‘Tarde para la ira’ y ‘Un monstruo viene a verme’ se reparten Premios Goya
Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, y Un monstruo viene a verme, de J.A. Bayona, se han repartido la gloria de los Premios Goya, con cuatro y nueve estatuillas respectivamente. La ópera prima de Arévalo ha ganado cuatro Goyas, incluidos el de película y director novel, mientras que la de Bayona ha ganado nueve ‘cabezones’, la mayoría técnicos, excepto el de mejor director.
En total, Tarde para la ira ha ganado cuatro de los once Premios Goya a los que estaba nominada: mejor película, director novel, mejor actor de reparto (Manolo Solo) y mejor guion original. La cinta de Bayona, que partía con 12 nominaciones, se ha llevado los premios de mejor dirección de fotografía, mejor maquillaje y peluquería, mejor dirección artística, mejor dirección de producción, mejor música original, mejores efectos especiales, mejor sonido, mejor montaje y mejor director.
El hombre de las mil caras se ha llevado dos premios de once posibles, los de guion adaptado, para Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, y el de actor revelación para Carlos Santos. De las otras grandes favoritas, Julieta y Que dios nos perdone se han ido a casa con un Goya cada una, los de mejor actriz y mejor actor.
La noche de Arévalo y Bayona
Raúl Arévalo ha empezado la noche subiendo a recoger el primer premio de la ceremonia, el de mejor director novel. Casi tres horas después, la última en recoger premio era la productora de su película, Beatriz Bodegas, que subía a por el Goya a mejor película al escenario del Marritot Auditorium Hotel, que ha vuelto a acoger un año más la gala.
La ceremonia ha sido la más corta de los últimos años, con apenas tres horas de duración, pese a que se ha alargado unos 15 minutos más de lo previsto, y la ha vuelto a conducir el humorista y actor malagueño Dani Rovira, acompañado sobre el escenario por los 70 músicos de la Film Symphony Orchestra.
Arévalo ha agradecido el Goya a mejor dirección novel a todo su equipo por «hacer realidad» su «sueño», a su padre por hacerle «amar el cine» y a los directores con los que ha trabajado desde 2016 de los que ha aprendido el oficio. En la recta final de la gala, el actor y director recogía el premio al mejor guion original, acompañado de David Pulido, coguionista con el que ha trabajado en este trhiller durante ocho años.
Y dos secuencias y apenas siete minutos en pantalla en Tarde para la ira han servido a Manolo Solo para alzarse con el premio a mejor actor de reparto. Solo, que ha recogido el Goya de manos de Daniel Guzmán, Natalia de Molina y Miguel Herrán, ha reconocido sentir el «cariño de la gente» gracias a este personaje, que ha agradecido al director Raúl Arévalo: «Gracias por darme libertad, darme confianza, gracias por dirigirme, gracias por tirarme por un barranco porque creías que tenía alas para volar; efectivamente las tenía».
Por su parte, Bayona, que recogía su tercer Goya como director y se ha emocionado con cada una de las estatuillas que ha ido recibiendo su película, ha estado bastante sereno cuando ha subido a recoger su premio, un galardón que ha dedicado especialmente a su padre. «Gracias por contagiarme el amor al cine y el poder transformador de la cultura para bien. La cultura es necesaria y hay que apoyarla todos», ha dicho en su discurso.
El doblete de Emma Suárez
Y una mujer, Emma Suárez, ha sido otra de las grandes triunfadoras de la noche al hacer doblete y llevarse los Goya de mejor actriz, por Julieta, y mejor actriz de reparto, por La próxima piel. Esto solo había ocurrido una vez anteriormente, en 1988, y lo logró Verónica Forqué con La vida alegre y Moros y cristianos. Suárez, que hacía 20 años que había recogido su primer Goya con El perro del hortelano, subió primero a recoger el Goya de mejor actriz de reparto por La próxima piel.
«¡Qué pena que solo un ocho por ciento de los actores podamos vivir de esto. Me quedo helada», ha dicho Suárez al recoger el Goya a mejor actriz por un personaje que «sufre tanto». «Gracias por ser tan exigente, minucioso, impecable y tan difícil a veces, porque eso hace que una lo pase fatal y quiera mejorar», ha dicho la actriz madrileña a su director, Almodóvar, quien ha sido precisamente el encargado de entregarle el premio.
