Solo para sancristoberos: Recuerdos del río Yubazo
Los jóvenes de hoy en la ciudad de San Cristóbal –digamos los que tienen menos de 50 años de edad- no se imaginan, por más que le cuenten, cuál era el panorama exuberante que presentaba el vasto territorio que conformaba en esa demarcación la hacienda Fundación y, dentro de ella, los ríos Yubazo y Nigua.
Se trataba de una finca enorme, de óptima organización, productiva en todas sus áreas, bien aprovechada y, especialmente, metódicamente cuidada y protegida.
Hablar de ella no es nuestra intención en esta ocasión, sino de los dos ríos que la atravesaban, el Yubazo y el Nigua, hoy casi desaparecidos.
Cuando muchacho (digamos que alrededor de 1957), quien escribe estuvo en tercer curso del nivel primario en una escuelita que el generalísimo Trujillo, dueño de la finca y amo absoluto del país, hizo construir a menos de 300 metros de la llamada “puerta de la hacienda”.
El plantel escolar, en ese entonces dirigido por la profesora Candita Uribe, formaba parte de una hilera de casas (una de las cuales correspondía a la Administración de ese emporio) que se extendía desde la misma puerta de entrada hacia un poco más adentro, prácticamente hasta la ribera del Yubazo.
La escuelita, una de cuyas maestras era Nereyda Polanco Suriel, quien aún vive en el 2020, fue instalada para acoger los hijos de las decenas de trabajadores de la hacienda. Pero como concepción especial aceptaba algunos alumnos del poblado, aunque sus padres no tuvieran nada que ver con Fundación, como fue mi caso.
La familia Pimentel Muñoz vivía a corta distancia de la Puerta de la Hacienda, en el área que dominaban el edificio de Correos y Telecomunicaciones y la Escuela Pública. Desde allí caminaba todas las tardes unos 500 metros hasta la denominada Escuela de la Hacienda, que aunque funcionaba en dos tandas, solo llegaba hasta tercero de primaria.
EL YUBAZO
A pesar de ser alumno del plantel, por mi edad y timidez –y sobre todo por mi escaso “tigueraje”- nunca me acerqué al Yubazo y mucho menos al más lejano río Nigua.
Pero escuchaba a los otros alumnos contar sus historias de baños y correrías en los predios contiguos a las dos vías de agua.
Vale resaltar que en esa época el Yubazo era mucho más débil, pero registraba crecidas de tiempo en tiempo que tenían repercusión en San Cristóbal. A principio de la década del 50 había contado con caudal regular, como nos ha explicado Juan Maldonado Santana, quien se crió dentro de la finca, donde su padre, Angito Maldonado, fue empleado con cercano contacto con el Jefe)).
No es mi propósito dar pormenores del Nigua, sus historias y charcos, en este artículo de recuerdos.
Lo que quiero es poner en conocimiento de ustedes el texto de un documento de 1950 que pone en evidencia la fuerza con que ocasionalmente bajaba el Yubazo, que era afluente del Nigua.
DOCUMENTO
14 de junio de 1950.
No. 07421
Del : Jefe de Estado Mayor, E.N.,
Al : Honorable Secretario de Estado de Guerra, Marina y Aviación, Comandante en Jefe del Ejército- Su Despacho.-
Asunto : Informe de novedad.-
1.- Muy respetuosamente llevo al elevado conocimiento de esa Honorable Secretaría de Estado, que el Comandante del Distrito Militar nos ha informado, que ayer a eso de las 6 de la tarde, al tener conocimiento de que en la Hacienda “Fundación” se encontraban en peligro varias reses como resultado de las fuertes lluvias caídas en aquel lugar, le ordenó al Mayor Miguel F. Rodríguez Reyes, M.M., Inspector del Distrito, trasladarse a dicha Hacienda, a objeto de tratar de salvar los animales; que para el efecto el Mayor Rodríguez Reyes se hizo acompañar de (36) alistados, y que al cruzar el río Yubaso, cerca de la desembocadura del río Nigua, fueron arrastrados por la corriente impetuosa los rasos Genaro Sánchez Upia y Pilar Pérez Ramírez, 12da. Cía., los cuales, a pesar de los esfuerzos supremos, que se hicieron para rescatarlos, perecieron ahogados.
