El queso vigilado por el ratón

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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York

Para muchos de los amables lectores que me honran con su atención,  el título de esta modesta opinión quizás les parezca un poco raro, o en su defecto,  pensarán que el tema que voy a tratar sería relacionado a los Mus que corresponde al género de los roedores miomorfos de la familia Muridae, los cuales incluyen a la mayoría de los ratones.
De igual manera, se imaginarán que me voy a referir a ese producto lácteo que forma parte de las exquisitez de los seres humanos, como lo es el queso y que por igual,  es  uno de los  alimentos preferido por las ratas.  Pues, no es ni lo uno ni lo otro, sino que sencillamente, hago uso en el plano de la exposición escrita de una figura retórica llamada símil, que sirve para utilizar el recurso de la semejanza o comparación entre dos cosas.  Aclarado esto, paso al desarrollo del tema que quiero exponer.
Alguna vez se han preguntado qué es la justicia? La acepción  proviene del latín «iustitia» que a su vez, viene de «ius»  (derecho) y que en traducción simple significa (lo justo). En consecuencia,  la podemos definir como el principio moral que es vital a la vida en sociedad y que corresponde al concepto de que,  cada persona obtiene lo que le corresponde,  lo que le pertenece o lo que se merece.
Es dable destacar,  que antes hubo un período en que la sociedad estimaba que la única justicia que se consideraba era la  divina, más luego y con la intervención del Estado, surgió el contrapeso por medio a lo que se conoce como el Poder Judicial como ente encargado de entablar la justicia entre los ciudadanos.
Entonces, como es obvio, la misma no se aplica sola sino que necesita el concurso de alguien que la imparta con dignidad y honestidad.  La justicia divina la impone Dios y la humana la ejecutan los hombres y mujeres los cuales para eso deben ser probos, decentes, diáfanos, de  conducta intachable, incorruptibles, honestos y, con un historial en sus vidas sin máculas que señalar. De no ser así, es improbable que puedan ejercer la justicia con sobriedad, decencia y pulcritud.
A qué se deben todas estas disquisiciones que hago de la justicia y los que deben aplicarla? La respuesta de ello es para referirme al personaje que  encabeza la máxima representación de ese poder del Estado en Venezuela y que, nos demuestra hasta la saciedad,  que la patria de José Antonio Páez Herrera  actualmente es un Estado fallido, con una cúpula gubernamental inmoral, acéfala de honestidad,  huérfana de pulcritud, corrompida hasta la médula y una pandilla de facinerosos sin escrúpulos alguno.  Veamos las razones  por las cuales expreso esto.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de la Venezuela chavista
 
