Sean perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto

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EL AUTOR es investigador y empresario agroindustrial. Reside en Santo Domingo.

¿La perfección es posible?

Me eduqué y crecí en medio de una sociedad que considera que el ser humano es imperfecto por definición y que está destinado a serlo siempre. Esa es una idea que de manera natural se fue instalando en el subconsciente hasta echar raíces, haciéndonos sentir conformes con lo mediocre.

Así hemos asumido la vida, tomando como premisa que somos imperfectos, por lo tanto, quedamos justificados ante cualquier situación provocada por nuestras propias acciones, y aún más, sin ninguna motivación para mejorar, porque al final, nunca seremos perfectos.

Cuando hablamos de que quedamos justificados, no me estoy refiriendo a que la sociedad nos justifica, todo lo contrario, la sociedad te señala y te aparta, sin embargo, en tu subconsciente, tú te sientes justificado, aunque eso te genere una serie de sentimientos que te hacen infeliz.

Así creces, en medio de esa contradicción que te llenas de frustraciones, queriendo aceptación de los demás alcanzando metas que reflejan una perfección  definida por los parámetros de la sociedad. Y después nos damos cuenta que esa perfección es agua que se va entre los dedos.

En medio de toda esa confusión y desaliento, en medio de toda esa frustración y esfuerzo, que al final, resulta vano, alguien te dice: Sed perfecto como vuestro Padre celestial es perfecto. Tú te quedas admirado y te preguntas: entonces, ¿La perfección es posible?

Decides conocer de quién se trata, quién es ese que te manda a ser perfecto, y lo basa en el hecho de que tú Padre celestial, uno que tú no conoces, es perfecto. Emprendes la búsqueda de información sobre esa persona.

Te encuentras con que su nombre es Jesús, que nació en Belén, una pequeña ciudad de Judea ubicada a unos  nueve kilómetros de Jerusalén. Según los evangelios, nació de una Joven Virgen llamada María por la acción directa del Espíritu Santo, fue llamado Hijo de Dios, considerado por los pobres y despreciados como el mesías esperado por el pueblo de Israel.

Durante tres años de su vida pública, predicó y dio a conocer un Dios misericordioso, el cual libera a los seres humanos del pecado mediante el amor, de ese modo siendo él su Hijo, dio muestra del amor perfecto entregándose a la muerte como víctima expiatoria de todos los males cometidos por los humanos, y venciendo a la muerte por medio de su resurrección al tercer día.

Encuentra además que a partir de él, el tiempo se mide como antes de Cristo y después de Cristo, que ha sido la persona más influyente en la historia de la humanidad y que no ha existido líder de mayor trascendencia e importancia que él.

Ese Jesús de Nazaret es quien le dice: “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mateo 5:48).»  Pero no se quedó en el enunciado, pues su vida entera fue un ejemplo de perfección, y dijo además cómo lograr esa perfección.

Es una perfección diferente a la que propone el mundo, requiere de sacrificio también, pero esa perfección no busca de la aceptación por la sociedad, busca agradar a Dios Padre mediante el amor que se manifiesta reconociendo al prójimo como hermano y sabiendo que su bien es también el mío.

Es la perfección que te dice: matar no es solamente eliminar el cuerpo físico, matar también es ofender a las personas, herirlas con palabras que son como espadas: «Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.

Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego (Mateo 25: 21-22), es la perfección de la reconciliación (Mateo 25: 25-25).

Es la perfección de la pureza del alma y del espíritu: Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón (Mateo 25: 27-28).

La perfección de la no venganza y la no violencia: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra (Mateo 25: 38-39).

La perfección del amor: Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mateo 25: 43-45).

Esa es la perfección de Dios, a esa se refiere Jesús cuando te dices que seas perfecto y agrega: para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, es decir, que si escogemos ese camino, seremos hijos de Dios y como hijos, herederos de vida y plenitud para siempre.

c.aybar@nikaybp.com

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Mabicero ponte a trabajar o limpiar calles.
Mabicero ponte a trabajar o limpiar calles.
4 Años hace

Que gran disparate. Es tan «perfecto» que ni se ve?. Sigan viviendo del cuento. Ya tienen varios siglos en eso.