Palomos en la revuelta de 1965
Uno a uno y con aire marcial han ido saliendo del semillero, remedo de caserío en donde malviven junto a sus familias. En los rostros de los mayores destaca la mancha imborrable del terror y la expectación que ha signado sus vidas en el pasado reciente, desde el día en que explotó la vaina aquella de la Revolución, tras el anuncio, con bombos y platillos y con aires de película, a través de una transmisión radial.
Desde entonces, los tiroteos, persecuciones y refriegas entre los combatientes constitucionalistas y los huidizos guardias del CEFA han estado a la orden del día en el ámbito de la ciudad Capital y algunos pueblos del interior y, para colmo, la entrada en escena de una fuerza militar multinacional, con la supuesta intención de mediar para imponer la paz y salvar vidas, ha contribuido a empeorar aún más la situación.
Sus edades van desde los siete u ocho hasta los once años. No más. Como están las cosas, es dable pensar que tanto a los guardias como a los invasores no les va a temblar el pulso para ametrallar al grupo de mozalbetes con ínfulas de patriotas que ha salido en este día, al filo de la nochecita, con el corazón en la boca y puñados de tachuelas en los bolsillos, a asumir una labor PA-TRIÓ-TICA, dando la cara por su país.
A lo sumo, se dirá después como excusa que los contingentes militares fueron emboscados por peligrosas bandas de facinerosos armados, quienes resistieron a las repetidas llamadas al alto. Y asunto arreglado!
Conscientes de ello, los muchachos se desplazan de manera sigilosa, en grupos de dos o tres, -no más-, de lado a lado de las callejuelas que con el paso de los días ofrecen un panorama desolador a causa de la acumulación de basura, neumáticos incinerados y muestras evidentes de restos humanos en descomposición, como secuela fatal de la contienda intestina que se intensifica, por momentos.
A medida que se internan por las avenidas y calles principales de la parte alta de la ciudad, la tensión se apodera del ánimo de los chiquillos, que han devenido en convertirse, de la noche a la mañana, en combatientes improvisados, sin mucha noción de la repercusión que ha de tener su accionar, pero satisfechos de saber que, de una forma u otra han de poner su grano de arena en apoyo de la titánica lucha que han venido librando sus padres, parientes y conocidos, en el perímetro de la sitiada y heroica Ciudad Nueva, en el ámbito de la Zona Norte de la Capital, en la cabeza del Puente Duarte o en las azoteas, trincheras, recovecos, escondrijos o cualquier otro lugar desde donde se pueda infligir el castigo que merece la afrenta del yanqui invasor y sus lacayos internos.
Desde lejos, una mirada de soslayo no permite entrever ninguna acción sospechosa o pecaminosa de parte de la chiquillería que se desplaza por las calles y veredas, en forma frenética, cual si formasen parte de algún extraño juego. Sin embargo, se hace evidente que debido a la álgida situación que atraviesa el país, no es aconsejable la presencia de menores en un escenario que pugna por explotar, a cada instante.
Las patrullas mixtas, en donde se hermanan los iguales -Dios los cría y el Diablo los junta-, encaminan su odiosa tarea, denominada peyorativamente como Operación Limpieza. Reparten culatazos, cachetadas y palabrotas en detrimento de la población civil que responde con dignidad a las burdas agresiones. El momento llegará de responder la afrenta. Y con saña se empecinan en obligar a la población a recoger escombros, basura y los múltiples objetos arrojados a las calles de manera furtiva por los combatientes para dificultar el avance de los tanques, jeeps y camionetas en que se desplaza la avanzada del imperio.
Y es precisamente en esa dirección hacia donde se enfilan, de manera inteligente y articulada, los afanes de los palomos que, sin aparente conexión, se han venido desplazando por las mismas vías por donde transitan los vehículos ocupados por los guardias y ‘Marines’ que, en mala hora y con pérfidas excusas arribaron a las playas de esta república digna de mejor suerte.
De sus bolsillos, agujereados ex profeso, va cayendo a intervalos determinada cantidad de tachuelas elaboradas en los refugios del Comando, por manos expertas en estas lides, de gente de mayor edad: obreros, albañiles, carpinteros; Hombres que labran el destino de la patria y el futuro de sus familias con el sudor de sus frentes. Tachuelas de afiladas púas que han sido preparadas de manera expresa para afectar o inutilizar los neumáticos de los vehículos en los que se desplaza a su antojo el ejército invasor.
Y, sin mirar atrás, para no dar pie a sospechas, se van alejando del explosivo escenario, en donde, en cualquier momento, la sed de sangre y el deseo de imponer la fuerza a la razón y el derecho puede dar pie al inicio de una refriega de funestas consecuencias.
