Virtud de la paciencia de Job

La paciencia es una de las virtudes cardinales que la filosofía enseñó desde la época de Elos grandes pensadores griegos. Independientemente, los hebreos hicieron aporte significativo de lo que entendieron como “paciencia” cuando se escribió el libro de Job. La narrativa acerca de este patriarca, presenta a un hombre de conducta intachable, que vivió y gozó de una gran prosperidad, y tenía una familia con diez hijos.
Pero resulta que Job tuvo una serie de percances, en que perdió la totalidad de sus bienes materiales, y a sus diez hijos; sin embargo, a pesar de la dura prueba causada por las pérdidas materiales y familiares, fue sometido además a una horrible enfermedad; sin embargo, él no perdió su capacidad emocional, su fe, su confianza, su integridad, y su fidelidad a Dios.
Dio demostración de una inigualable paciencia, porque no dejó de bendecir el nombre del Señor Dios (Job1:21), y al efecto, dij “si aceptamos los bienes que Dios nos da, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?” (Job: 10). Sin duda alguna la historia de este hombre, nos presenta como el prototipo de la persona con la virtud de la paciencia, que es una excepción, porque difícilmente aparezca alguien con esa capacidad de sobrellevar la pérdida de sus bienes materiales, sus hijos y su salud física.
Reza una conocida frase: “La paciencia es un ejercicio de amor, fe, y humildad que hace crecer a la persona”. Aunque Job sufrió y hasta llegó a interpelar a Dios, se mantuvo fiel, y con paciencia indescriptible, con el tiempo recuperó lo que había perdido y mucho más. En una ponencia en abril de 2012, el Dr. Jorge Subero Isa, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, dij “Muchas veces el éxito en la vida está en la capacidad que se tiene de esperar”, en otras palabras, la paciencia es un fruto espiritual que puede hacer justicia.
Sin duda alguna es conveniente y loable esforzarse por tener paciencia como el personaje de la narrativa del drama de este destacado libro que trata de responder a preguntas que se hace repetidas veces: “¿por qué le pasan cosas malas a gente buena? “ . Esta pregunta la hizo el rabino Harold Kushner, (Abril 2006), en su famoso libro que fue un “bestseler”, o de la obra del letrado, C.S Lewis, “El problema del dolor, o del sufrimiento”.
Los eruditos, filósofos de todas las escuelas, y los teólogos más preclaros, no han podido decir con propiedad convincente, el por qué del misterio del dolor y sufrimiento en el mundo.
Se entiende que el libro de Job es un tratado que interroga, plantea y trata de descifrar, por qué sufren los inocentes, por qué se angustian los buenos, por qué gime toda la creación; pero, el misterio esta por ser comprendido.
Los paganos politeístas, creían que los pueblos y los individuos eran castigados por los Dioses, sea por capricho, o por falta de cumplimiento de un deber o una promesa, o el deseo de la divinidad. Algunas sociedades atribuyen los males que sufren debido a la inconducta de sus gobernantes o personajes del Estado.
Lo que sí se sabe es que: cuando una persona, grupo, o conglomerado sufre de temores, rechazos, epidemias, prejuicios, extorsión, opresión, o explotación, se van acumulando resentimientos que dan lugar a pensamientos, actividades, y estrategias, que surgen por la impotencia y la socavación de la paciencia. Esto puede dar lugar a la enajenación, a resistencia pasiva, aumento de violencia, y maquinaciones de pensamientos, movimientos, y maniobras para desatar enlaces y propiciar cambios efectivos de redención.
Tener la virtud de la paciencia de Job, no es generalmente una condición emocional de los individuos, grupos, o conglomerados que sufren por razones de desaliento, exclusión, atropello a los derechos que mansilla la dignidad humana; pues, hay que tener fortaleza espiritual, estabilidad emocional, clara conciencia, y voluntad de cómo proceder ante los problemas de la vida.
Las evidencias antisociales, la intolerancia, los sufrimientos, y todo aquello que causan desaliento, pérdida de lo propio, o irrespeto a la dignidad humana, son problemas sólo tolerables hasta cierto punto, por eso, hay voces que exclaman y ruegan a Dios, diciendo: “Señor, danos la virtud de la paciencia de Job”.

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