Una increíble mujer llamada Cleopatra 

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«Si Cleopatra hubiera tenido una nariz más corta hubiera cambiado la faz del mundo”. Pascal

Egipto desde hace milenios es un cofre de misterio, un baúl de secretos guardados por el tiempo y ocultado a las generaciones posteriores que se consumen en la curiosidad de saber ¿cómo despejar esas verdades enterradas como diamantes?

Quizás uno de esos tesoros sepultados por siglos es la fuerza de seducción de una mujer llamada Cleopatra, .que ha sido la fuente de inspiración de casi todas las damas del mundo que desearon y quieren ser tan hermosa y conquistadora como la admirable reina de los egipcios.

EL AUTOR es abogado y escritor. Reside en Santo Domingo.

Con la vida de la bella Cleopatra (69-30 A.C.) se confirmó en la historia que la cama de una pareja gobernante es el verdadero trono del poder y que no son en los salones palaciegos ni en los despachos donde se toman las grandes decisiones políticas sino en la alcoba. Lo que llega al escritorio es tan solo lo dispuesto en la habitación, no por reyes, faraones, príncipes o mandatarios sino por su mujer. ¿Cuántas decisiones de Alejandro Magno se debieron a las recomendaciones de Roxana o Aspasia?, dos mujeres a las que amó y que guiaron su mano para empuñar la espada y matar, o para sujetar la pluma y firmar. ¿Habrá influido Popea sobre Nerón? A lo mejor Claudia dio la idea de quemar a Roma. Quizás la tercera esposa de Nerón Estatilia Messalina terminó degenerando al dictador.

Hay quienes piensan que si Benito Mussolini le hubiese hecho caso a las palabras de su esposa Rachele, Italia se habría librado de muchos crímenes políticos. Y existen hipótesis de que si Abraham Lincoln hubiera atendido la advertencia de su compañera Mary Ann Todd, no pierde la vida en el teatro donde fue asesinado.

En los recónditos misterios del poder, una vez desempolvados, quedan al desnudo los reales poderes de Venus (diosa romana del amor y la belleza) que enseñan que, las razones de cancelaciones, nombramientos, ejecuciones, guerras y de trascendentes decisiones, surgieron en la cama después de caricias y juegos eróticos. Porque aunque parezca increíble, el poder efectivo no lo ejerce el marido sino su cónyuge, pues los caballeros gobernantes temen a la expresión de “te lo dije”. Con justicia las mujeres fueron  quienes –detrás o delante de un gran hombre- dirigieron los colosales imperios de la humanidad y si muchos se cayeron a lo mejor fue por desoír los consejos de la esposa.

La niña del Nilo con piel de trigo

Una flor en el desierto  puede pasar desapercibida a pesar de ser bella. Pero si esa misma flor crece en los balcones del palacio de los reyes todos aprecian admirados su hermosura.  Cleopatra nació y creció en la suntuosidad y lujos del castillo de sus padres faraones. Desde que llegó a este mundo su exótica belleza no pasó desapercibida como las flores en el desierto. La niña del Nilo tenía la piel de trigo. Su rostro pareció emerger para ser convertido en una momia que la humanidad de siempre pudiera apreciar que, el perfil de su nariz semejaba el descenso del Nilo desembocando en sus labios de mediterráneo, ante la emoción de las alegres palmeras de sus cejas.  ¿Cómo callar contemplando sus pómulos dorados cual sol iluminando las pirámides inmortales? Su figura semejó las esculturas de mármol que los artistas diseñaban para las diosas en los pórticos  de los templos sagrados.

Enseñan los textos históricos que cuando Alejandro Magno se impuso en Egipto en el año 332 A.C., uno de sus generales, Ptolomeo I, iniciaría la dinastía que durante más de 300 años rigió a título de faraones el país del norte de África cuyas tierras son regadas por el río más largo del mundo, el Nilo. Para el año 52 A.C. Egipto era gobernado por Ptolomeo XII, quien antes de morir ahogado en el Nilo dejó el trono a dos de sus hijos, uno de ellos de diez años de edad y la otra Cleopatra Filopator Nea Thea, tenía dieciocho. Fue la séptima en llevar ese nombre dentro de la familia, era hija de Cleopatra V y Ptolomeo XIISu sangre era totalmente griega. No tuvo ni una gota de estirpe egipcia o africana. Lo que sí se sabe es que Cleopatra VII fue la primera reina ptolemaica que aprendió el idioma egipcio.

Todos los testimonios de su tiempo indican que fue una mujer muy inteligente, culta y depurada. Cuando se presentó en público por primera vez con catorce años, además del griego, ya hablaba egipcio demótico, hebreo, sirio, arameo y algo de latín. Fue educada por un elenco de profesores griegos y era versada en literatura, filosofía, música, política, matemáticas, medicina y astronomía.  Tuvo cinco hermanos, dos varones y tres hembras: Ptolomeo XIII, Ptolomeo XIV, Cleopatra VI, Berenice IV y Arsinoe IV. De sus uniones con César y Marco Antonio procreó tres hijos:Cesarión, Alejandro Helios y Cleopatra Selene.