Concluida en mayor medida la misión, por diferentes callejas y vericuetos los palomos dan inicio a la retirada hacia sus respectivas viviendas o refugios, observando cuidadosamente las instrucciones recibidas de algún combatiente de mayor edad e identidad desconocida, quien les explicó, de manera entendible, la forma segura de desenvolverse en el transcurso de la delicada ‘operación’.
Con las manos limpias y los bolsillos libres de comprometedoras evidencias, bulliciosos y alegres del deber cumplido los valientes mozalbetes regresan al seno de sus hogares. Ajenos a la enjundiosa misión que les ha ocupado parte de la noche jugándose la vida en un albur, sus padres les reciben con profundos suspiros, reprimendas y uno que otro benigno jalón de orejas, muy ajenos de saber que, esta noche y en alguna medida, el futuro de la patria ha estado depositado en las manos trémulas, pero esperanzadoras, de sus vástagos.
Porque, es importante resaltar aquí que, en la Revolución de Abril del ’65, además del Alto Mando encabezado por el Coronel Caamaño, los valientes y probos militares constitucionalistas, los combatientes agrupados en los “Comandos’ provenientes de diferentes sectas e ideologías y una innúmera cantidad de hermanos internacionalistas que se integraron a la lucha en defensa de la dignidad de la Republica Dominicana profanada por el yugo invasor, como parte integral de la población civil de hombres y mujeres que sufrieron en carne propia las dolorosas consecuencias del conflicto bélico y siempre estuvieron de parte de los postulados básicos de la reinstauración del gobierno legítimo de Juan Bosch y la vuelta a la Constitución de 1963, también hubo un valiente y aguerrido Comando de Palomos que desde la invisibilidad y la discreta posición que les garantizaba su mediana estatura supieron elevarse como gigantes, hasta el infinito, mereciendo iguales reconocimientos y preseas que el más valiente de los defensores de la patria. Ellos saben a quiénes me refiero.
Al conmemorarse, en los próximos días, un aniversario más de la epopeya de Abril de 1965, y en homenaje a esos gallardos muchachos del Ensanche Espaillat, Ensanche Luperón, 27 de Febrero, Agua Dulce, Los Guandules, Las Cañitas, Capotillo, Villas Agrícolas, Cristo Rey, Ensanche La Fe, Villa Juana, San Carlos, Villa Francisca, María Auxiliadora, Mejoramiento Social y otros puntos ubicados, en su mayoría, fuera del ‘Cordón de Seguridad’ establecido por las fuerzas de ocupación para controlar y limitar el apoyo de la población civil a los combatientes que se batían con bravura de leyenda en la ciudad heroica, he querido hilvanar estas ideas, para que no se pierda su ejemplo en la bruma de los tiempos.
jpm-am
palomo : vaya la proxima semana para el «alto manhattan» para que conozca alguno de eso «palomo que usted se refiere’, pues todavia hay unos cuanto vivos, y coleando, asi como usted se expresa filosoficamenter, para que asi fisicamente vea a algunos de eso ‘he’roe palomo, como usted se expresa.,?pues los esperamos ahi .?
claro que si, ‘visionario’; me gustaria conocerlos. y con ellos establecer una tertulia en la que recordemos aquellos aciagos dias de heroismo y fervor patriotico. de hecho, en el entorno de la barriada del espaillat y sectores cercanos continuamente comparto con algunos ejemplares vivos, de esa legion de heroes que lucharon por la patria, a su modo. saludos!
porque borraron mi comentario anterior, si no contenía palabra obscena. repito. sr. sergio. se le olvido mencionar al barrio de san anton donde se lucho con arrojo y al comando mas preparado en la revoluciona, el comando haitiano.
buenos dias, luis. los barrios y sectores de la ciudad heroica se caracterizaron por el heroismo, arrojo y valor de su gente, en la gesta de abril ’65; pero este relato esta orientado, en eventos protagonizados por mozalbetes que habitaban en ese entonces en la parte alta de la ciudad capital, en donde el peligro era aun mayor debido al control de los guardias del cefa y los ‘marines’. gracias por tu atencion.
fui un simple combatiente sin rasgos de heroismos. simplemente puse mi grano de arena. la muerte rondo varias veces en mis entornos. camine entres algunos cadaveres, a los cuales les ponian gasolina para quemarlos, para evitar epidemias, su hedor era horribles. existio una pequena heroina de 16 anos en guachupita. sus ideales eran comunistas, valiente combatiente con armas en las manos. les decian bazuca. peleo contras las tropas de usa.
se dice que murio combatiendo, otros dicen que fue capturada por las tropas del cefa y fusilada cobardemente. estan tratando de llevar su vida al cine. de esta patriota nina combatiente de abril.