OPINION – Doña Peggy: Un lujo de Embajadora

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EL AUTOR es promotor de inversiones y negocios. Reside en Milán, Italia.

Tenemos que admitirlo: Los dominicanos, padecemos un mal. Al parecer endémico. Y es que, aparentemente no sabemos o no hemos aprendido, aún, a reconocer ni a diferenciar “La paja del trigo”.

Y más en política donde la generalización irracional es “A = A” por lo tanto, muchos piensan que ninguno sirve. Pero si no reconocemos lo bueno y lo que funciona ¿Cómo vamos a avanzar? ¿Cómo lo vamos a replicar?

Nuestro país avanzará a la velocidad de un rayo, si y sólo si, (1) cuando logremos aprender a diferenciar, (2) cuando hagamos política de un modo más racional, (3) cuando nuestro comportamiento sea de igual modo y nuestras instituciones eleven sus estándares —Ver Analyzing Politics: Rationality, Behavior, and Instititutions por Shepsle, Kenneth A., Harvard University—.

A raíz de la visita oficial de sus Excelencias el Presidente Danilo Medina y el Canciller Histórico, Miguel Vargas, a la ciudad de Roma Italia, he podido contactar con mis propios ojos la excelente gestión diplomática de Doña Alba Cabral Peña Gómez, cariñosamente “Doña Peggy”. De la cual doy testimonio.

Yo ya sabía del alma noble de doña Peggy, pues de manera incidental un día descubrí que, por más de 20 años, de manera silenciosa, sin salir ni publicar en los medios para sacar provecho o capital político, doña Peggy Cabral venía haciendo una tremenda obra social, que consiste en apoyar la rehabilitación de mujeres carcelarias dotándoles, cuando así es posible, de los medios necesarios para alcanzar una carrera universitaria —y yo me pregunto si ¿Existe un modo mejor para lograr reinsertar un ciudadano que ha ofendido ala sociedad, a la cual debería contribuir para mejorarla?—.

Son muchísimos los casos de éxitos, que bien se deberían documentar a los fines de multiplicar esta noble obra social de manera más amplia. Incluso he escuchado de casos de ex carcelarias, que después de lograr su libertad, continuaron asistiendo a sus clases en su recinto penitenciario, hasta lograr sus títulos universitarios. Esa obra me dejó muy claro el calibre y la sensibilidad social de nuestra embajadora en Roma.

Doña Peggy también viene realizando un gran trabajo de apoyo y soporte a nuestra laboriosa comunidad dominicana en toda Italia. El evento más significativo salió publicado en la prensa recientemente: La firma de un acuerdo para otorgar cerca de 500 becas, para los niveles de posgrados y maestrías a jóvenes dominicanos residentes en Italia, que así lo soliciten. Y ni hablar de los más de 20 acuerdos con universidades y entidades científicas italianas para beneficiar las universidades dominicanas y por ende al talento dominicano.

En cuanto a la visita del señor Presidente Danilo Medina, invitado junto al Papa Francisco y el Primer Ministro Italiano, Gisuseppe Conte, como uno de los conferencistas principales a la 42° período de sesiones del Consejo de Gobernadores del FIDA en la FAO con sede en Roma, también realizó una visita oficial, con recibimiento especial del Presidente del Estado Italiano, Sergio Mattarella.

Hacía más de 22 años que no se realizaba una visita oficial de un Presidente dominicano al ´Quirinale´ y se ha logrado dicho evento gracias a la gestión diplomática de nuestra excelentísima Embajadora en Roma, Alba Cabral Peña Gómez.

En muy poco tiempo la gestión diplomática de doña Peggy viene rindiendo frutos y resultados concretos en beneficio de la República Dominicana y de nuestra gente, en casi todas las áreas pertinentes y necesarias para el desarrollo de nuestro país.

Italia es una de las 7 principales economías del mundo. Si quisiéramos dar pasos concretos hacia el desarrollo sostenible deberíamos crear asociaciones y relaciones sólidas a muy largo plazo con las instituciones del Estado Italiano, pero también con el sector económico, financiero, industrial, académico y científico. Y es precisamente esto último lo que doña Peggy viene propiciando de manera muy exitosa junto a su eficiente equipo de trabajo.

En el 2016 escribí y publiqué lo que podía ser un camino, una estrategia para motorizar nuestro desarrollo como país, siendo la Cancillería un motor muy importante para dicho objetivo, donde sugería el papel que deberían jugar nuestras embajadas en dicho proceso. Hoy me da muchísimo gusto ver que en Roma se está haciendo de una manera altamente encomiable o mejor dicho ‘commendable`.

Espero que todo el pueblo dominicano se lo reconozca: ¡Muy bien hecho doña Peggy!
wandyramirez@gmail.com

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