Políticos RD no piden excusas, todo lo justifican
Usan pretextos, alegatos, conceptualizaciones, premisas que los justifican en su accionar para mantenerse vigentes y dicen ser mejores, comparado con los del ayer, parece esa es la idea de muchos y ya la estamos conociendo
Creo que la estrategia que hoy se practica en política es tan competitiva, tan amarrada a la apariencia de certezas y a la culpabilización del contrario que el perdón que ha pedido Andrés Manuel López Obrador “AMLO en México” y Angela Merkel en Alemania, por sus errores, se han convertido en noticia.
En nuestro terruño, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, expresidentes, no piden disculpas, fueron errores de sus asesores, hicieron lo mejor dentro de las circunstancias; en otros lares son más sinceros, aquí hay una cultura política que no contempla pedir perdón.
En la ley de la política, que premia a los más fuertes, pedir perdón puede ser interpretado como una debilidad y por tanto como un modo de autoexcluirse, igual a un partido de tenis en el que la clave es ganar, el último punto. Lo que es signo de fortaleza humana puede ser interpretado como fragilidad política.
Pedir perdón no fue solo la opción de Merkel en su rueda de prensa del mes pasado, sino de Hillary Clinton después de perder las presidenciales de EE. UU. en 2016; de la ministra principal del Gobierno autónomo de Escocia, Nicola Sturgeon, por un examen erróneo a estudiantes el año pasado, o de la británica Theresa May, en 2017, por su gestión del Partido Conservador.
Que han dicho políticos sobre tema: “La base de la política es la credibilidad y para mantenerla, si tienes conciencia de que te has equivocado, debes reconocer el error”.
Otro: “Supongo que no se practica más porque parece que facilitas la crítica al contrario, pero ya hay una ciudadanía muy adulta en términos políticos”
Los manuales de liderazgo aconsejan mostrarse seguros, no dejar pasar ninguna oportunidad de denigrar al adversario y cooperar solo cuando sea imposible competir, sin reconocer errores ni pedir nunca disculpas, sostiene el filósofo Daniel Innerarity.
Solo tendría sentido pedir perdón cuando hay segundas oportunidades. “Y uno de los problemas actuales de la política tan acelerada es que apenas concede segundas oportunidades”, afirma.
Ante los riesgos de reconocer errores, los políticos optan por el viejo manual de: 1) negar las crisis, 2) reconocerlas solo si no hay más remedio, aunque sin atribuirse la responsabilidad, y 3) echar la culpa a un tercero.
La necesidad de que los líderes sean infalibles, de que tengan siempre respuestas e infundan confianza, estuvo agudizada por la pandemia y recesión mundial sostiene la politóloga Cristina Monge. “Los miramos como a las azafatas en un vuelo con turbulencias; si ellas están nerviosas, mala señal. Cuando hay turbulencias en la sociedad, miramos a los políticos. Y pedir perdón significa que no tienen esas respuestas”.
En algunos países nórdicos existe un formato de legislación provisional de prueba/error (sunset law) que permite a los gobernantes ensayar fórmulas y corregirlas rápidamente si no dan resultados, en el Caribe es imposible.
Por ejemplo: La disculpa y el perdón pertenecen a un terreno de conciencia muy arraigado en la cultura religiosa europea y con matices muy distintos según el origen luterano o católico, en el Caribe somos cara dura
La sociedad es hoy más ilustrada y exigente: «está pidiendo moralidad, ejemplaridad más allá del cumplimiento de las normas, opina el filósofo Javier Gomá. La tarea moral pendiente ya no es ser libres, sino ser libres juntos, afirma, y esto consiste, entre otras cosas, en sentir “asco” ante determinados comportamientos que atropellan la dignidad».
La comunicación más auténtica es la única que puede triunfar. Así se va abriendo camino un estilo en que eres más digno de confianza si reconoces lo que has hecho mal que si no lo haces
Ahora se acuña un término muy suis generis, lo dijo Leonel Fdez., “la dinerocracia en la República Dominicana, es lo que hay»!!!
¿Será verdad?
jpm