OPINION: Tributos  violadores  de los  derechos ciudadanos

 

Roberto Cachanosky, profesor de Economía, escribió: “Teman al Estado, porque el Estado tiene el monopolio de la fuerza y el control de los funcionarios”
Con mucha habilidad, buena parte de la dirigencia política ha convencido a la población que son ellos los que tienen el monopolio  de la solidaridad.
El resto de los seres humanos que no pertenecemos al mundo de la política no tenemos ese don divino de ser solidarios y preocuparnos  por el prójimo.

Solo unos pocos elegidos, que son ellos, tienen esa sensibilidad especial de querer ayudar a la gente.
Vendido este argumento, el paso siguiente es que el Estado, es decir la dirigencia política, tiene que tener  a su cargo  lo que se conoce como ayuda social que se traduce en los llamados planes sociales.

Ellos decidirán, gracias a la asistencia del Espíritu Santo, o de una de sus concubinas, a quién corresponde “ayudar” y a  quién no.

Se ha montado, de esta manera, un gran aparato estatal repleto de reparticiones públicas con nombres que reflejan la solidaridad  de los iluminados dirigentes políticos que administran miles de millones de dólares.
Bajo este concepto, la democracia se ha transformado en una gran competencia populista en la cual los políticos se esfuerzan  por formular la mayor cantidad de promesas de repartir dinero ajeno.

La idea de trabajo, esfuerzo, iniciativa individual, desarrollar la capacidad de innovación y todo lo que tenga que ver con  la superación personal no existe en el vocabulario de la competencia electoral.


Lo que predomina es el discurso que la gente tiene derecho a que otro le pague la vivienda, le otorgue un subsidio, lo proteja de la competencia de otros productores y cosas  por el estilo.

Ahora bien, la carrera populista tiene como contrapartida una carrera por recaudar cada vez más impuestos o anular incentivos  y exoneraciones.

El primer paso para generar más ingresos tributarios consiste en incrementar las alícuotas de los mismos. Subieron peaje  y tasas y nadie protesto, porque hay una prensa manipulada.

Luego se procede a inventar nuevas gabelas.
En general esos nuevos tributos tienen la característica de poder aplicarse solo violando los más elementales derechos individuales.  Es decir, para poder recaudar los cada vez más complejos impuestos que se establecen, se violan derechos elementales de los  ciudadanos.

Por ejemplo, cualquiera que tenga una cuenta corriente bancaria podrá ver cómo el Estado mete mano en nuestras cuentas, que  es lo mismo que si metiera la mano en nuestro bolsillo para cobrar ingresos brutos, el Itebis o lo que sea.

Inclusive se ha creada la nefasta figura del agente de retención, con lo cual el banco, sin nuestra autorización,  mete mano en nuestras cuentas para transferirle el dinero al Estado.
En nombre de la “solidaridad” social nos meten la mano en el bolsillo como si nada.
jpm
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