Retos después de la Semana Mayor

Como todos los años en estos días, a nuestros muertos del largo asueto de Semana Santa, se les hacen sus últimos honores religiosos y resuenan los lamentos de rigor de todos sus familiares y amigos; año tras año, es lo mismo; con el único cuestionamiento de si las medidas preventivas fueron o no exitosas.

Después de este pasado evento, hay declaraciones que deberíamos cuestionar a la luz de los hechos; primera pregunta: ¿Se cumplió con los requerimientos y el reglamento puesto en ejecución por el INTRANT (Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre)?; segunda: ¿Estuvieron los actores de prevención y emergencias en alerta 24 horas en cada uno de los días de asueto?

En ambas preguntas, la repuesta es no. El accidente que cobra la vida de dos personas en carretera Sánchez, donde muere un pelotero nativo de San José de Ocoa, ocurre entre otras causas por una patana parada en un lado de la vía; sin embargo, el INTRANT había prohibido los vehículos pesados en las carreteras.

Tomemos un momento y revisemos las tragedias que envolvieron motoristas; en casi todos los casos, los muertos andaban desprovistos de cascos protectores; con todo y el amplio operativo de incautación de motocicletas, la mayoría de las víctimas fatales fueron personas que usaban este tipo de transporte.

En esta semana que transcurre, debería circular una disposición del INTRANT o de la institución competente sobre los vehículos y motocicletas detenidas por tránsito inadecuado, donde se especifique que a menos que sus dueños se presenten a reclamarlos con los documentos en orden y los impuestos y placas al día, estos no serán entregados.

El motociclismo como medio de transporte, es un aporte del atraso y el inmediatismo; a principio de la década de los 80s, comenzaban a surgir en las ciudades dominicanas, pequeñas compañías de transporte que usaban pequeños minibuses para el transporte interno; eso lo vimos en diferentes lugares, pero con la masificación del “motoconchismo”, estos intentos civilizados de empresas desaparecieron.

Sería bueno que alguien explicara en términos legales, porque en República Dominicana la policía de tránsito ha perdido su voz de fuerza legal; un miembro de la DIGESETT que asiste a un lugar de un accidente, solo justifica su presencia para poner el orden; su apreciación sobre el accidente no tiene ningún valor legal.

Hay tantas cosas y casos que señalar en el uso del transporte terrestre, que cualquier ciudadano se sentiría abrumado por lo tanto que hay que arreglar; pero si las autoridades pusieran empeño y nos regalaran solo un buen control de vehículos pesados y motoristas, el país entero se lo aplaudiría.

Tomemos las estadísticas fatales de esta semana recién pasada, con verdadero sentido de responsabilidad y hagámosle un sincero funeral a la irresponsabilidad y a la insensatez.

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