Visiones diferentes de una misma situación

Una de las preocupaciones de la medicina en épocas anteriores era la llegada de epidemias que causaban miles de muertes en los países en que se presentaban. Esta preocupación estimuló la búsqueda de medidas preventivas que evitaran esas epidemias, y como resultado de estas búsquedas surgieron las vacunas, que evitan de manera efectiva estas enfermedades y con ello las muertes masivas que causaban.

            Tan efectivas resultaron ser las vacunas que lograron la erradicación de enfermedades como la viruela y la poliomielitis, causantes de muchas muertes e importantes secuelas, como la ceguera y las lesiones músculo-esqueléticas. Recuerdo que a mi llegada a México como estudiante de medicina en 1966 era frecuente observar en la universidad estudiantes con muletas y aparatos ortopédicos de sostén osteo-muscular por las secuelas de la poliomielitis.

            Logrado el control de numerosas enfermedades con las vacunas, surgió otra preocupación: la corta esperanza de vida, sobre todo en los países pobres.  Con el apoyo de la biotecnología, se fue logrando la posibilidad de controlar la naturaleza y acceder a mejores condiciones de vida. En mis años de infancia, por ejemplo, veía como un anciano a un hombre de 50 años y no era común que vivieran 60 años. Hoy, en cambio, la esperanza de vida en el país supera los 70 años.

            Posteriormente, se han aunado a la medicina la biología molecular y la ingeniería genética y sus logros permiten asegurar una esperanza de vida de 125 años para el 2030. Esto obligó al aumento de la edad del retiro en la mayoría de los países, llevándola de los 60 a 65 y hasta los 70 años. Sin embargo, en Europa se ha dado una situación peculiar determinada por los muy bajos nacimientos y la significativa extensión de la esperanza de vida.

            El uso de células madres para el manejo de enfermedades genéticas, como la diabetes o la reversión de lesiones, como las dejadas en el corazón por un infarto al miocardio, promete aumentar la esperanza de vida por encima de los 125 años, con la particularidad de ser vidas productivas, al reducir la probabilidad de padecer enfermedades degenerativas como el cáncer y el alzheimer, y aumentar nuestras capacidades de acción en muy distintos contextos.

            Además, con el Proyecto del Genoma Humano, la fase de la secuenciación del DNA y la investigación de las células madre, podemos ver hacia delante con amplias perspectivas el desarrollo humano.

Estos logros dan respuesta a un buen número de personas y sus familias, que se mantenían esperando las curas de enfermedades devastadoras y con ello el alivio de mucha de la desdicha humana. Estas personas dan una entusiasta bienvenida a los nuevos logros bio-tecnológicos que prometen brindar cuerpos más sanos, la disminución del dolor y el sufrimiento, tranquilidad mental y una vida más larga

Los científicos y los médicos presionan para que la biotecnología aporte las respuestas que permitan aplicar tratamientos terapéuticos efectivos a los padecimientos. Pero estos esfuerzos mancomunados entre la medicina y la biotecnología requieren inversiones gigantescas con las que influyentes economistas y políticos mundiales no están de acuerdo, ya que, desde su óptica, los envejecientes, más que un trofeo representan una pesada carga para los Estados.

Así por ejemplo, Mr. Dan Patrick, vice-gobernador de Texas considera que: “Los abuelos deberían sacrificarse para salvar la economía y no paralizar al país norteamericano. Deben morir”.

Por su parte, Christine Legarde, expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y actualmente la Gerente del Banco Central Europeo, quien ya tiene su pelo totalmente encanecido, dice: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global”.  

A su vez, Taro Aso, Ministro de Finanzas de Japón expresa: “Pido a los ancianos que se den prisa en morir para que el Estado no tenga que pagar su atención”.

Estos criterios radicales de personas altamente influyentes en el mundo de seguro conllevarán a detener o, al menos, enlentecer los avances científicos y al mismo tiempo pueden disponer que las biotecnologías se utilicen como instrumentos del bioterrorismo, por ejemplo en patógenos tratados con ingeniería genética o fármacos que pueden destruir el sistema inmunológico y borrar su memoria.

Las biotecnologías pueden también fungir como agentes de control social, por ejemplo, tranquilizando a los desadaptados o anulando la fertilidad en los pobres.

Será el tiempo quien despeje las incógnitas del derrotero que se dé a estos logros médico-bio-tecnológicos.

jpm-am

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Mildred Caridad Liranzo Hernández cias
Mildred Caridad Liranzo Hernández cias
1 Año hace

Waooo mi querido Dr. Domingo Emmanuel Peña Nina, brillante su artículo, el nuevo orden mundial parece tener el control del futuro de la humanidad, soy creyente de la palabra de Díos ****r del universo, el tendra su método de revertir sus planes antihumamo.
Amigo lo felicito y reconozco que es un profesional con mucha luz.

Mónica
Mónica
1 Año hace

🤔 No se ni que decir a esto, igual creo que ya tienen resuelto nuestro futuro aquellos que no permitirán que los pobres, ni los viejos sigan caminando por el mundo que ya han tenido que luchar y que por ende merecen ser pensionados o ayudados a seguir avanzando.

Hercules Pairot
Hercules Pairot
1 Año hace

Cómo siempre,excelente y visionario artículo del Doctor Peña,donde escribe sobre pros y contra sobre perspectivas de la vida humana del presente y el futuro.
Se expresa claramente,que sobrevivan los que puedan pagar esos adelantos científicos,y sobre todo los que cuiden sus salud,física y emocional,survival of the fittest.