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¿Sistema ideal o presidio?
Sistema ideal es aquel donde no existe analfabetismo ni pobreza, donde el nivel económico de la clase dominante no se diferencie del nivel económico del pueblo. No podemos vivir sin los gobiernos, sabemos que los gobiernos son fábricas que producen obreros y que lucran con los juguetes de la paz, el orden, la patria, la soberanía. Un sistema disfrazado de paternalismo que ejerza la función de policía del espíritu, no es un buen gobierno. Grecia y Roma no hubieran imaginado que un invento como el de la democracia que data desde los tiempos en que a las cortes se iba en carruajes tirados por caballos, prevaleciera hasta la época del avión invisible. La ciencia ha experimentado un inusitado desarrollo en el XX, pero la ciencia de la sociedad ha permanecido en un tenebroso estatismo. Mientras el poder se encuentre en manos de unos cuantos, la función del sistema será la de reprimir y controlar la vida de sus súbditos. La actividad pensante dentro de la sociedad contemporánea se encuentra rigurosamente planificada por los cabecillas del orden, jefes, planificadores de la miseria espiritual y todo acto de emancipación ideológica. La maquinaria de la industria piensa por el humano, le ordena sus actividades de modo sistemático, el que no siga la trampa de señales, perece. Mientras más ensimismada se mantenga la colectividad en el juego de la adquisición, se le facilitará a los que gobiernan, el robo del entusiasmo mundial. El Dios capital y el Dios estado son demasiado severos con los humildes. Capitalistas encontramos en todas las ideologías, menos en la mentalidad de los pobres. A la clase dominante no le faltan defensores o ideólogos de la nómina del vacío, los que no crean bienes de consumo, las llamadas moscas del utilitarismo de estado. Mientras los reos se mantengan tras las rejas de la producción sin recibir los mismos beneficios que sus captores, no habrá un sistema ideal. Somos esclavos modernos, manitados por los grilletes del consumo y las obligaciones que exige el hato de la productividad. Capitalista y esclavista resultan vocablos parónimos que se escriben parecido, se pronunican parecido y poseen parecidos significados. No importa de qué dirección soplen los vientos del calabozo público y de la productividad. ¿Cuál sería la solución? Tal vez los extraterrestres tengan la solución del asunto, hombrecillos que conviven con nosotros, o los mismos monstruos sagrados que nos gobiernan. ¿Qué se ha dicho? Que lo peor que le puede ocurrir a un humano, es que viva bajo el dominio de los sistemas que conocemos, los que ocultos detrás de la cortina de los derechos humanos, los violan a cada segundo, aquellos que confunden la carga a cuestas del burro del pueblo, con la brisa sinuosa de la navidad.