72 años de la emigración cibaeña a San Cristóbal

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Bartolo Hernández, uno de los guraberos llegados a San Cristóbal dentro de la emigración cibaeña de 1947

Setenta y dos años se cumplirán el año próximo de la emigración de un centenar de cibaeños a San Cristóbal, acción que algunos han considerado siempre que fue propiciada por el dictador Rafael L. Trujillo para contribuir al “blanqueamiento” de esa población.

Se trata de uno de los acontecimientos más importantes ocurridos en la historia contemporánea de San Cristóbal, a pesar de lo cual persiste todavía una especie de nebulosa  que impide conocer sus orígenes.

El punto clave –pendiente de clarificar debidamente- es qué motivó al hombre fuerte del país por 31 años a patrocinar en 1947 el traslado a su ciudad natal de ese grupo considerable de cibaeños, específicamente guraberos.

Qué buscaba el habilidoso mandatario, que también favoreció –aunque en circunstancias bien distintas- el flujo hacia el país de emigrantes judíos, españoles y japoneses ?.

Ivelisse Polanco, Claudio Canaán Uribe y Altagracita Lachapelle de Canaán en el “Encuentro de historias, recuerdos y anécdotas de San Cristóbal”.

Entre los guraberos (todos de tez clara) había muchachas hermosas y algunas tenían destreza en el manejo de artículos artesanales, pero en su conjunto el grupo de hombres, mujeres y niños  no tenía ninguna condición especial. Es decir, su cultura era pobre y no descollaban como técnicos, agricultores ni profesionales.

Lo lamentable es que las dos personas que Trujillo encargó de manejar este asentamiento en San Cristóbal –Don José Pimentel y Benjamín Uribe Macías, los s sancristobalenses más influyentes durante todo el régimen que prevaleció de 1930 hasta 1961- hace tiempo que fallecieron y en el poblado quedan muy pocas personas verdaderamente conocedoras de la historia local.

URIBE MACIAS

En toda la década del 80 el autor de este artículo estuvo produciendo ocasionales reportajes sobre temas diversos en el periódico vespertino El Nacional, de Santo Domingo.

Recuerdo que una vez, a principio de esa década, estuve conversando con Uribe Macías en la farmacia de su hermano Luis Milcíades (Guiguín), situada en una casa de madera, ya desaparecida, al lado del vetusto hotel Constitución.

Desde la izquierda, Nelson Medina, Alberto Morel, Rafael Boissard, José Pimentel Muñoz, Víctor Hugo Hernández (Tito) y Jaime Casanova, quienes encabezaron el encuentro histórico de San Cristóbal en Librería Cuesta.

Allí me explicó todo lo relativo al proceso migratorio de los cibaeños y, si mal no recuerdo, negó en todo momento que el propósito de Trujillo fuera “blanquear” a la población.

Días después publiqué en El Nacional un reportaje de página entera en torno al tema, citando las declaraciones de Uribe Macías,  quien en 1947 era gobernador provincial y mucho tiempo después, en los últimos años del régimen trujillista, fue Secretario de Estado de la Presidencia. Es decir, en todo momento un hombre muy cercano al Generalísimo.

A poco de nuestra conversación original me encontré con Uribe Macías, hombre parco públicamente, quien rehusaba hacer comentarios sobre la Era de Trujillo. Me sorprendió diciéndome más o menos lo siguiente: “Tú tenías una grabadora oculta, porque pusiste en el reportaje exactamente todas las cosas que te dije”.

Es decir, no objetaba el escrito sino el hecho de que, a su juicio, usara una grabadora oculta, lo cual no fue cierto. Simplemente capté bien todas sus revelaciones y las publiqué tal cual.

Lo penoso es que alrededor de 35 años después de la publicación de ese trabajo periodístico, no recuerdo cuales fueron sus revelaciones. O sea, a qué atribuyó, en síntesis, la decisión de Trujillo de propiciar el flujo de cibaeños.

Milcíades Vizcaíno (Michín), Alberto Morel y Juan Pérez (Goló).

Es ésta, pues, una de mis tareas pendientes: hurgar en las colecciones de periódicos de El Nacional, localizar ese trabajo y determinar qué dijo en esa ocasión José Benjamín Uribe Macías, ciudadano notabilísimo en San Cristóbal. Y, desde luego, volver a difundirlas.

ENCUENTRO HISTORICO

Como el tema es interesante, lo incluí en el “Encuentro de historias, recuerdos y anécdotas de San Cristóbal” del 2017,, el cual fue celebrado en el foro Pedro Mir de Librería Cuesta, en Santo Domingo.

En la actividad, que se realiza  anualmente organizada por quien escribe,  se analizan hechos ocurridos décadas atrás y se exhiben fotografías antiguas de personas de la localidad.  Es un punto de re-encuentro de sancristobalenses de distintas edades, la mayoría de los cuales han emigrado del pueblo natal y que se ven solo de tarde en tarde, en ocasiones muy especiales, como funerales.

En el encuentro del 9 de diciembre del 2017, un descendiente directo de ese conglomerado que llegó a San Cristóbal en 1947 –el agrónomo Víctor Hugo Hernández (Tito)- rechazó ardorosamente que Trujillo estimulara el flujo migratorio cibaeño con la intención de contribuir al blanqueamiento de la población.

