“Quedarse en la avenida”
“Ese se quedó en la avenida”, se oye con frecuencia a un dominicano decirte a otro que tiene aspecto esmirriado, desgarbado, sin empleo y en estado mendicante; que vaga desorientado por la ciudad de Nueva York.
Y, aunque parezca extraño para los que creen que aquí se cogen los dólares del asfalto; hay que precisar que en ese estado deplorable puede caer cualquier persona de “buena familia”, aún habiendo ejercido una profesión en República Dominicana. Sobre todo, si no tiene un oficio y sólo se inscribe en carreras tradicionales o exactas. No pocos subsisten recogiendo latas y botellas en las calles de Nueva York, que luego venden por escasos dólares.
Hay que apuntalar que ello suele ocurrirles a la los que han llegado tarde a esta metrópoli; no tienen familia, ni nadie que lo auxilie. Cualquier individuo que se desenvuelva en la mecánica, electricidad u otra tarea manual o de artesanía; de inmediato, tiene más oportunidades que cualquier profesional egresado de una universidad.
En una ciudad consumista y altamente industrializada como Estados Unidos, se requiere de técnicos. Al menos que sea un médico y curse una reválida. Claro, luego de hablar medianamente el idioma inglés. Además, para atravesar por esas penurias, no necesariamente hay que ser indocumentado, y mucho menos un “tecato”.
Como hay una escasez de empleos entre latinos, el que no posea un oficio capital para residir en este lado de Norteamérica puede ser objeto de burla de un segmento insensible de nuestra comunidad que tiene poca educación. En consecuencia, si se cae en las condiciones propias de un pordiosero; no faltara quien diga: “ése se quedó en la avenida”.