Construcción masiva de viviendas rurales

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Hace 34 años- o sea para el año 1989 –el país ya afrontaba un déficit habitacional de más de 500 mil viviendas, según investigaciones de la época. Se planteó entonces la necesidad de que el Estado a través de los gobiernos inicie programas de construcción masiva de viviendas rurales.

Pero, ¿cuál será el déficit ahora partiendo del crecimiento que ha registrado la población en estas tres décadas? Eso, sin tomar en cuenta la inusitada presencia –permanente- de extranjeros, dígase haitianos, chinos, venezolanos y colombianos, los cuales, obvio, requieren de casas para vivir en nuestro territorio.

Ante la innegable presencia del déficit de viviendas, surgen otras preguntas: ¿Qué se ha hecho en todos estos años para superar el problema? ¿Cuántas viviendas han construido el Estado y el sector privado desde 1989 a la fecha? ¿Habrá que reorientar los programas de construcción de viviendas para dirigirlos a beneficiar los campos dominicanos?

Los datos preliminares del último censo, el X Censo Nacional de Población y Vivienda, publicado en agosto de este año, señalan que en República Dominicana existen 4,4 millones de viviendas. El resumen al respecto, dado a conocer en una nota de prensa por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) no especifica, no desbroza detalles sobre la calidad de las casas existentes. Se precisa, empero, que las mismas sirven de albergue a la población dominicana, un total  de 10 millones 760 mil 028 habitantes.

Las cifras reveladas, muy valiosas sin dudas, no especifican cuál es el déficit actual de viviendas, lo cual según entiendo, se aprecia fácilmente a partir de cálculos del crecimiento poblacional y el ritmo de construcciones en el país.

Ya en 1989 el déficit se proyectaba en 500 mil viviendas. Pero presumimos que el mismo se ha acentuado desde entonces, pese a los ambiciosos planes de construcciones que han ejecutado los distintos gobiernos en los últimos años, especialmente el actual, que encabeza Luis Adolfo Abinader Corona.

El gobierno del Presidente Abinader se plantea construir 30 mil viviendas o soluciones habitacionales, con lo cual espera impactar a 30 mil familias, con inversiones de 190 millones de pesos.

Un pellizco

La actual gestión, según una promoción publicitaria, ha construido más 5,000 viviendas, lo que puede considerarse apenas “un pellizco” frente a la magnitud del déficit. No obstante, se percibe  interés del sector oficial a través de varios programas e iniciativas, de enfrentar el ancestral problema.

La gravedad del déficit de viviendas en el país fue advertido hace casi cuarenta años por el experto, doctor Luis E. Martínez, entonces director ejecutivo de la entidad CII-Viviendas. Tuve entonces el honor de realizar como periodista del periódico La Noticia una amplia entrevista a este especialista.

El doctor Martínez, hombre tranquilo, de instinto juicioso e inteligente, me invitó a pasar a su despacho en CCI-Viviendas, y con gesto de franca y sencilla cortesía nos ofreció una taza de café, tras la cual  iniciamos una enjundiosa conversación en la que, con acendrados conocimientos, nos detalló a profundidad la situación del sector de las viviendas a nivel nacional. La extensa y bien documentada plática nos permitió realizar tres entregas a doble páginas centrales en las ediciones de los días 7,9 y 10 de marzo de 1989 del vespertino La Noticia.

“El problema de la vivienda es uno de los más serios que tiene la República Dominicana”, expresó entonces el doctor Martínez cuando apenas habíamos accionado el grabador para iniciar la entrevista. Apuntó que existe en el país “un déficit de viviendas cuantitativo y cualitativo del orden de las 500 mil unidades”.

Con palabras fáciles y rápidas propias de un especialista con profundo conocimiento del tema, Martínez advirtió que los expertos y técnicos del Consejo Inter-Institucional para la Coordinación de Programas de Viviendas (CII-Viviendas), una entidad sin fines de lucro, habían llegado a la conclusión de que el problema no tenía solución con las tecnologías que se utilizaban en aquel tiempo en el país.

“Entendemos que el problema no tiene solución a partir de la  tecnología, de las experiencias tecnológicas que hasta ahora ha tenido el país para atacar el problema”, expresó, y agregó: “El costo de esta tecnología es tan elevado que haría imposible siquiera, lograr combatir el déficit acumulado de viviendas y el déficit que se le va agregando cada vez al déficit acumulado”.

Se estimó aquella vez, hace 34 años, que el déficit acumulado era “del orden de unas 22 mil viviendas  anuales que se le va agregando al déficit de medio millón de viviendas”.

