Una patada a la Constitución por vía de la popularidad
Cobijados por los duendes dominicanos de las encuestas de opinión, los reeleccionistas apelan a un alto nivel de aprobación popular del Presidente Medina para llamar a una reforma constitucional y abrir el camino a un segundo término de gobierno.
Prefiero pensar que son oportunistas, pues de lo contrario estaríamos ante una gran amenaza; porque nada hay más peligroso que un bruto con iniciativa.
Qué más da los altos niveles de simpatía del mandatario, pues que se sepa, las constituciones no se reforman por simpatías ni apoyo populista. Situación que podría inducir a otro peligro, que es el poder en manos de las masas irredentas e ignorantes, que son esos llamados grupos mayoritarios, movidos por mandato de quienes los llevan como borregos al sacrificio y esos colectivos suelen envalentonarse por orientaciones superiores y cambios que llegan desde arriba.
Niveles de extraordinaria aceptación a la hora del vencimiento de su mandato, lo tuvieron Bill Clinton, Ronald Reagan, Pepe Mujica, Lagos, Michelet y hasta Leonel, que tenía buen posicionamiento en el 2012; pero a ninguno se le ocurrió la torpeza conceptual de una reforma constitucional para reelegirse.
Que hay popularidad, aclamación, apoyo y bocinas mediáticas, es cierto; y que eso tuvieron Fidel, Trujillo, Chávez y otros, pero sus legados nada tienen que ver con la democracia y el desarrollo.
Es evidente que nuestra vida política está llena de oscuridades que no caben en el abecedario de la lucidez institucional, que nos arrastran al desconsuelo y parece que debemos resignarnos a que el pueblo y los partidos, padezcan de locuras colectivas; y además tolerar los pujos reeleccionistas con atuendo y máscara impostora, cantando ilusiones y apostando a que el pueblo crea que las percepciones de ellos, sean las creadoras de la realidad.
Sin animosidad contra el Presidente Medina, ante la cantaleta de las “encuestas constitucionales”, solo como analogía, asocio a Jorge Luís Borges, quien expresaba que el “el fútbol es popular, porque la estupidez es popular” y a Cabrera Infante, que calificó el fútbol, a pesar de su popularidad, de “juego nefasto, porque se juega con los pies y no hay movimiento tan feroz como dar una patada”.
Que se pretende ahora?…dar una patada a la Constitución por vía de la popularidad.
jpm