Es el máximo órgano de Justicia en Venezuela y por consiguiente,  la cabeza visible del Poder Judicial en esa nación. A partir del 5  de noviembre del año 1999  sustituyó a la Suprema Corte de Justicia en virtud de una decisión de la Asamblea Nacional y otorgándole autonomía financiera. En medio de fuertes críticas y violando todos los procedimientos legales y constitucionales,  la Asamblea Nacional Constituyente «Cubana» y después de celebrar el mamotreto de «elecciones presidenciales» sin oposición que hizo la dictadura chavista,  impusieron como Presidente del referido Tribunal al Dr. Maikel José Moreno Pérez.
Como es manifestado en otras ocasiones, los izquierdistas o comunistas no hacen las cosas porque sí o por mero capricho,  sino que  ellos  proceden basados en su  metodología política de  que todo lo que hacen es en pos de una utilidad para un momento determinado y fruto de algo previamente planificado. Y esa fue, precisamente, la razón por la cual el Dr. Mikel José Moreno Pérez encabeza la presidencia de ese máximo Tribunal de Justicia en la Venezuela chavista.
Ahora bien, no se si los amables lectores que me honran con su atención, conocen la trayectoria del Dr. Moreno Pérez y si su rol como ciudadano o profesional del derecho son adecuados o meritorios para ocupar tan elevada responsabilidad. Y eso, justamente, es lo que voy a exponer en esta oportunidad.
Legado conductual del Dr. Mikel Moreno Pérez
El Dr. Mikel Moreno Pérez,  fue un expolicía que laboraba como oficial de la policía política venezolana, conocida ahora como el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) en el gobierno chavista. En el 1987 y estando en el Estado de Bolívar al sur de Venezuela, asesinó a su esposa, crimen por el cual fue sometido y juzgado, siendo condenado a prisión en la cual sólo tuvo apenas dos años recluido en la cárcel.
No bien había salido de prisión tras haber conseguido un beneficio procesal a su favor,  fue reincorporado al cuerpo policial y, estando allí, volvió a cometer otro asesinato, en esta ocasión en contra del ciudadano  Rubén Gil Márquez, ocurrido en una balacera en Caracas en 1989. En esta oportunidad, «no fue hallado culpable», pero fue despedido del cuerpo policial de seguridad.
Después de su despido del cuerpo policial, se convirtió en  abogado y formó parte del Ministerio Público. Corría el año de 2007 cuando un exmagistrado chavista de nombre Luis Velásquez Alvaray y por demás, prófugo de las autoridades venezolanas, acusó al Dr. Moreno Pérez de participar en una organización delictiva en el aparato judicial venezolano y  culpable de casos de corrupción llamada «La banda de los enanos». Se involucró políticamente al chavismo y su suerte subió como la espuma, al grado de ser nombrado agregado comercial en Roma, tras ser destituido como Juez por desacato a una orden de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Fue el defensor de Richard Peñalver,  un chavista acusado de disparar en el Puente Llaguno, en donde murieron varias personas que protestaban en contra del gobierno de Hugo Chávez. Y, como si fueran pocos sus delitos, fue el autor de la orden de detención del conocido criminalista  Iván Simonovis,  quien ejercía  como jefe de seguridad en la Alcaldía Mayor en los sucesos el 2002 y condenado por el propio Hugo Chávez, quien pidió 30 años de prisión, lo que demostró que en Venezuela se cernía una dictadura que violaba los derechos humanos y que la independencia de los poderes ya era una quimera en la era bolivariana del chavismo inmoral, corrupto y degenerado.
No obstante todo este prontuario delictivo, incluyendo el doble asesinato cometido  por el Dr. Mikel Moreno Pérez,  la Asamblea Nacional Constituyente (Cubana) creada al margen de la Constitución y pasando por encima de la voluntad del pueblo, en desconocer las atribuciones de la Asamblea Nacional (El Parlamento) integrada por la oposición, impuso su figura como Presidente del máximo Tribunal de Justicia por tres razones concebidas de manera aviesas y perversas:
a) Desconocer la autoridad conferida por el pueblo venezolano a la oposición a dirigir éste importante órgano legislativo, a fin de que no tuvieran efectos sus disposiciones que contradijeran o fueran obstáculos a las decisiones arbitrarias y dictatoriales del gobierno central.
b) Poder de esa manera y ya previamente establecido,  juramentar de nuevo al írrito ocupante del Palacio de Miraflores, fruto de  un supuesto triunfo de unas «elecciones presidenciales» celebradas adelantadas (volando la Constitución) y sin la participación mayoritaria de la oposición, consideradas en gran parte del mundo como fraudulentas, inadmisibles y carentes de transparencias.
c) Mediante esta artimaña política, propia de rufianes políticos y sin un ápice de ética,  se obviaba el tener que «juramentar» al farsante del engaño y de la burla al pueblo, ante la Asamblea Nacional (El Parlamento) único con la autoridad para hacerlo y que obviamente, no se iba a prestar para ello y de esa manera ilegal y violando los preceptos constitucionales, retener el poder.
En consecuencia y basado en lo descrito anteriormente, es la razón por la cual titulé este modesto artículo de opinión «El queso vigilado por el ratón». En este caso, la Justicia sería el queso y quien la vigila y la imparte es el ratón, o sea, el Presidente del Tribunal de Justicia, que no es más que un local del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y que, en vez de usar camisas y boinas rojas, visten con las togas y los birretes.
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