OPINION: El silencio de los historiadores
En la primera mitad del siglo XX surgió una pléyade de historiadores que retomaron con nuevos bríos la herencia del padre de la historiografía dominicana, José Gabriel García. Estos historiadores restauraron meticulosamente la autoridad del documento; describiendo menudamente las intrigas que servían de tramoyas.. De este modo, la información periodística, las memorias, correspondencias, los documentos oficiales, los testimonios y las fotografías con la finalidad de llevar a cabo la reconstrucción exacta del pasado, apegado al ideario de los fundadores del Estado.
La conquista de ese inmenso pasado comienza con los extraordinarios hallazgos documentales de D. Emilio Rodríguez Demorizi. Compendió toda la cronología desde períodos anteriores a la Independencia: documentos, biografías, archivos personales, archivos parroquiales y familiares, publicaciones periódicas, documentación de los gobiernos y de las instituciones. A la documentación reunida por Rodríguez Demorizi; se añadieron los esfuerzos de interpretación verdaderamente extraordinarios representados por Américo Lugo, Manuel A. Peña Batlle, Vetilio Alfau Durán que nos conducían a la elaboración de una historia nacional, cuya meta era fabricar un pasado en el cual todos los dominicanos puedan reconocerse. Comprender nuestro presente. Proyectarnos en el porvenir. Preservar la continuidad histórica de nuestra sociedad.
Al cabo de cien años, se hallaban completamente reconstruidos los mayores momentos de la historiografía dominicana. La colonización, la formación de la nación dominicana, la independencia de los franceses en 1809, la independencia efímera de 1821, la dominación haitiana de 1822, la independencia de 1844, la Anexión a España, la Restauración de la Independencia, la dictadura de Heureaux… todo el trasfondo del pasado ha sido con ampliado en nuevas interpretaciones enriquecidas por el enfoque demográfico, por la historiografía militar, por la historia de las fuerzas económicas y de las mentalidades. Con este inmenso esfuerzo se le dio un impulso sin precedentes a la investigación, a la enseñanza de la disciplina y a la divulgación.
La manipulación de la historia
Andando el tiempo, estas circunstancias cambiaron brutalmente. Tras la decapitación de la dictadura de Trujillo en 1961 y tras la guerra de abril de 1965, surgió una nueva historiografía en la que predominaba el enfoque ideológico. Momento en que los intelectuales del Partido Comunista Dominicano (PCD) y de otros grupos filo socialistas conquistaron definitivamente la Universidad y se propusieron divulgar una historiografía desconectada del proyecto nacional. No se trataba ya del revelar el pasado de nuestro país, sino de exaltar la lucha de clases . Poner de relieve las cosas que nos separan. Y, en algunos casos. trasladan la guerra política al pasado. De manera que los personajes del pasado eran tratados en muchos casos con saña ejemplar, como si se combatiera a un enemigo. Y, en otros casos, con indulgencia, como si se tratara de un adepto del partido del historiador. Con esas visiones en lugar de revelarnos el pasado, queda enmascarado por las obsesiones del historiador. De esos enfoques nació una historiografía que idealiza la dominación haitiana, que tiene numerosos cultores, particularmente en la Academia dominicana de la historia.
El historiador y ex presidente haitiano, Leslie Manigat, reconoce la modificación de la historiografía dominicana, y presentando como uno de los objetivos de un proyecto de Estado binacional, la destrucción del pasado que habíamos construido los dominicanos:
Podemos señalar toda una serie de escritos, expresión de una corriente científica anti racista que va desde Hugo Tolentino Dipp profesor universitario y político, que ha denunciado la “ impostura histórica de inferioridad supuestamente revelada en el color de la piel, a través de Rubén Silié, entre otros hasta llegar a la obra de Franklin J. Franco, historiador que ha denunciado las interpretaciones errónea s de la historia haitiana. Elucubraciones elaboradas a partir de principios racistas, anti científicos para la elaboración de una conciencia de desprecio y odio del pueblo haitiano. De lado dominicano hemos visto, los esfuerzos de una escuela revisionista, inspirada ampliamente por un humanismo de izquierda, que tiende a un acercamiento de tipo psicológico y científicamente legítimo de pueblo a pueblo, al través de una vanguardia intelectual progresista.