¿En verdad Cleopatra fue una beldad?

Ninguna otra imagen de mujer en la historia ha sido más mirada que Cleopatra y quienes aprecian sus retratos o pinturas no son exclusivamente los varones, también las ven millones y millones del género femenino, que además se comparan físicamente con ella. ¿Quién puede dudar que Cleopatra sea una meta o un nivel al que se aspira llegar en los cánones mundiales de belleza? ¿Qué si realmente fue hermosa? Ya eso no tiene importancia porque la reina de Egipto Cleopatra VII, es sin discusión una leyenda nacida de su propia inmortalidad, un mito desafiante y vencedor de los tiempos. Una fábula que como una fantasía erótica disfrutan sus interminables fanáticos, porque su sensualidad falsa o de verdad no frena las exclamaciones de los hombres del planeta: ¡Oh mi bella Cleopatra! ¡Oh mi reina Venus, daría mi vida por estar a tu lado!

La excelsa figura de Cleopatra -como el Quijote-, es un símbolo imposible de negar porque a veces la ficción es más verosímil que la realidad misma, sobre todo, para aquellos que en las cotidianidades del diario vivir luchan contra molinos de viento. “Los artistas –escritores, pintores, escultores- las han utilizado y a veces transformado durante siglos. Y hasta puede decirse que cada época, desde la antigüedad al presente, ha creado su propia Cleopatra”. Así expresan Isabel Valverde y Marina Picazo en un trabajo sobre el tema. Mientras el prestigioso historiador Plutarco, destacó en su obra “Vidas Paralelas” –Tomo IV- al hacer la biografía de Marco Antonio, lo siguiente de la belleza de esta diva:

«Se pretende que su belleza, considerada en sí misma, no era tan incomparable como para causar asombro y admiración, pero su trato era tal, que resultaba imposible resistirse. Los encantos de su figura, secundados por las gentilezas de su conversación y por todas las gracias que se desprenden de una feliz personalidad, dejaban en la mente una espina que penetraba hasta lo más vivo. Poseía una sensualidad infinita al hablar, y tanta dulzura y armonía en el son de su voz que su lengua era como un instrumento de varias cuerdas que manejaba fácilmente y del que extraía, como bien le convenía, los más delicados matices del lenguaje». También es conocido que  el genio de Pascal, en el siglo XVII escribió una frase sobre Cleopatra que dice: «Si Cleopatra hubiera tenido una nariz más corta hubiera cambiado la faz del mundo.

Dos conquistadores conquistados 

El poder de conquista y la fuerza de combate del general Julio César no han tenido comparación en la historia. Él fue capaz de hincar al mundo a sus pies. Nadie por encima de su silla, ningún ejército venció su espada. Sin embargo, la picardía y energía de seducción de una mujer logró arrodillar a su pleno dominio al hombre más poderoso del universo. Ella jugó con el alma enamorada de este hombre a su antojo, y aunque ninguno lo había dicho hasta ahora, en esencia, el poder del Imperio Romano estuvo en sus manos, porque aunque oculto, en la bella Cleopatra, había en potencia, la inteligencia de decenas de César o de centenares de Marco Antonio.

Gran equivocación de la humanidad que solo ha recibido el poderío de oro de su belleza o beldad para decir sin conocerle, “la mujer más linda de la historia”. Con su pleno derecho a réplica protegemos su actitud a levantarse de su sepulcro a defender su verdad. –No puedo permitir la mentira cobarde de los historiadores que solo escriben de mis poderes de Venus sin apreciar que el poder de esa Venus no estaba en sus encantos íntimos sino en la manera que íntimamente yo encantaba con mi inteligencia  a quienes llegaban donde mi solo pensando en Venus. Es lamentable que el mundo continúe apreciando mi imagen sin penetrar a la sólida zapata de mi cultura, César me quiso más por eso que por mis atributos y si se hubiese llevado de mis consejos no muere en manos de Bruto.

El testimonio póstumo de Cleopatra, revelado por vez primera en este artículo, parece separar las lozas de su tumba para continuar su defensa:

“Pero también pasó con mi compañero Marco Antonio, que se centró en mi carne y no en mi cerebro, por eso lo único grande para mi de su compañía fue no dejarlo solo el día de su muerte y le acompañé como había jurado a serle fiel muriendo conjuntamente con él en ese memorable suicidio de amor y lealtad. Si los hombres supieran la capacidad que tenemos las mujeres de ver más allá que ellos los síntomas de la traición, porque nuestro penetrable olfato nos facilita descubrir los engaños antes de llegar. Los varones a lo mejor desconocen que a nosotras ni las propias mujeres nos engañan, y no es por astucia sino por inteligencia”.

