Un ancla que limita expansión del turismo de RD (OPINION)
Nuestro turismo es un motor poderoso, capaz de impulsarnos hacia un crecimiento sostenible y consolidarnos en el mercado global, siempre y cuando sepamos dirigirlo con visión y propósito. El país cuenta con una “caja de herramientas” invaluable en su biodiversidad y en el creciente desarrollo de infraestructura.
Sin embargo, el peso de la dependencia al turismo de sol y playa es como un ancla que limita su expansión. Sin una mejora en la calidad de los servicios y un compromiso con las comunidades receptoras, ese motor podría quedarse sin impulso.
Durante la segunda edición del “Tourism and Real Estate GC Roundtable” en Santo Domingo, se subrayó la importancia de dos elementos esenciales para el éxito del sector: un plan nacional de turismo y la ley de ordenamiento territorial. Uno es el “norte” que guiará al sector, y el otro es el “compás” que mantendrá el equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad, garantizando que nuestro crecimiento sea ordenado y competitivo.
El turismo dominicano enfrenta amenazas de gran envergadura, como el cambio climático y la competencia con otros destinos. Sin embargo, el enfoque en turismo sostenible es una “llave maestra” que puede abrir nuevas oportunidades. Este modelo no solo fortalece la economía; promueve una sinfonía entre lo social y lo ambiental, exigiendo una orquesta de esfuerzos: integración comunitaria, capacitación continua del personal, y el fomento de nuestra diversidad cultural.
Rompe cabezas
En regiones como Verón-Punta Cana, el crecimiento poblacional desmedido ha convertido la provisión de servicios básicos en una especie de “rompecabezas” que requiere soluciones urgentes. La falta de agua potable y un deficiente manejo de aguas residuales representan una amenaza que podría “apagar la llama” del turismo sostenible, arriesgando la calidad de vida de la comunidad local. Esta situación exige una respuesta colectiva y una gestión eficiente para prevenir que este “barco turístico” encalle.
En el turismo, las alianzas son como un “puente” entre lo económico, social y ambiental. Incluso incluir a las comunidades locales en el desarrollo turístico amplía el impacto positivo, asegurando que todos se beneficien del crecimiento. A nivel mundial, destinos como Costa Rica y Chile han demostrado el valor de la sostenibilidad. Costa Rica diversifica su oferta más allá de las playas, mientras que Chile destaca su riqueza cultural, como si ofrecieran a los visitantes una “paleta de colores” que atrae y cautiva por su diversidad.
Así como un pintor necesita de una amplia gama de colores, nuestro país requiere un plan de turismo integral que abarque distintas estrategias. Solo con un “lienzo” de planificación adecuado y el “pincel” de una participación inclusiva, lograremos resaltar nuestras fortalezas, atenuar nuestras debilidades y transformar las amenazas en oportunidades.
En la reciente edición del ‘Tourism and Real Estate GC Roundtable’, se destacó la urgencia de implementar un plan nacional de turismo y la ley de ordenamiento territorial como claves del éxito sectorial.
La colaboración entre el gobierno, el sector privado y las comunidades locales es el “pegamento” que mantendrá cohesionado nuestro ecosistema turístico. Con esta sinergia, nos afianza como un destino turístico líder en el Caribe, celebrando y preservando su oferta turística para el beneficio de todos.
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