Los Pinochos marxistas y mi déja vu político

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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York

A finales del pasado mes de agosto, la comunidad internacional se enteró por medio de un video publicado a través de los medios de comunicaciones escritos, radiales y televisivos, en donde aparecen los guerrilleros Luciano Marín Arango (a) «Iván Márquez» y el invidente Seuxis Pausias Hernández Solarte (a) Jesús Santrich, anunciando que las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y posiblemente junto al Ejército de Liberación Nacional  Pueblo (ELN), retoman las armas para continuar con la lucha guerrillera  en la patria amada de Francisco de Paula Santander.

Las razones que argumentan estos bandidos, secuestradores, asesinos y narcotraficantes -según sus criterios acomodaticios- fue la siguiente: «Anunciamos al mundo que ha comenzado la segunda Marquetalia bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblo del mundo de levantarse en armas contra la opresión».

Ante esta versión al mejor estilo cantinflesco, yo me pregunto y le traslado  a los amables lectores la misma inquietud: Quién les ha dicho a estos criminales, que el derecho universal les ampara para secuestrar niños en Colombia e incorporarlos  a la fuerza a la lucha guerrillera en contra de sus hermanos colombianos? Quién les ha dicho que, ellos tienen la autoridad de desplazar por medio de las armas al gobierno que han escogido los colombianos por medio de los votos y no de las balas?  Y por igual, que ellos tienen el derecho de quitarle las tierras y animales a los campesinos e integrarla  como patrimonio al servicio de su causa política?

Quién les dio la facultad legal de sembrar drogas y mercadear para su propio beneficio y poder comprar armas para aniquilar a las fuerza armadas que protegen la integridad de la patria colombiana? Quién le ha dado el derecho que ellos se abrogan, de asumir una defensa de una supuesta  «opresión» del gobierno al pueblo colombiano? Quién les ha dado el derecho de secuestrar a empresarios y terratenientes, para obtener pagos por su libertad y de igual manera, con cual derecho ellos pueden lanzar impunemente, bombonas de gas a escuelas, iglesias y pueblos para implementar con sus actos terroristas el miedo y la aprehensión en la población colombiana a favor de su causa?

Al parecer, el expresidente Juan María Santos y algunos líderes políticos colombianos que les gusta jugar o nadar en las dos aguas, se olvidaron de una parte de su historia y que, a manera de una enseñanza global nos dijera el filósofo, novelista y ensayista español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás cuando dijo: «Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla». Y eso precisamente, fue lo que sucedió con este mamotreto de acuerdo, a sabiendas de que los izquierdistas por su propia estructura ideológica y partidaria nunca renuncian a sus intenciones malsanas de implantar gobiernos por la fuerza a los pueblos y derrocar a los gobiernos que surgen por el deseo libérrimo de su ciudadanos por medio de un proceso electoral.

Qué es Marquetalia?

Es un municipio de Planada, enmarcado en un pequeño territorio al que uno campesinos de corte comunista en la década de los 50, lo consideraban una «república  independiente» del Estado colombiano y que pertenece al Depto. de Tolima, que dista unos 320 Km de la ciudad de Bogotá. Allí habitaban unos campesinos liberales e izquierdistas liderados por «Marulanda» junto a Luis Alberto Morante Jaime (a) «Jacobo Arenas».

Cuando el guerrillero «Iván Márquez» hace referencia a la «segunda Marquetalia»,  no es más que volver a repetir la historia que dio paso a la creación de las FARC por parte del extinto Pedro Antonio Marín Marín (a) «Marulanda» o «Tiro Fijo», que en aquella ocasión hace más de medio siglo, acudió al ejército a que lo ayudara a resolver un problema de un robo de reses por parte de otro malhechor de nombre Jacobo Prías Alape (a) «Charro Negro».

Cuando «Charro Negro»  fue asesinado, «Marulanda» fue  a la ciudad de Ibagué  a denunciar a ejército lo sucedido y al recibir como respuesta: «Ya vamos para allá a imponer el orden». Entonces «Marulanda» organizó a sus hombres y emboscó a los militares, dando inicio a una confrontación que ha durado medio siglo. La traición y la negación a que el  ejército impusiera el orden en Marquetalia,  fue la génesis de este conflicto. Hoy y en pleno siglo XXI, la historia volvió a repetirse por el «olvido» de la clase gobernante de una parte de su historia reciente, precisamente, con los herederos del pensamiento político del propio «Marulanda» y «Jacobo Arenas»

Los comunistas en pos de sus malsanos propósitos políticos, siempre se toman atribuciones y dicen «actuar en nombre del pueblo» sin que esto sea verdad. Cuando estuve en la ciudad de Ibagué en Tolima,  conversé con varios campesinos tanto en esa ciudad como en Melgar y Bogotá, a  los cuales se les llaman «los desplazados» por las guerrillas y que deambulan por las ciudades de toda Colombia, y percibí en todos ellos que muestran su desprecio y odio hacia  las FARC a la cuales culpan de sus desgracias y el despojos de sus tierras y sus pertenencias.

Basado en este episodio de la historia colombiana,  cuando  se comenzaron a tejer en la Habana, Cuba, el llamado «proceso de paz» de Colombia el 4 de septiembre 2012 y que concluyó el 24 de noviembre 2016 durante el mandato del presidente Juan Manuel Santos y las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército del Pueblo (FARC-EP) a fin de «ponerle fin» a un conflicto que llevaba más de medio siglo, tuve mis dudas y la sensación de tener un déja vu político, porque, como lo he manifestado múltiples veces en mis opiniones, jamás he creído en la buena fe, las  nobles intenciones y en las palabras ni de los comunistas ni de los musulmanes radicales, porque carecen de seriedad, integridad y sus objetivos y fanatismo  perversos están por encima de toda consideración.

