RD: paraíso turístico con realidades ocultas

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El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

República Dominicana, país caribeño conocido por su belleza natural y riqueza cultural, enfrenta una realidad muy diferente a la imagen turística que se promueve.

Detrás de las playas de ensueño y la cordialidad de su gente, se esconden los grandes males de la corrupción administrativa, inestabilidad económica, falta de servicios básicos, inmigración y malas prácticas políticas, las cuales han llevado al país a un derrotero sin soluciones prácticas e inmediatas.

El gobierno que preside Luis Abinader y su  ministerio, al igual que los anteriores, encabezados por los partidos Reformista Social Cristiano (PRSC), Revolucionario Dominicano (PRD) y de la Liberación Dominicana (PLD) no han sido capaces de enfrentar los desafíos que afronta el país y cada cuatro años lo llevan al fracaso en términos de gobernabilidad, desarrollo y bienestar social.

Un problema endémico, bastante cacareado y aparentemente difícil de resolver es la corrupción administrativa. Se esperaba que con la nueva gestión judicial este mal que carcome todas las dependencias del estado dominicano fuera corregido; sin embargo, andamos de mal en peor, porque según Transparency International, el país ocupa el puesto 137 de 180 en el Índice de Percepción de la Corrupción del 2022, indicaciones que muestran con claridad que la corrupción se manifiesta en todos los niveles del gobierno y la sociedad, desde sobornos y nepotismo hasta contratos sobrevaluados y desfalcos millonarios.

Ejemplos vivenciales de estas prácticas deleznables han sido las denuncias sobre malversación de fondos y subvaluaciones de estructuras, como construcciones de proyectos habitacionales, escuelas, carreteras y hospitales, entre otros que son objeto de sobrecostos múltiples, además de supuestos contratos leoninos y sobrevaluados con empresas privadas. O sea, el país se enfrenta a una pandemia que no solo afecta la economía, sino también la confianza de la ciudadanía en las instituciones y la gobernabilidad.

La economía dominicana enfrenta múltiples desafíos, entre los que se pueden señalar, una alta deuda externa, inflación, desempleo y pobreza, producto de los constantes préstamos sometidos por el presidente Abinader; y por ende, aprobados por las cámaras legislativas en común acuerdo para incrementar los presupuestos de proyectos, lo que cada día incrementa la deuda externa que de acuerdo con informes del Banco Central de la República Dominicana, supera el 50% del PIB (Producto Interno Bruto), lo que limita la capacidad del país para invertir en sectores claves como la educación y la salud.

La inflación es otro problema crónico, con una tasa anual que supera el 10%, lo que conlleva a la reducción del poder adquisitivo, afecta la competitividad de las empresas e incrementa el desempleo y la pobreza. El presidente Abinader tiene sus problemas resueltos, por tanto, no le importa que más del 20% de la población esté viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

Con el cierre de la empresa minera Falconbridge, decenas de empresas, en la provincia Monseñor Nouel, fueron estafadas y cientos de hombres y mujeres quedaron desempleados sin recibir sus salarios y prestaciones laborales. A pesar de que el gobierno es el accionista mayoritario de esta compañía no ha sido capaz de auxiliar a estos humildes padres de familias.

A través de sobornos e inversiones millonarias en publicidad promueven la estabilidad del país; sin embargo, la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable y la electricidad es un problema crónico, donde sólo el 80% de la población  (Organización Mundial de la Salud), tiene acceso a agua potable, dejando a más de 2 millones de personas sin recibir este fundamental servicio.

La situación del servicio energético es todavía más crítica, con alta facturación y quizás un 50% es el servicio que recibe la población, mientras la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), miente al señalar que las familias tienen acceso a un 70% de la electricidad. De ser así, más de 3 millones de personas carecen de este básico servicio, lo que limita el desarrollo económico y la productividad del país.»

Desde tiempos remotos, los gestores de los partidos han promovido las malas prácticas y el favoritismo político-partidista, concentrando el poder en manos de unos pocos “líderes” faltos de transparencia y rendición de cuentas, promotores de una cultura de impunidad y corrupción, donde el clientelismo y el nepotismo son comunes y los cargos públicos se otorgan a amigos y familiares, en lugar de personas calificadas y capaces.

La falta de políticas efectivas para regular la migración y proteger los derechos de la dominicanidad ha llevado el país a una situación de vulnerabilidad y abuso donde los haitianos adquieren más derechos que los dominicanos, violentándolas y respondiendo a intereses de organismos internacionales.

Los haitianos, aún sin documentación, son  favorecidos por el actual gobierno. Nos preguntamos ¿para qué la construcción de los muros fronterizos?. Esta es otra iniciativa del gobierno para favorecer la corrupción, mientras el país embarga su nacionalidad.

El lucrativo negocio de la inmigración haitiana es un tema delicado, el gobierno lo sabe y no le presta atención, visto que en la administración pública hay funcionarios que además de cobrar un salario, también negocian con el tráfico ilegal de haitianos hacia el país, a los fines de generar ganancias ilícitas.

Programas asistencia social

Otro tópico que es preciso abordar se relaciona con los programas de asistencia social del gobierno, criticados por su politización, los cuales solo benefician en mayor cuantía a los seguidores del Partido Revolucionario Moderno (PRM), sin abordar las necesidades reales de la población, porque solo se utilizan para comprar lealtades y votos.

La discriminación y exclusión de opositores políticos y grupos marginados es común en la implementación de estos programas. Los fondos destinados a la asistencia social se malversan y se utilizan para fines políticos, en lugar de usarlos para auxiliar a los más necesitados.

¿Por qué el gobierno no implementa mecanismos de control y supervisión para garantizar que los programas de asistencia social se utilicen de manera efectiva y justa? La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para asegurar que los recursos se utilicen para beneficiar a los más necesitados, en lugar de utilizarlos para fines políticos.

Durante este fronteo de la realidad negativa que vive nuestro país, es oportuno señalar que la polarización política y el partidismo han llevado a una parálisis en la toma de decisiones y a una falta de consenso en temas importantes para nuestra República Dominicana, donde a menudo la sociedad es marginada y excluida de la toma de decisiones, lo que limita la participación ciudadana y la democracia.»

En definitiva, el gobierno del cambio se ha convertido en el gobierno de los fracasos, ¿por qué?, la economía dominicana es altamente dependiente del turismo y las remesas de los dominicanos en el extranjero, lo que la hace vulnerable a shocks externos, en tanto, la falta de diversificación y la escasa inversión en sectores productivos han limitado el crecimiento económico y el desarrollo del país.

mbaezjj@gmail.com

jpm-am

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Aniceto
Aniceto
5 meses hace

aún así,los drinks,colmadones y moteles, siempre llenos,ayudan a l@s dominican@s,a soportar ésta triste realidad.

Pad
Pad
5 meses hace

esperemos que llegue un lider patriota que se ocupe de los verdaderos problemas de nuestra patria los haitianos están ocupando poco a poco nuestra isla y nadie dice o hace nada y esto fue lo que pasó cuando trujillo él vio que ocupaban la tierra poco a poco al ver que no escuchan entonces paso la desgracia

Clara Guer
Clara Guer
Responder a  Pad
5 meses hace

eso ha pasado porque el lobby empresarial así lo quiere. ningún dominicano va a trabajar bajo las condiciones de un haitiano.