Una patada a la Constitución por vía de la popularidad

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El autor es periodista. Reside en Miami.

Cobijados por los duendes dominicanos de las encuestas de opinión, los reeleccionistas apelan a un alto nivel de aprobación popular del Presidente Medina para llamar a una reforma constitucional y abrir el camino a un segundo término de gobierno.

Prefiero pensar que son oportunistas, pues de lo contrario estaríamos ante  una  gran amenaza; porque nada hay más peligroso que un bruto con iniciativa.

Qué más da los altos niveles de simpatía del mandatario, pues que se sepa, las constituciones no se reforman por simpatías ni apoyo populista.  Situación  que podría inducir a otro peligro, que es el poder en manos de las masas irredentas e  ignorantes, que  son esos llamados grupos mayoritarios,   movidos  por mandato de quienes los llevan como borregos al sacrificio y esos  colectivos  suelen envalentonarse por orientaciones superiores y cambios que llegan desde arriba.

Niveles de extraordinaria aceptación a la hora del vencimiento de su mandato, lo tuvieron Bill Clinton, Ronald Reagan, Pepe Mujica, Lagos, Michelet y hasta Leonel, que tenía  buen posicionamiento en el 2012; pero a ninguno se le ocurrió la torpeza conceptual de una reforma constitucional para reelegirse.

Que hay  popularidad, aclamación, apoyo y bocinas mediáticas, es cierto;  y que eso tuvieron Fidel, Trujillo, Chávez y otros, pero sus legados nada  tienen que ver con la democracia y el desarrollo.

Es evidente que nuestra vida política está llena de oscuridades que no caben en el abecedario de la lucidez institucional, que nos arrastran  al desconsuelo y parece que debemos resignarnos  a que el pueblo y los partidos,  padezcan de locuras colectivas; y además tolerar  los pujos reeleccionistas con atuendo  y máscara  impostora, cantando ilusiones y apostando a que el pueblo crea que las percepciones  de ellos, sean las  creadoras de la realidad.

Sin animosidad contra el Presidente Medina, ante la cantaleta  de las “encuestas constitucionales”,  solo como analogía, asocio a Jorge Luís Borges, quien expresaba que el “el fútbol es popular, porque la estupidez es popular” y a Cabrera Infante, que calificó el fútbol, a pesar de su popularidad, de “juego nefasto, porque se juega con los pies y no hay movimiento tan feroz  como dar una patada”.

Que se pretende ahora?…dar una patada a la Constitución por vía de la popularidad.

rubenpresbot@yahoo.com

jpm

 

 

 

 

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