Agrega el Comandante del Distrito Militar, que hoy a las 7:30 am, después de intensa búsqueda, fue localizado el cadáver del raso Sánchez Upia, pero que el del raso Pérez Ramírez aún no ha aparecido, no obstante hallarse dos brigadas de soldados y civiles empeñadas en esta tarea a ambos lados del referido río Yubaso.
Ernesto Pérez, M.M., Coronel E.N.,
Auxiliar del Jefe de Estado Mayor
josepimentelmunoz@hotmail.com
Yo me acuerdo muy bien todavia en los 70 el nigua daba gusto verlo, me acuerdo por que estuve en el Colegio Fray Pedro de Cordoba que estaba al mismo lado del Correo, mi padre que en paz descanse tenia una fabrica de zapato en la comarca de sabana Toro. Mis anos mas hermoso de mi juventu fueron en San Cristobal donde tambien jugaba Futbol en el reformatorio. Me banaba mucho en el Nigua. Viva San Cristobal la tierra del Jefe.
Tengo entendido que la Hacienda Fundación, fue adquirida por Trujillo ante de este ser presidente de la república, dicen que adquirió esos terreno con el premio que se saco de la lotería de ese entonces. No le doy muchos crédito a esta versión, pero la es escuchado varias veces.
Excelente narracion. Ademas el relato muy bien logrado con un lenguaje sencillo y penetrante. Podemos pensar y elucubrar cosas del perfil del jefe: tenia una escuela para los hijos de los empleados de la hacienda, entendia que por lo menos habia que alfabetizarlo, usaba el poder sin resparo y como que todo lo que existia tenia un solo dueno y era el, la hacienda era bien grande, tenia agua y tambien es de imaginar que tenia muy organizada .
Recuerdo aquellos días de muchas lluvia, cuando el río nigua crecía, nos parabamos frente al liceo musical a observar todo aquel torrente de agua, arrastrando todo a su paso.
?Bueeeno eso hasta da’ Verguenza.?. que los mism,o San Cristobalense de «Cepas» se’ dejara’n quitar ese «Terrun~osde Belleza» por los «Inmigrantes desde los pueblo ayacentes alrededor del los cuatro(4) puntos Cardinales del Territorios Nacional, .Trujillo acostumbro’s al pueblo a recibir a inmigrantes que tuvier’an «La Pinta de Blanco o Javao»
Recuerdo que desde la desembocadura de La TOMA bajamos un grupo todo ese caudal hasta llegar un poco más abajo donde termina la Padre Ayala, los Antiguos “Cabareses.”
Veníamos buscando camarones todas las orillas y de bajo las piedras de eso ríos Nigua y Yubazo.
Llegábamos a la entrada de la TOMA en los JEEP verdes que hacían viajes en esa época para esa zona, los más grande encancha’o afuera de esos vehículos.
Y cuando no había dinero subíamos caminando los 7 km, a piesitos. Agua en abundancia, había unos “charcos” grandes que algunas grúas hacían extrayendo materiales de construcción para esa época; donde nos bañamos. Hoy causas de este daño, medio ambiental.
El caudal era tan grande, que se dice, que Trujillo construyo La Marina, en la Gen. Léger, disque para meter barcos desde la desembocadura del rio al mar.
Gracias por la introduccion a un tema que al prolongarse se convertira en espinoso,cuando tengamos que hacer el estudio forense de su agonica vida y tengamos que señalar culpames que acosta de su muerte,enriquecieron sus cuentas bancarias,dejandonos rios moribundos.
Muy atinado el titulo: Solo para sancristoberos o sancristobalenses, como usted quiera llamarlos. Absolutamente cierta la introducción: los que nacieron después de 1960 no se imagina el panorama exquisito que presentaba esa zona, con sus dos ríos, uno (el Nigua) más caudaloso que el otro (el Yubazo). En ambos se disfrutaba del baño y, en menor medida, de la pesca. Tiempos idos. Verdaderas añoranzas sancristoberas.
Grato recuerdo, esos relatos son parte de nuestra historia, en la ribera del Ríos Yubazo, y a poca distancia de donde se juntaba con el Ríos Nigua, se construyo lo que es hoy, el Barrio Los Molina