Saneando el sistema de salud: ponerlo al servicio de los ciudadanos
La llegada de Robert F. Kennedy Jr. al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos ha sacudido los cimientos del sistema sanitario estadounidense. En un país donde el 60 % de la población padece al menos una enfermedad crónica, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la crítica frontal de Kennedy al modelo imperante ha despertado un debate profundo y necesario.
Desde su nombramiento, Kennedy ha cuestionado abiertamente la eficacia de muchas vacunas, la ética de la industria farmacéutica, la opacidad de la industria alimentaria y la falta de humanidad en los servicios médicos. Sus palabras no son meros discursos: vienen acompañadas de propuestas concretas, valientes y disruptivas. Dijo Robert un dicho: “Una persona sana tiene mil sueños, una persona enferma solo uno”. “El 60% de nuestra población solo tiene uno: mejorar”.
Las cinco propuestas esenciales de Robert F. Kennedy Jr.:
Transparencia total en las etiquetas de los alimentos
Kennedy exige que las etiquetas de los productos alimentarios revelen información clara sobre el contenido de colorantes, aditivos, origen y calidad. “El consumidor debe saber exactamente qué está ingiriendo”, ha afirmado. Esta medida busca proteger especialmente a niños y personas vulnerables frente a productos que, aunque legales, son nocivos para la salud.
Reforma profunda de la industria farmacéutica
Critica el predominio de intereses comerciales en la aprobación de medicamentos y vacunas. Propone establecer organismos de regulación más independientes, fortalecer la trazabilidad y control de medicamentos, y reducir el número de productos falsificados que circulan en el mercado.
Evaluación crítica del calendario de vacunación
Si bien no se declara abiertamente antivacunas, Kennedy cuestiona el crecimiento desmedido del calendario de inmunizaciones obligatorias. Aboga por una revisión científica independiente que evalúe riesgos, beneficios y conflictos de interés en las decisiones de salud pública.
Combate frontal a la corrupción en el sistema de salud
Para Kennedy, muchas enfermedades crónicas tienen causas evitables, pero no se enfrentan por la connivencia entre autoridades sanitarias y grandes corporaciones. Ha propuesto auditorías periódicas y públicas a los vínculos entre reguladores y empresas del sector salud.
Un modelo de salud enfocado en la prevención y la nutrición
La medicina no puede seguir siendo reactiva. Kennedy impulsa un enfoque que priorice la educación nutricional, la actividad física y el acceso a alimentos saludables como herramientas preventivas frente a enfermedades como la diabetes, la hipertensión y la obesidad.
El escritor y editor Tony Lyons, colaborador cercano de Kennedy, lo describe como “un guerrero contra la corrupción”. Su cruzada ha ganado respaldo bipartidista, un fenómeno raro en la polarizada política estadounidense. El presidente Donald Trump le ha dado su respaldo total, abriendo un espacio político inédito para transformar el sistema de salud.
Un espejo para la República Dominicana
La República Dominicana haría bien en observar estas reformas como una hoja de ruta. Nuestro país cuenta con una base legal sólida: la Ley No. 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS) y la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL). Sin embargo, el problema no está en la ley, sino en su débil aplicación y supervisión.
Es urgente que el Ministerio de Salud establezca mecanismos de control más rigurosos sobre los centros médicos y hospitales, las aseguradoras de salud (ARS), las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), los productos farmacéuticos y los alimentos procesados a través de DIGEMAPS. Solo así podremos garantizar que los servicios y productos ofrecidos a la ciudadanía no pongan en riesgo la salud de quienes los consumen.
En el proyecto de modificación a la ley 87-01 del Sistema Dominicano de Seguridad social SDSS, no incluyó la entidad encargada de supervisar las productoras de medicamentos y la Industria alimenticia, que es la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (DIGEMAPS), actual dependencia del Ministerio de Salud Pública. Esta dirección regula, controla, fiscaliza y ejerce vigilancia para la seguridad y eficacia de los productos en el mercado. La ley está muy disgregada.
Un estado democrático y de derecho tiene como deber fundamental garantizar el acceso a una salud digna, segura, equitativa y eficiente. Y eso comienza por hacer cumplir la ley, fiscalizar con transparencia y castigar a los que atentan contra la salud pública por intereses comerciales. SeNaSa podría estar incluida en esos intereses que intentan doblegar su existencia.
Estados Unidos, bajo el impulso de Robert Kennedy Jr., está marcando el camino hacia un sistema sanitario más humano y justo. La República Dominicana no debe quedarse atrás.
of-am