Un cristianismo indeterminado

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EL AUTOR es ministro cristiano. Reside en La Vega.

Los casi dos mil años de existencia del cristianismo lo ha convertido en un adefesio, ya que es difícil determinar el verdadero cristianismo. Por un lado, ha recibido tantas interpretaciones que se hace complicado definir qué es cristianismo y qué es filosofía cristiana.

Cada corriente del mismo, no le importa reconciliar con las demás, sino que se agiganta como un elefante invencible, aumentando la diatriba al respecto. Todo este tiempo ha sido perdido, para el propósito de definición del mismo.

La influencia pagana, filosófica y de la ciencia en el cristianismo, lo está descuartizando poco a poco. El verdadero cristianismo es excluyente en el sentido de que no acepta contaminaciones extrañas, aunque en sí es incluyente en relación a los humanos. Por eso, cada persona que se hace cristiana, debe renunciar voluntariamente todas creencias y prácticas diferentes, reconociendo que en el cristianismo no se impone, sino se expone.

El hombre ha utilizado el cristianismo como bien le parece, podemos decir que es una perfecta democracia religiosa cristiana. En los primeros V siglos, «los padres de la iglesia,» mantuvieron más o menos, creencias aceptables. Sin embargo, en los siglos siguientes mediatos se desató un surgimiento de doctrinas procedentes del paganismo y de interpretaciones interesadas, que hizo posible el gran Cima del siglo XI. Este rompimiento entre el Este y el Oeste de la iglesia, empeoró más la situación, porque en lugar de unificación de criterios, se distanciaron más y más.

Y en los últimos XI siglos, se ha enarbolado el pensamiento de volver a la Biblia, pero esto ha sido imposible.  La Reforma, la Contra- Reforma, el movimiento de Restauración, y todo esfuerzo que se ha hecho, no ha dado los resultados esperados. En el pasado siglo, se trató de inventar un movimiento de ecumenismo, que se ha ido apagando, como una vela encendida. No se vislumbra una verdadera solución a la demanda de unidad que existe. Por eso, en las últimas décadas se habla de «unidad en la diversidad,» lo cual indica el fracaso de dicho esfuerzo unitario.

Hemos heredado un cristianismo indeterminado, podemos seguir en la misma ruta, o podremos parar y tratar de buscar el rumbo correcto. Nos toca aportar todo lo que podamos para conseguir el genuino cristianismo. No podemos ser pesimistas, pero creo que el fundamento está en aprender a amar al prójimo como a sí mismo. Sólo el verdadero amor a Dios y a nuestros congéneres puede llevarnos al objetivo deseado. El amor alejará todo egoísmo y entonces, el espíritu del contenido doctrinario podrá obtenerse. Tiempo es volver a amarnos como criaturas de Dios.

Gracias a Dios, todavía sostenemos que la Biblia contiene la palabra de Dios; que las promesas de Dios, son reales; que la fuente del conocimiento está en Dios y; que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová. Esas verdades en un grupo determinado de creyentes bien intencionados, nos dará un resultado positivo. El camino es duro, las dificultades muchas, pero si queremos podremos llegar a puerto seguro. Pero, se requiere de una renuncia de los intereses y convertirnos a Cristo, comprometiéndonos con Jesucristo.

El apóstol Pablo vivió momentos similares, por lo que, puede servirnos de referencia en la búsqueda de un cristianismo real y determinado. Los buenos ejemplos hay que seguirlos y sobre todo, cuando éstos son bien intencionados.  Por eso, escribió a los corintios: «Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer» I Co. 1:10.

El siglo XXI, se ha considerado como «el siglo de la espiritualidad». sin embargo, lo que va de él, puede considerarse como el siglo de la carnalidad. Por eso, hago un llamado a que despertemos del sueño, para que la luz de Cristo nos ilumine, y nuestro entendimiento sea renovado para alcanzar la espiritualidad necesaria.

Los grandes líderes religiosos, pueden hacer una cumbre, con el objeto de volver a la Biblia.; sabemos que ha habido encuentros importantes, pero ha sido en una unidad en la diversidad, que refleja un pequeño acercamiento. Hay que dar pasos más firmes, constantes y claros que unifiquen el pensamiento cristiano, conforme a la Biblia.

Es un deber de nosotros, dejar a las generaciones venideras, un cristianismo bien determinado, definido, objetivo y espiritual conforme a la voluntad de Dios. Ellas no serán responsables de andar erróneamente, si heredasen lo que hoy tenemos. En el pasado hubo hombres muy importantes, quienes aportaron a lo poco bueno que conservamos, como fueron Martín Lutero, Juan Calvino, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, entre otros.

Ahora, debemos impulsar hacía la luz y gloria del evangelio, para que sea parte fundamental de nuestras creencias y que el resto de la palabra de Dios, nos edifique para crear un nuevo hombre producto del cristianismo de Cristo.

JPM

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Pitili
Pitili
3 Años hace

Si aceptamos que la Democracia significa,donde mandan/ deciden la mayoría de personas,,,el cristianismo que practican las religiones,no puede llamarse democrático,en ellas,las religiones cristianas,las mujeres se le niega acceder al mando

Zumarraga
Zumarraga
3 Años hace

Noo, no, importa cuantos cristianismos hayan, todos son una falacia, un invento copiado de otras religiones mas viejas con el mismo personaje alegorico, que ustedes le llaman Jesus el Cristo, Ese es el mismo Zaratustra, y san se acabo.