Pobreza extrema, a la baja mundialmente, pero no en América Latina.
El último informe internacional sobre la pobreza extrema en el mundo muestra una gran disminución de esta, colocándola en el 10%. La más baja desde que se comenzó a medirla.
Sin embargo, el mismo informe señala que no se va a lograr la meta de eliminarla totalmente para el año 2030.
Esto último se debe a que América Latina, con México a la cabeza, se ha quedado totalmente rezagada.
Estos informes de las agencias internacionales encargadas de monitorear la pobreza y la pobreza extrema regularmente muestran solo los resultados, pero casi nunca dicen por qué y cómo se llegó a estos niveles y mucho menos como mejorarlos.
Nosotros, tratando de buscar un denominador común entre los países que han conseguido las metas trazadas, hemos encontrado varios. Pero vamos a circunscribirnos al elemento que aparece con mayor frecuencia entre esas naciones que verdaderamente han reducido los porcentajes de pobreza extrema.
La palabra es “Innovación”. Los países que aplicaron para más solicitudes de patentes de invención en múltiples áreas fueron los que redujeron en un más alto porcentaje la pobreza y la pobreza extrema.
El listado de la Oficina Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) lo encabeza la región de Asia con un 49%, de solicitudes, seguido por Europa con 25% y América del Norte 24%. El restante 2% se lo reparten América Latina y África.
Por lo que no es una coincidencia, que estas sean las dos regiones del mundo con mayor pobreza extrema.
Si se ven los números como países, los Estados Unidos de América siguen encabezando el listado de la nación con mayores solicitudes de inventos y patentizados. Seguidos muy de cerca por China.
En la lista de la OMPI del 2018, entre los primeros 20 países que solicitaron mayor número de nuevas patentes, no hay uno solo de América Latina.
Holanda, por ejemplo, solicitó más patentes que todos los países de Latinoamérica juntos.
¿Como estos países han logrado estas hazañas? Simplemente invirtiendo en educación tecnológica e investigación.
La mayoría de las patentes concebidas han sido, no en las tradicionales áreas profesionales, sino en los ambientes técnicos de las diferentes ramas del saber.
En República Dominicana seguimos inyectando millones de pesos al barril sin fondo llamado Universidad Autónoma de Santo Domingo, para seguir graduando médicos, ingenieros, abogados y economistas, que seguirán abultando las estadísticas del desempleo.
Tenemos la cartera llena de tarjetas personales donde el título profesional se destaca más que el mismo nombre.
Un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que durante el año 2017 el 30,2% de la población, alrededor de 184 millones de personas, vivían en condiciones de pobreza, en tanto que un 10,2%, unos 62 millones, se encontraba en condiciones de pobreza extrema, el porcentaje más alto desde el año 2008.
La Cepal, en ese mismo informe, sugiere que, “Para paliar la situación es necesario poner en marcha más políticas de protección social y redistribución de los ingresos y adoptar medidas encaminadas a mejorar el mercado laboral”
Como siempre, no dice que se debe hacer para lograrlo.
Nosotros insistimos en que las políticas de protección social deben ser algo de emergencia y de carácter transitorio. No un medio de vida.
Que la mejor forma de distribuir los ingresos y mejorar el mercado laboral, es ofrecerle a nuestra juventud las oportunidades de educarse. Si es técnicamente mucho mejor, e incentivarlos a la investigación.
Si nos sirve de consuelo, vean este dato. Solo cinco países de América Latina lograron dobles dígitos en solicitudes de patentes el pasado año.
La República Dominicana solicitó diez.
Las tortugas también avanzan.
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