Corría el año 48 A.C. y Julio César decidió viajar al legendario país de las pirámides para recoger las deudas que la dinastía de los Ptolomeo había acumulado con el Imperio Romano que él presidía. El emperador sabía que Egipto estaba en la absoluta miseria, pero imaginaba que en las arcas públicas debían estar almacenados  algunas prendas preciosas o diamantes que pudiera tomar como pago de lo adeudado. Fue grande su sorpresa porque no encontró nada de valor. Desde entonces una ansiedad por regresar a su palacio le cubrió el ánimo. “Nada de valor”. Repetía, mientras las calientes arenas del desierto le invitaban a marcharse. De repente, el rayo de una interrogante le calcinó el pensamiento: ¿Y Cleopatra?

Sin saberlo, también la bella reina se preguntaba desde su escondiste, (por qué la habían tumbado del trono), ¿y Julio César? Las dos interrogantes tuvieron un punto de encuentro marcado por el destino. El poder de Venus cara a cara con el poder del poder. César y Cleopatra frente a frente. Un instante o una página abierta para la posteridad. “Nada de valor” pareció transformarse en un “Todo el valor”. Cesar vio en el rostro de Cleopatra la riqueza que él buscaba para saldar una deuda inmensa. Y Cleopatra no ignoró que ella era el erario para solventar todo lo adeudado por años.

Así nació un amor interesado que se fue desinteresando mientras más se amaron. César tenía 29 años de edad, Cleopatra 22. La pasión se desbordó  como río crecido. César encontró una fortuna y quiso dilapidarla sin control. Se sintió un hijo pródigo del afecto de Cleopatra, que no deseó ser austera en su sensualidad. Casi todos los hombres de Roma envidiaban a César y casi todas las mujeres envidiaban a Cleopatra. La unión duró cuatro años porque César fue asesinado por Bruto.

Tiempos después, uno de los que envidiaban a César, su seguidor Marco Antonio subió al supremo poder de Roma, pero fue igualmente seducido por Cleopatra que ya se había quitado el luto de César. Ambos se enamoraron hasta el escándalo. El dinero de los contribuyentes se gastó en cenas costosas y en vinos de los más caros. Marco Antonio se puso loco mientras Cleopatra pareció perder el juicio. Sin embargo, una conspiración en su contra dio su fruto, pues Octavio el hermano de Octavia la esposa legítima de Marco Antonio lo derrocó del poder. Su último deseo fue matarse antes de ser tomado prisionero. La pareja decidió suicidarse. Cleopatra no había cumplido los cuarenta, era el mes de agosto. Que coincidencia que dos mil años después, sin haber cumplido los cuarenta y en el mismo mes de agosto, muere otra Venus del poder, Marilyn Monroe.

De la tumba de Cleopatra, buscada en la actualidad por arqueólogos, el viento disipa el polvo acumulado en dos milenios y esculpido en idioma griego leemos su epitafio en la oscuridad de los siglos:

 “No me recuerden por bella ni por seductora de reyes. Soy la imagen de una mujer inteligente atrapada en su sexualidad. Mi cuerpo fue mi cárcel”.

jpm-am

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Aberto Acosta.
Aberto Acosta.
4 meses hace

es un artículo genial, escrito por erudito que tiene acumuladas en su cerebro informaciones de todas las fuentes del saber. escribir un artículo cuyo contenido refleja extensa revisión de variadas fuentes de información y del conocimiento es de seres excepcionales. veamos: lo sensual-sexual, la belleza, las la historia, la arqueologia, lo religioso, el poder, la poesia y lo sublime. creo que más allá de articulista eres escritor. y sus libros?.

BUEN_PNDJO
BUEN_PNDJO
4 meses hace

al momento de leer este disparate, me encuentro en el retrete, ya que es único lugar en que le dedico un poco de tiempo a porquerías como esta. no hay que ir tan lejos para comprender que el descerebrado articulista «copió, pegó, tergiversó, etc. etc.» todas narrativas relativa a ese personaje, ya que estoy 100% seguro que no sabes ni mier…da sobre el tema.

Elgua Son
Elgua Son
4 meses hace

y a la tal «cleopatra» no le jedia el c u l o ?.este mono idiota con cara de haitiano ni a su madre respeta y mucho menos a su mujer si es que tiene.

Hi Camilo
Hi Camilo
4 meses hace

me encanto el articulo, lo unico que noto que esta sobreabundante, y muy largo para un medio digital, regularmente lo leo en el bus y en ocasiones no tengo el tiempo, solo espero que para el proximo sea mas conciso, así me da la oportunidad de leerlo en dos ocasiones.