San Cristóbal y Chochueca

En San Cristóbal los candidatos que están comiendo a sus anchas en la sombra del poder, les juegan a los contrarios aspirantes con el mismo librito que Balaguer usaba y sacaba de juego a la oposición con Juan Bosch a la cabeza. Bosch siempre acusó al Doctor de propiciar un matadero con las elecciones de las que casi siempre el Profesor se retiraba, aludiendo que él no iba a prestarse para hacerle el juego al fraude que de antemano preparaba Joaquín Balaguer. El poder es un engendro de recursos que le mete terror al más valiente de la contienda. El que veía un mitin de Balaguer con los guardias bien uniformados, armados hasta los dientes y con las banderitas rojas del Partido Reformistas en la punta de los fusiles, pero además vociferando la frase: Ganamos con votos o con botas, no solo se retiraba de las contiendas, hasta del pueblo se iba del miedo que aquello daba. Nadie imaginó que un poder así podía ser derrotado en 1978. Cuando murió Trujillo, San Cristóbal no quemó la cuna. La dejaron en un rincón hasta que enterraron al difunto, para darle otro uso. Hoy San Cristóbal es la cuna de las dádivas, la cuna del enllavismo, pero sobre todo se quedó siento la cuna de un caliesaje impenitente que se encarga de meterles terror a todo el que no está con los políticos de turno. En San Cristóbal la política es una industria para unos pocos, pero de la que todos parecen depender aunque no trabajen en ella. La cercanía de San Cristóbal con la capital no solo le ha servido a los inmigrantes de otros pueblos que prefirieron un barrio pobre en San Cristóbal a un barrio pobre en la capital, esa cercanía también le ha servido a los propios Sancristobalenses de pura cepa, para tener una vaca lechera bien pegada en la política de la capital. En el pueblo los políticos dan más “esperanza” que los brujos. Por eso, el que no ama un gallo colorao, tiene un buey o una estrella amarilla como resguardo. Pero hoy hay una juventud que se levanta silente por debajo de la mesa y la que parece ser la única esperanza para cambiar una mala costumbre política que tiene más de 8 décadas. Desde Trujillo, los políticos siempre han usado el poder, no solo para disfrutarlo y hacer posible mantenerse en la teta, también lo han usado para meterles los temores a los contrarios, porque aprendieron que es más costoso hacer un fraude que provocar la huida del contrario por la buena y por temor a perder. No recuerdo ningún tiempo en que los políticos en San Cristóbal fueron más anti populares que hoy. Nunca pero nunca en “mi puta vida” si alguien así le quiere llamar, yo vi a los políticos del pueblo ser tan despreciados. No soy brujo pero tengo mi forma para verlo. Esa juventud de hoy no quema goma, ni tira piedra como en otros tiempos pero tiene otros medios y otras formas para manifestar su descontento con estos políticos que se olvidaron de vivir para servirse del poder con un cucharón. Hoy, Chochueca tiene la mejor oportunidad de su vida. Hoy Chochueca les ganaría a cualquiera de ellos hasta con el traje y la corbata del muerto. Pero es importante que los partidos emergentes organicen propuestas con estos jóvenes, pero propuestas que tengan un ingrediente diferente a las propuestas tradicionales de las dadivas, que son de las que siempre han dependido estos políticos que ya llevan más de 80 años en las tetas del poder con un vuelve y vuelve que ya da asco. Hoy para cambiar el rumbo de estos 80 tululú con los mismos “mamadores de tetas públicas” es sumamente importante vencer los miedos que producen los dineros mal habido del poder. Es evidente que el dinero mal habido produce miedo, porque es un dinero puto que se presta para cualquier bellaquería, para ponerse en la mano de quien sea y para lo que sea. Pero tampoco crean que el dinero por si solo lo puede todo, todos los tiempos han tenido sus villanos con dinero. Tampoco las luchas sociales se han detenido por los poderes de los demonios. Desde luego cuando el otro descubre que le tenemos miedo por su dinero, se salva, porque no tiene que gastar nada para vencernos. Así que, si alguien de ustedes ve a Chochueca, díganle que tiene una oportunidad de oro para vencer sin darle un chele a nadie, que no siempre las dadivas fueron el motor que empujó la voluntad y, díganle además, que hay una juventud que merece y desea soñar porque ahora es su tiempo. En 80 años solo han gobernado el abuelo, el padre y 2 nietos.

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