Los Pinochos marxistas

Pinocho fue el personaje central de » Las aventuras de Pinocho», fruto de la imaginación de Carlo  Collodi nombre ficticio del escritor florentino Carlo Lorenzini la cual, a pesar de estar escrita y dirigida para un público infantil, su trama y las insinuaciones en la misma podría decirse que eran para un auditorio con una mentalidad más adulta.

En la temática de la obra, el carpintero Geppetto hace en su taller la figura en madera de Pinocho, la cual cobra vida y su detalle más singular y por lo cual es más identificable en el mundo literario a grande rasgos,  es que decía muchas mentiras y cada vez que lo hacía,  la nariz le crecía entre otras cosas.  En consecuencia, yo siempre he identificado a los líderes  izquierdistas como Pinochos políticos a lo largo de la historia y en todos los procesos en que se han visto envueltos.

Son engañosos, hipócritas, cínicos, oportunistas y juegan a ganar tiempo para imponerse en las diferencias y acorralar a sus oponentes políticos. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en la dictadura chavista de Venezuela que ha usado el argumento del «diálogo» para tener ganancia de tiempo, aminorar la capacidad  táctica de sus opositores y maniobrar para fortalecerse.  La misma argucia es utilizada por el pederasta, ladrón y asesino de Nicaragua, José Daniel Ortega  Saavedra en contra del pueblo y la oposición política en la patria de Rubén Darío. Y ni decir  de Fidel Castro Ruz que fue un maestro en ese sentido y se pasó más de 50 años engañando al pueblo cubano. Obviamente, esto no es casual, sino que más bien, corresponde a un dogma político trazado hace mucho por el padre de la  Revolución de octubre de 1917 en Rusia y el que puso en la praxis la teoría marxista en la tierra de Pedro el Grande.

En efecto, Vladimir IIyic Ulyanoc «Lenín» dijo: «Nosotros dialogamos con los enemigos que hemos jurado destruir, solamente cuando carecemos de la fuerza necesaria para abatirlos por medio del diálogo, alcanzamos aquellos objetivos a corto y mediano plazo para ganar tiempo, y cuando efectivamente seamos más fuertes, entonces tomamos sin contemplaciones lo que queremos y sin que nos conmueva las declaraciones y las apelaciones de los enemigos venidos a menos.» (Obrasescogidas, Moscú, 3ra. edición,1935 XXV,Pág. 199). Podemos tener dudas en ese sentido?

Por esa razón, cuando el entonces presidente de Colombia Juan Manuel Santos dio los primeros pasos para iniciar los diálogos con las guerrillas de las FARC, entendí que eso era una pérdida de tiempo, bajar la guardia frente a una organización criminal, narcotraficante, terrorista, secuestradora, una mafia armada y organizada para el delito y aliada con regímenes totalitarios como la dictadura castrista de Cuba y la chavista en Venezuela. Lo peor de ese acuerdo, fue  tratar de darle poder político e insertarlo en el Congreso colombiano; arroparlo con el manto de la impunidad al extinguir las penas por los delitos cometidos y concederle una extensión territorial para que sigan comercializando y plantando libremente el cultivo de drogas. (Ver mi opinión publicada en este diario) https://almomento.net/el-desarme-de-la-farc-melodrama-al-estilo-de-corin-tellado/331368/

Es dable recordar que, el pueblo colombiano mediante un referéndum celebrado en febrero 2016, rechazó con un 50.23%  ese pacto con las guerrilleras con un triunfo del «NO» a su implementación al proceso de paz erigido en la Habana, Cuba,  dejando en ridículo al presidente Juan Manuel Santos que  previamente había hecho invitaciones a otro gobernantes para la firma del referido acuerdo de paz.

No pasó mucho tiempo para que el mismo me haya dado la razón, en el sentido de que todo este esfuerzo político que contó con la complacencia del pusilánime presidente de entonces de los Estados Unidos Barack Hussein Obama II Dunham, amigo complaciente de la dictadura castrista, de los gobiernos desafectos a la Unión Americana  y arquitecto del desastroso y ridículo acuerdo nuclear con Irán; de la bendición del papa de la Iglesia Católica, el socialista Francisco y de muchos gobiernos que creyeron en la sinceridad y promesas de estos bandidos comunistas, fue una farsa haciéndoles creer que iban a caminar por la senda de la democracia,  una mentira y una patraña que los ha dejado a todos  en ridículos .

Las guerrillas de las FARC no es verdad que se integraron realmente al proceso de paz, ni tampoco entregaron todo el arsenal bélico, entregaron solo una parte a manera de simulación, guardando su real armamento en territorio venezolano bajo el amparo de la dictadura chavista y solo trataron de ganar tiempo para acomodarse en su nueva faceta. No es verdad -como creyeron los ingenuos- que ellos iban a dejar el pingue negocio del trasiego y la venta de las drogas cultivadas. El que se creyó eso fue un ingenuo  en materia política o un perverso ocultando sus reales pasiones.

La mejor manera de entender que los izquierdistas no son dignos de fiar ni se les puede creer lo que dicen o prometen, nos las legó en un pensamiento Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn, escritor ruso, Premio Nóbel de Literatura 1970 y autor del valioso libro «Archipiélago Gulag» cuando dijo:

«Cualquier hombre que haya proclamado la violencia como su método está inevitablemente obligado a tomar la mentira como principio»

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