( Les relations haitiano-dominicaines. Ce que tout Haitien devrait savoir, Port au Prince, Cahier du CHUDAC, volume2 1997, pág.14 y 34)
Se le llama progresista a todo aquel que se ponga al servicio de anulación de los resultados históricos que suponen nuestra independencia de Haití. La conquista de la escuela por parte de personas que promueven la disolución. Al destruir esas interpretaciones tienen la sensación de que intervienen en el curso de la historia.
Examinemos punto por punto cada uno de los argumentos empleados para vaciar de contenido la independencia nacional.
- Se plantea que la ocupación haitiana fue solicitada por los dominicanos, para presentarla como un acto plenamente justificado. Al hacerlo se pone de lado que la Constitucion haitiana de 1805, omitía el reconocimiento del pueblo dominicano. He aquí el texto constitucional haitiano, que se mantuvo en el candelero hasta la Constitución de 1874, momento en que Haití reconoce al Estado dominicano:
Art. 18. Las islas más abajo designadas son partes integrantes del Imperio: Samana, la Tortue, la Gonave, les Cayemittes, l’île à Vache, la Saone, y otras islas adyacentes
La guerra dominico haitiana (1844-1856) fue la demostración cabal de que la dominación no representaba la voluntad del pueblo dominicano.
- La explicación, según la cual, el régimen implantado por Jean Pierre Boyer trajo progresos a la porción de la isla que ocuparon los dominicanos contradice la historiografía haitiana, que nos muestra a un régimen que había entrado en barrena, en un imperturbable proceso de decadencia y hundimiento, que la hizo pasar de ser la colonia más rica del continente al país más empobrecido. Los haitianos nos privaron de nuestra independencia y nos obligaron a pagar la de ellos. Varios historiadores explican las menudencias de ese régimen ( James Leyburn: El pueblo haitiano; Beaubrun Ardouin: Etudes sur l´histoire) .
- Se ha dicho que la Revolución haitiana implantó un régimen de igualdad, que influyó en las independencias del continente. Eso es totalmente falso. Fue un régimen negrocéntrico; el único en el hemisferio que privó constitucionalmente a los primerísimos habitantes de su colonia del derecho a pertenecer al país y el derecho a la propiedad. Tal como aparece expresado en el artículo 12 en su Constitución:
Art. 12. Ningún blanco, cualquiera sea su nación, pondrá un pie en este territorio con el título de amo o de propietario, y de ahora en adelante aquí no podrá adquirir ninguna propiedad.
- En la historiografía fusionista dominicana se le han inventado coartadas al cierre de la universidad de Santo Domingo, planteando que obedecía a la implantación del servicio militar obligatorio. El historiador haitiano Edner Brutus ( L´instruction publique en Haiti) demuestra con pruebas abundantísimas pruebas que Boyer cerró no sólo las escuelas en el país, prohibiendo , por lo demás, el uso de la lengua española en todos los actos oficiales, sino que, además, cerró todos los liceos de Haití.
- Otra falsificación consiste en colocar a Toussaint Louverture como prócer de la revolución y de la libertad de los esclavos. No hay tal porque mantuvo el sistema de plantaciones; suprimió el foete y los maltratos a los esclavos; aun cuando se mantuvo, con ayuda de los ingleses diez años en el mando, nunca proclamó la Independencia de la colonia, presentarlo como un independentista al que sólo quería ser gobernador de un territorio perteneciente a Francia, a la que finalmente se rindió. El fatras baton, mote con el que se conocía no vivió en el Imperio en Haití, sólo conoció a Saint Domingue.
- Se ha dicho que la Revolución haitiana trajo nuevos derechos, porque se la supone como una derivación ideológica de la Revolución francesa. Desde el punto de vista político fue un retroceso hasta las formas del antiguo régimen: la monarquía del emperador Dessalines, de Christophe y las presidencias vitalicias de Petion y de Boyer, que tenían los mismos rasgos absolutistas.
- La esclavitud fue abolida, primariamente por los franceses, los comisionados Sonthonax y Polverel; fue abolida por Toussaint Louverture en las dos partes de la isla; pero luego fue sustituida en Haití por los trabajos forzados; fue reimplantada en el norte de Haití por el Rey Henri Christophe, y se mantiene como una supervivencia actual en instituciones como el restavec, la esclavitud de los niños huérfanos. Los haitianos acusan en los foros internacionales de practicar la esclavitud. Sin embargo, esta deplorable institución nunca ha desaparecido completamente de Haití
tremendo trabajo, pero ha pasado desapercibido para los foristas de aquí.es una pena.