Nuevas tecnologías

¿Ha cambiado algo en el sector viviendas desde aquel momento? ¿Se han sustituido las costosas tecnologías que impiden implementar planes de construcción masiva de viviendas en el país?

Para Martínez, los esfuerzos que realizó entonces el gobierno con programas de construcciones y remodelaciones de viviendas en barrios de Santo Domingo y algunas ciudades del interior, utilizando las mismas tecnologías convencionales para atacar el problema, no lograron construir y ni siquiera evitar el déficit del año.

Hace casi dos años el nuevo Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (MIVED) y el Plan de Asistencia Social de la Presidencia (PASP) firmaron un acuerdo de cooperación dirigido “a aunar esfuerzos en la construcción y equipamiento de viviendas para los sectores más vulnerables de la nación”.

Aunque en el convenio las dos instituciones prometen “incrementar la seguridad integral de las familias más vulnerables y en extrema pobreza, a través de la provisión y construcción de viviendas adecuadas, así como asentamientos urbanos y rurales dignos en todo el territorio nacional”, llama la atención que no se especifican las tecnologías ni los métodos a utilizar para lograr los señalados objetivos.

Tampoco se plantea el número de soluciones habitacionales metas a realizar anualmente o durante el cuatrienio gubernamental. Tampoco se ha hablado de estudios realizados o por realizar para establecer los nuevos estimados del déficit de viviendas en el país.

Reiteramos, no obstante, que en el actual gobierno existe el interés manifiesto de enfrentar el inconveniente, pero ¿cómo hacerlo? ¿Con cuáles políticas? ¿Con cuáles recursos? ¿Son suficientes los 190 millones de pesos que destina el gobierno en la actualidad?

Reflexiones y sugerencias

Las apremiantes circunstancias que giran desde hace tantos años alrededor del sector vivienda nos llevan a plantear las siguientes sugerencias, a los fines de que sean acogidas en los programas de gobierno de los partidos políticos que se disputarán la Presidencia de la República en el próximo año 2024:

1)       Que los partidos políticos contemplen en sus programas de gobierno 2024-2028 la realización de un plan de construcción masiva de viviendas rurales. Redirijan sus gastos hacia el campo.

2)       Que el gobierno que surja de las elecciones inicie un proceso de búsqueda y captación de nuevas tecnologías de construcción de viviendas en los países donde estas iniciativas han sido exitosas.

3)       Que se estimule la permanencia de los hombres del campo en las zonas rurales mediante la reorientación del gasto para dirigir más recursos  de inversión en el campo, así como la dotación de viviendas decentes, adecuadas y provistas de servicios (educación, agua, electricidad, telecomunicaciones y asistencia médica).

4)       Que el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (MIVED) celebre un foro de expertos que se centre en analizar y debatir la realidad del déficit de viviendas en el país.

5)       Que se introduzcan nuevas tecnologías de construcción de viviendas (prefabricadas, por ejemplo) para realizar programas de construcción masiva de casas en zonas apartadas.

6)       Que se haga una mora en las construcciones de viviendas populares en el Gran Santo Domingo y Santiago para desestimular la migración campesina. En cambio, se estimula a inversionistas (sectores bancarios y empresarios de la construcción a redirigir sus inversiones, acompañados del gobierno, a zonas productivas de los campos del país.

7)       Que el próximo gobierno destine una mayor cantidad de recursos a la construcción de viviendas rurales, a los fines de impactar un grave problema social y crear fuentes de empleos adicionales en las poblaciones del área rural.

8)       Que se implementen políticas de estímulos fiscales que convenzan a inversionistas nacionales o extranjeros a invertir en la construcción de casas en el campo dominicano.

9)       Que se explore la posibilidad de acercamientos con países que han tenido buenas prácticas de construcción masiva de viviendas.

La realización de este plan estratégico de construcción de viviendas rurales contribuiría, asimismo, a evitar el preocupante problema de la emigración del campo a las grandes ciudades. Es sabido que estas migraciones de ciudadanos desamparados y sin ninguna esperanza en sus zonas de nacimiento, terminan migrando y ocupando áreas vulnerables, orillas de cañadas y terrenos del Estado en las ciudades donde levantan casuchas en las que  viven con muchas precariedades.

La construcción masiva de viviendas rurales, además, atenuará el problema de la delincuencia y otros males que afloran y azotan en las barriadas pobres, que se fomentan, precisamente, a consecuencia de la migración campesina debido al descuido del Estado en los campos del país.

Ojalá nuestros políticos tomen en cuenta estas sugerencias y las incluyan en sus respectivos programas de gobierno para el período gubernamental del 2024-2028. Todo esto si es que realmente desean reducir la pobreza y atraer los votos del campo que son muchos y muy valiosos. ¿Estamos?

jpm-am

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