¿Por qué los hispanos son, en mayoría, demócratas en los Estados Unidos?

A simple vista la respuesta, al título, resulta sencilla: porque los republicanos -o mejor dicho, algunos de sus líderes-candidatos-, en mayoría, son anti-migrante. No obstante, hay tres datos históricos que no son congruentes con semejante simpleza: a) los Estados Unidos es un país de migrantes; b) hasta la década de los 60, el partido Republicano contó con el voto de los afroamericanos (quizás, porque históricamente fue el partido pro abolición de la esclavitud –Abrahan Lincol-1860-63); y c) los hispanos provienen de sociedades conservadoras cuyos valores tradicionales (religiosos-familiares) colindan mucho mas con los valores conservadores de los republicanos y no con los liberales-tolerantes de los demócratas. Entonces, ¿por qué el fenómeno?
 
Las lecturas podrían ser muchas, pero me inclino por dos: 1) los demócratas –desde Kennedy y Johnson– han sido más pro activismo social; y 2) los republicanos, con la excepción de Ronald Reagan (su reforma-amnistía migratoria integral de 1986) y George W Bush (su 40% de voto hispano)- no han parido líderes-candidatos capaces de concitar-mantener la simpatía del voto hispano. Encima, la plataforma doctrinaria-ideológica del partido Republicano (sobre todo, sus alas: conservadora y ultraconservadora -Tea Party-), opera como un muro de contención que cada vez más lo enfrenta a un desafío real: la composición demográfica-étnica-racial de los Estados Unidos. Y en el contexto de ese dato demográfico-político-electoral, surge una pregunta: ¿será que no se enteran que los hispanos son la primera minoría? Lo dudo.
 
Cierto que el candidato Donald Trump no deja duda, opción ni brecha en su discurso anti-migrante (haciéndole, de paso, el juego-trabajo a los demócratas), aunque en su discurso-aceptación (la convención republicana) hizo una clara diferencia o salvedad entre migración legal e ilegal; pero igual, lo del muro lo delata-reafirma: anti-migrante y punto. Contrario, Hillary Clinton (que comparte con Trump una altísima tasa de rechazo y un impredecible empate técnico que ahora se agrava con los recién revelados WikiLeaks que hizo saltar del cargo a la presidenta del Comité Nacional Demócrata) y los demócratas no solo cortejan el voto hispano, sino que con su activismo social, la impronta de un presidente afroamericano; pero sobre todo, a través de su arsenal de Ongs,  líderes hispanos cautivos (algunos conscientes y a conveniencia; otros, los mas; que ni se enteran) y mass-media -que encarrilan y endorsan el voto hispano- les insuflan el sueño-señuelo, o conciencia, de tener “su voz” (“su propia voz” ¿…?, o cuando no o, en su defecto, la de un gringo-candidato que habla o balbucea español) vía la ciudadanía y, de paso, los inducen al voto-castigo contra el partido anti-migrante: por supuesto, el Republicano. Es una ecuación política-electoral sencilla, pero rentable electoralmente para los demócratas. Y me pregunto: ¿No podrán hacer lo mismo los republicanos?
 
Sin embargo, hay, en mi opinión, en todo este asunto de juego político-electoral, temas neurálgicos (racismo-migración-fanatismo-amenaza terrorista) y el poder en mano de un determinado partido político, un fenómeno que no logro entender del todo, y es este: ¿Por qué razón la mayoría de hispanos que nacieron en los Estados Unidos, o que ya se hicieron ciudadanos y se asimilaron-integraron en la sociedad norteamericana, no exploran, de manera política-estratégica y en cantidad suficiente, ingresar e impactar la plataforma doctrinaria-ideológica del partido Republicano, y renuncian a la especie de zoquete-cliché político-electoral en que los han nicho-izado los demócratas?
 
Claro que el problema no se reduce al doble asunto o chantaje electoral-migratorio, sino que tiene otros componentes, aristas y atractivos que guardan estrecha relación con una agenda más amplia e inclusiva-corporativa: situación económica individual y del país, discriminación étnica-racial o estereotipo-prejuicio sobre un determinado perfil racial, tasa empleo-desempleo, inflación alta o baja, poder adquisitivo, programas sociales, calidad de la educación, sistema de salud, etc., y por supuesto, un tema en donde el candidato Donald Trump se concentra-centra más que Hillary: el de la amenaza terrorista que torpemente Trump asocia a la migración, e ipso facto, al fundamentalismo-terrorismo de EI (Estado Islámico) en un enfoque-discurso político-electoral errado (que él exacerba-acentúa por la radicalidad de su histrionismo político-ideológico público) cuando dicho evento-fenómeno es una amenaza global.
 
No obstante y a pesar de la torpeza-fijación de Trump y de la propia plataforma doctrinaria-ideológica del partido Republicano, los hispanos –a corto y mediano plazo- deberían pensar seriamente ingresar -como ya dije- al partido Republicano con una doble intención: a) modificar e impactar su plataforma doctrinaria-ideológica y su agenda; pero no -como sucede en ambos partidos- desde la perspectiva de buscar simple presencia y ventaja-proyección política-individual (de algunos de sus líderes hispanos), sino desde la perspectiva política-estratégica de liderazgo y potabilidad de poder no en tanto a partir del origen étnico-racial per se; y b) echar por tierra la cultura del chantaje político-electoral de “tipificarnos” como hambrientos de “residencia”, de “permiso de trabajo”, de “ciudadanía” o de algún papel en Hollywood (casi siempre caricatura de nosotros mismos), cuando en realidad somos -¡y hace algún rato!- la primera minoría y como tal no hay que regatear ni mendingar nada, si no, mas bien, ampliar nuestra presencia activa-propositiva en todos los ámbitos-espectros (política, partidos políticos, poderes públicos, instituciones, economía, negocio, laboral, educación, artes, ciencia, deporte, innovación, tecnología, etc.) de la sociedad norteamericana por derecho cívico-constitucional y ansia-deber de superación personal-profesional.
 
En otras palabras -y es mi firme creencia-, los norteamericanos de origen hispano, deberían ser, primero, por convicción, y después, por conveniencia política-estratégica, demócratas o republicanos, o viceversa (digo, a los que les interese la política -como ciudadano o como carrera). Pero jamás, zoquete-trofeo de uno ni de otro.
 
Eso, al menos, mis hijos, lo tienen bien claro. Que digo, ¡clarísimo!
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