En el premio de actriz de reparto, dedicado a sus hijos, Suárez agradeció el «gran trabajo» que había hecho Isaki Lacuesta, que había necesitado diez años para lograr sacar adelante una película que «habla de la necesidad de amar» .
En categoría masculina, el premio a mejor actor ha sido para Roberto Alámo por Que dios nos perdone. En su discurso de agradecimiento, Álamo ha tomado el testigo del lamento de la inestabilidad laboral de los actores al dedicar su premio a todos los actores y actrices españoles, pero «especialmente a todos los que no trabajan«, con quienes se encontrará sobre un escenario algún día para decirse «todas las verdades».
También reivindicativo ha estado Carlos Santos, que ha ganado el premio a mejor actor revelación por El hombre de las mil caras, un galardón que ha dedicado a su hermana Laura, enferma de cáncer y que no podía estar acompañándole en la gala, en el Día Mundial contra el Cáncer.
Otro de los momentos emotivos ha sido el de Goya a mejor canción original, que ha ganado Silvia Pérez Cruz con «Ai, ai, ai» de Cerca de tu casa, una cinta denuncia del drama de los desahuciados, cuya letra ha entonado al recoger el premio y ha dedicado a este colectivo.
Como un torbellino ha salido Anna Castillo a recoger el premio a mejor actriz revelación por El olivo. «Estoy flipando», ha dicho emocionada la actriz de 23 años, que ha querido dedicar especialmente su ‘cabezón’ a su amiga y compañera de nominación, Belén Cuesta (Kiki, el amor se hace): «Gracias tía, esto es tuyo, eres la persona de la que más he aprendido como actriz en estos años», le ha dicho.
El premio a mejor película europea ha sido para Elle y El ciudadano ilustre se ha llevado el de mejor película iberoamericana.
«El cine genera riqueza para el Estado»
En la fiesta del cine español, la Academia de Cine ha aprovechado para reivindicar el papel de la industria en el eterno debate sobre las subvenciones del cine. «El cine español no vive del Estado, genera riqueza para el Estado, a pesar del desempleo que golpea a actores y creadores (92%) somos un sector que genera riqueza y oportunidades», han resaltado en el discurso que han pronunciado mano a mano Yvonne Blake y Mariano Barroso, presidenta y vicepresidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.
El único Goya que tenía nombre antes de comenzar la ceremonia era el Goya de Honor de Ana Belén, que ha denunciado la «pavorosa» inestabilidad laboral de la mujer en el cine español y ha concluido criticando la falta de apoyo del Gobierno: «Salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes». Ana Belén también se ha llevado el «premio» a la más elegante en la alfombra roja.
También ha reivindicado el papel de la mujer en el cine Dani Rovira, y qué mejor manera que con unos tacones puestos. «Hace falta más mujeres que hagan películas», ha dicho el actor malagueño, que ha dado cifras para demostrar la discriminación: en todas las películas de 2016, han participado 303 actores frente a 230 actrices y 78 directores frente a 18 directoras.
Ese ha sido el tono general reivindicativo de la gala, que ha tenido poca carga política -no ha habido ni protestas de ningún colectivo en la puerta-. De hecho el presentador ha saludado al principio a los políticos y les ha anunciado que les iban a dedicar «el tiempo proporcional que ustedes han dedicado en sus discursos, programas electorales y debates a la cultura». Solo ha tenido protagonismo con nombre y apellidos Donald Trump: «Que sepas que en España cine se escribe con «i» latina».
Rovira ha vuelto a bromear, entre otros, con Penélope Cruz -a la que le ha cantado «La bien pagá»- y el ministro de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo. También, después de que el malagueño lamentara el año pasado haber presentado la ceremonia después de las críticas que recibió en redes sociales, ha bromeado sobre este tema durante gran parte de la noche. «Después de todas las sonrisas, los aplausos, las muestras de cariño, sí me ha merecido la pena presentar la gala. Ahora, eso sí, por si acaso el Twitter me lo quito», ha concluido Rovira.