EL AUTOR es periodista.

 

Hernández dijo que los cibaeños emigrantes provenían de Gurabo y que el primer contingente de 22 familias arribó a San Cristóbal el miércoles 27 de junio de 1947.  “Fueron transportados por orden del Generalísimo Trujillo en autobuses y sus pertenencias en camiones. Salieron de Gurabo a las 9 de la mañana y llegaron a San Cristóbal a las 7 de la noche, siendo depositados en la escuela Juan Pablo Pina, donde se les sirvió un abundante buffet.  Al otro día comenzaron a ser ubicados en distintos lugares, pero la gran mayoría permaneció durante 18 días en el local del Club 24 de Octubre en la calle Padre Ayala. Durante el proceso llegaron en total alrededor de 130 personas”.

Hernández, hijo de una pareja (Bartolo y Chea) que vino ya enamorada desde Gurabo pero que se casó en San Cristóbal en uno de los matrimonios colectivos que auspiciaba el Jefe, rechazó tajantemente la versión de que Trujillo propició  ese flujo migratorio por racismo.

“Esa versión denota un resentimiento de Trujillo hacia su pueblo que no lo tenía; denota un menosprecio a su pueblo que el Jefe no tenía. Si San Cristóbal ha brillado fue por Trujillo y por sus gentes  y no por los guraberos”, agregó.

“Los guraberos vinieron a aportar y una de las razones por las cuales Trujillo propició el viaje fue por las habilidades en el manejo de la artesanía de las mujeres”, sostuvo Hernández.

Mayra Richardson, Rafael Bolivar Romero (Boli) y Enércido Travieso.

Según él,  Trujillo iba a Gurabo, donde un canadiense se había asentado y establecido una escuela de artesanía. En uno de esos viajes se le ocurre a ese canadiense decirle a las muchachas estudiantes que se ubicaran al borde de la carretera con los trabajos de artesanía para mostrarlos al Jefe. Este se paró, escuchó explicaciones y apreció los trabajos de artesanía.

Por eso más tarde se interesó en que muchas de esas muchachas se trasladaran a San Cristóbal.

“Los pueblos se desarrollan a partir de la inmigración. La emigración gurabera a San Cristóbal forma parte de ese proceso natural”, sostuvo Hernández.

(El padre de Victor Hugo Hernández lo fue Bartolo Hernández, quien por muchos años se desempeñó como uno de los barberos más conocidos y se distinguió por haber sido probablemente el primer propulsor abiertamente en San Cristóbal en 1964 y 1965 de la subida al poder del doctor Joaquín Balaguer).

(En el primer cuatrienio de gobierno balaguerista, 1966-1970, Bartolo Hernández fue Encargado de Compras de la Secretaría de Obras Públicas, administrador de la Licorera La Altagracia y Ayudante Civil del Presidente de la República).

(Bartolo Hernández, que desarrolló una familia muy estimada,   fue ultimado por un militar en la década del 80 en un hecho lamentado en la población).

Estela Castillo, Josefina Uribe Barinas y Rosa Emilia Guzmán.

Varias de las familias guraberas –incluyendo la Hernández- recibieron de Trujillo en la década del 50 casas de concreto que aún se conservan en buen estado cerca del sector que antes se conoció como Alto de los Melones, próximo a donde se estableció una base de la Marina de Guerra.

LO QUE OLVIDO

Víctor Hugo Hernández, hombre de verbo fácil que ha sido político, fue escuchado con atención en el encuentro, pero pasó por alto algunas precisiones necesarias.

Por ejemplo:

Fueron a San Cristóbal más mujeres que hombres ?.

Normalmente qué hacían ellos en sus lugares de orígen ?

De quién fue la idea de la emigración ?. De Trujillo directamente ?

Específicamente quién la organizó y promovió allá ?. Fue espontánea o promovida y ordenada por Trujillo ?

Tras la llegada tuvieron algún contacto con Trujillo, quien visitaba semanalmente San Cristóbal ?

Qué sucedió en los primeros días de su llegada a SC  ?. Cómo se ganaban la vida ?

A qué se dedicaron en la primera etapa ?

En cuánto se estima el conglomerado de descendientes de esos cibaeños ?.

Hernández, quien hace tiempo abandonó la agronomía y se convirtió en empresario de bienes raíces, no vivió esos acontecimientos (tiene alrededor de 55 años de edad) pero ha hecho investigaciones sobre el tema y escuchado las versiones de sus familiares mayores, varios de los cuales viven.

En relación a este tema hay, pues, mucha tela que cortar, por lo que me gustaría escuchar las opiniones de los diletantes de la historia sancristobalense, entre los cuales me apresuro a citar a algunos que creo pueden aportar, aunque sea minimamente, sobre este asunto: Sócrates Barinas Coiscou, Felito Uribe Macías, Víctor Cruz Pimentel, Tuly Uribe Barinas, Tomás Espinal, Fernando Uribe Matos, Efraín Castillo, Guaroa Ubiñas Renville, y Alejandro Brioso.

josepimentelmunoz@hotmail.com

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