La migración haitiana se origina desde el mismo hecho histórico de su independencia de la colonia francesa de Saint Domínguez, en la isla española en 1804 y lo hacían generalmente para trabajar en la industria azucarera, que duraba alrededor de seis meses duraba la zafra azucarera, luego que terminara dicho periodo, los trabajadores haitianos regresaban a su país Haití.

El aumento de un gran flujo de inmigrantes haitianos en la RD es responsabilidad de las autoridades fronterizas y las autoridades de control migratorio porque no han hecho cumplir la ley y por el contrario se hacen de la vista gorda y dejan pasar la frontera a miles y miles de personas ilegales, o ya sea por complicidad. Ahora se hace más difícil sacarlos del territorio nacional, pues algunos ya se encuentran prestando servicio laboral en áreas como la agricultura, la construcción, servicios de vigilancia, jardinería y áreas turísticas en todo el territorio nacional. Han creado familias, de las cuales muchos de sus hijos están en las escuelas.

Durante los gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer a principio de los años 1966 hasta mediado de los años 1996 al finalizar como gobernante en que Joaquín Balaguer salió de la presidencia de la República, la costumbre de regresar de los trabajadores haitianos a su país fue disminuyendo por la caída de la industria azucarera y se dio inicio a un periodo de contratación de esa mano de obra para el área de la construcción y comenzaron a quedarse y a vivir aquí ya que la actividad de construcción así como las labores agrícola se hicieron de manera permanente.

El cambio de actividad de trabajo para los haitianos les abrió las puertas para quedarse y crear familias. Se observa también una gran actividad de mano de obra haitiana en todas las áreas turísticas de la República Dominicana, así como también gran actividad en el comercio informal, lo que trae como consecuencia que esa mano de obra que antes era dominicana ahora está siendo ocupada por los haitianos.

En los últimos años el problema de la inmigración ilegal de ciudadanos haitianos se ha agravado con la proliferación de los mercados en las fronteras y ahora se pretende erradicar de un momento a otro, llevándoselo por montones, y sin saber los motivos todos esos deportados aparecen como si fueran duendes en las calles de Santo Domingo y todo el territorio nacional. Frente a esta situación el presidente se propone sacar del territorio nacional a más de 10 mil haitianos ilegales de manera semanal y pienso que esa meta es poco probable por lo complejo de la situación.

El hecho de que en nuestro país las autoridades han permitido la contratación de ilegales para cubrir las diferentes actividades que no realizan los dominicanos y que estos trabajadores ilegales han construidos familias y adquirido casas en el territorio nacional, impide la deportación total de las familias, lo que llevaría un proceso más complicado para poder alcanzar los objetivos de los 10,000 ilegales que se pretenden deportar semanalmente.

Estamos frente a un problema complejo y arraigado que el gobierno debe manejar aplicando la ley. Andar corriendo haitianos y dispersando sin un método de que aquellos que deportan no vuelvan a entrar es aún más difícil, pero difícil es impedir que nuestros guardianes de la frontera se pongan los pantalones y digan no al soborno y a la venta de ilegales, así como limitar a nuestros representantes consulares que limiten el número de visas otorgadas.

¿Cuáles medidas deben tomarse para evitar la inmigración ilegal de haitianos?

La primera medida que debe tomarse es el registro biométrico de todos los trabajadores haitianos que entran al país, tanto legales como ilegales. Evaluar la necesidad y autorizar o rechazar su estadía. Mantener el control migratorio a través de la frontera. Obligar a los patronos registrar los trabajadores extranjeros en el ministerio de trabajo y requerir el pasaporte a cada uno indicando el tipo de trabajo que realizan y el tiempo que le han autorizado permanecer.

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