Reflexiones sobre Leonel y Danilo
Siendo coherente con mis ideas y principios políticos hemos dicho siempre que la reelección es buena por naturaleza, porque entendemos que la misma es un premio de la democracia para aquellos gobernantes que lo hacen bien. La República Dominicana en sus años de existencia ha modificado su carta sustantiva 37 veces y una buena parte han sido para suprimir la reelección o restablecerla y otras para hacer lo mismo con la Vicepresidencia de la República por el deseo patológico de los vicepresidentes a ocupar el solio presidencial y muestra ello es que las tres últimas reformas constitucionales que el país ha realizado han tenido como común denominador el tema de la “reelección presidencial”. En el 1996 fue a consecuencia de una crisis pos electoral treces días antes de la toma de posesión de un nuevo presidente que la Junta Central Electoral no había dado a conocer. Esta reforma constitucional prohibió taxativamente la reelección presidencial y recortó en dos años el periodo presidencial siguiente. La penúltima fue en el año 2002 bajo el gobierno de Hipólito Mejía Domínguez quien tras haber ganado en el año 2000 con la Constitución del 1996, en tan solo quince meses ya decía sin tapujo que “me encantaba mi carguito e intentaré quedarme cuatro años más” objetivo que no pudo conseguir, pero si dejar restablecida la reelección en dos periodos consecutivos con el agravante de marcharse para siempre o nunca jamás, y la última reforma data de año 2010 promulgada por el ex presidente Leonel Fernández quien después de haber ganado por segunda vez la presidencia de la República en el 2004, hizo uso de las garantías reeleccionistas de la Constitución del 2002 y fue reelegido en el 2008. La actual Constitución prohíbe la reelección presidencial, pero consecutiva, es decir que permite al presidente de turno volver al gobierno dejando pasar al menos un periodo por medio. Ahora sucede que el país tiene un presidente con unos niveles de popularidad nunca visto y menos en la víspera de cumplirse la primera mitad de su gobierno como ocurrirá con el presidente Danilo Medina el 16 de agosto próximo. A tal efecto amplios sectores de la sociedad piden su continuidad pero esta demanda una nueva modificación Constitucional y es ahí donde está el meollo del asunto. El primer inconveniente para la misma es que el presidente Medina ha dicho en varias ocasiones que no desea permanecer ni un día más del 16 de agosto del 2016 en la “silla de alfileres” y aunque otros también lo dijeron, este es el primer presidente que hasta el momento no ha cambiado de opinión. A la fecha va cumpliendo cabalmente su programa de gobierno. En segunda lugar su alta popularidad puede que esté en gran medida condicionada precisamente en que no puede reelegirse y al deseo de algunos partidos y grupos de presión en que Leonel Fernández no sea el candidato presidencial PLD 2016 por su arrolladora figura electoral (invito desde 1996) y por último, una eventual reforma constitucional para restablecer la reelección y por vía de consecuencia la posible continuidad del presidente Danilo Medina debería contar necesariamente con el beneplácito del ex presidente Leonel a quien se le atribuye haberle dicho en España al periodista Cesar Medina que no se opondría si la mayoría del pueblo y el Partido de la Liberación Dominicana así lo estiman conveniente. Si en realidad es como dicen que al presidente Medina el tema de la reelección ya le empieza a sonar como música en sus oídos, entonces las negociaciones con Leonel deben empezar cuanto antes, pues una reelección no se puede montar de la noche a la mañana. Si en algo acertó Hipólito fue en planificarla y aprobarla veintisiete (27) meses antes, pues en el mismo instante que Danilo haga el anuncio su popularidad bajaría por el rechazo natural que genera la reelección en ciertos sectores de la población y de opinión pública que ahora mismo se rinden a sus pies con alabanzas, notas editoriales y demás y para recuperar ese margen no basta la mano generosa del gobierno y el Estado, ahí es mas valioso el factor “tiempo”. La reelección es viable pero necesariamente tendría que ser sobre la base de un gran acuerdo entre Danilo y Leonel, ambos conscientes de que en sus decisiones radica la estabilidad del país y la unidad del PLD. Leonel ahora no tiene afán en volver al palacio y de hacerlo tendría que ser aclamado por una amplia mayoría como la que ahora aclaman a Medina. Como radar político coincidimos con otros articulistas que manejan informaciones sensibles en que Leonel no se opondría a una eventual reelección del presidente Medina siempre y cuando este manifieste su voluntad de hacerlo y asumir el costo político de esa decisión. A pesar de lo antes dicho, todos sabemos que la reelección del Medina así como la candidatura de Leonel garantizan al PLD su permanencia en el poder por lo que Medina podría decidir apoyarle sin reservas y retornar sin prisas para el 2020 como líder indiscutible del partido, incluso con la presidencia del mismo.