carecen es de ser patriotas y no observan que nuestros hermanos dominicanos emigran a EE.UU. y Europa por las mismas razones que lo hacen los haitianos que vienen aquí en busca de mejor suerte.
Pero, recuerde que es el gobierno haitiano quien desnacionaliza y crea apátridas al no documentar sus gentes y parece que han enseñado a sus indocumentados a tener asco la nacionalidad haitiana porque ahora todos ellos quieren ser dominicanos, sin poder demostrar origen, ni nacimiento. La élite haitiana no quiere saber de sus negros, eso lo sabemos todo, prefiere pagar ONG‘es para desacreditarnos, pero no invierten en sus gentes.
Lo mismo pasa en Europa con la emigración de africanos varados en campos de refugiados, a la espera de que los países más desarrollados acepten su entrada.
Se sienten desprotegidos y abandonados a su suerte sin las condiciones mínimas para vivir con dignidad y seguridad. Aguardan a ser re asentados en un tercer país donde haya oportunidades reales, lo que frustra y desespera.
Es cierto que reasentar a los 12.000 liberianos es una misión imposible y si regresan a Liberia, la comunidad internacional tiene la obligación de garantizar que están bien equipados para vivir dignamente. Los retornados se encontraron con un país devastado y sus casas destruidas.
El sistema de infraestructuras – carreteras, centros de salud, y servicios educativos y de seguridad – es precario cuando no inexistente. No hay trabajo ni dinero para alimentar a sus familias.
La mayoría de los retornados optan por ir a Monrovia, la capital, donde están la mayoría de las oportunidades. Lo mismo pasa en Haití.
Pero la vida en la ciudad no está exenta de riesgos a los que desean ganarle a la pobreza. En los márgenes de la sociedad haitiana es donde todas las oportunidades laborales crecen, como la prostitución o a actividades donde serán explotados. La comunidad internacional y las autoridades haitianas deben movilizarse más.
Se han invertido muchos recursos para alentar a los haitianos a regresar a sus casas.
En Haití, con el fin de forzar que los pobres abandonen los campos se ha reducido el apoyo.
Sin embargo, ahora es el momento de apoyar a quienes no pueden regresar a casa.
Los gobiernos donantes deberían financiar Haití para que facilite su integración al siglo 2.1 Se deberá garantizar el derecho a la documentación nacional, y ayudar a superar los obstáculos legales y burocráticos para acceder a los servicios esenciales. Hay que brindar asistencia financiera y técnica para ayudar a los refugiados a ser. Independientes económicamente es lo que quieren.
Si hay algunos que no pudieran sobrevivir ni en Haití ni en Liberia, entonces habría que considerar el re asentamiento en otro lugar, pero no solo en Quisqueya. Cuba, Venezuela y Guyana quieren mano de obra haitiana.
Algún dinero debe dárseles antes de regresar a sus áreas de origen en donde reina el crimen y la prostitución. La educación, los alquileres y el transporte son caros. Aún cuando queda mucho por hacer, en Haití, la economía puede empezar a caminar. La situación no es muy prometedora para los que permanecen en Haití. Devastada por la precaria gestión, la corrupción rampante y el aislamiento internacional, el tejido social del país es frágil y sus recursos naturales están en manos de una minoría.
Hay pocas perspectivas para los haitianos y menos aún para los regresantes. Sin servicios sociales, o sin la asistencia del Estado, la gente abre pequeños negocios o trabaja la tierra para ir tirando.
Sociedad multi étnica y multi religiosa; Haití ofrece a los refugiados la oportunidad de integrarse en las comunidades locales.
Sin embargo, se enfrentan a problemas como acceder a la educación, la salud, la tierra y el mercado laboral.
Propongo que dependiendo de si querían trabajar la tierra o asentarse en un área urbana, recibían un paquete de herramientas para cubrir sus necesidades en particular, así como raciones alimentarias para unos pocos meses. Sin las redes de apoyo social de la población local, esto no es suficiente para los muchos refugiados que han permanecido en Haití.
Muchos refugiados vulnerables con familias numerosas están intranquilos. Los refugiados enfermos y solos se enfrentan a futuros inciertos.
Los jóvenes refugiados están desesperados, sin oportunidades ante la vida.
Robo es rampante. Y así, la aprehensión, la tensión y la violencia salen a la superficie con regularidad.
El cierre de las ayudas deja a los repatriados a merced de la sociedad Haitiana.
Vienen elecciones y un cambio de gobierno en Haití. Espero sea elegido un candidato que luche por armonizar con dominicanos y no un guerrero que saque a las dos naciones del camino de prosperidad, desviando la atención de nuestros problemas económicos, con el tema migratorio que es una parte del problema, pero el mayor es político.
La visita al país de una comisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) para supervisar el proceso del Plan de Regularización, es bienvenida.
Jpm