OPINION: Dajabón despide al patriarca

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 DAJABON.- Su descollante presencia, su proverbial dinamismo y la entereza que formaban parte de su personalidad se hacía notar a cada paso del devenir social de la vida en la frontera dominicana, una vasta región a la que entregó su vida, sus esfuerzos e ilusiones, con una disposición con visos de apostolado.

 Más allá de la simple convivencia en el ámbito comunitario y la necesidad de aunar esfuerzos junto a los demás residentes del caserío rural, este grande hombre fue más allá, y se abrió paso por su descollante capacidad como organizador y trabajador incansable, lo cual servía de ejemplo y acicate para quienes le acompañaron desde aquellos difíciles años de la adaptación a la vida en la frontera.

 Como otros miembros de la segunda generación de la oleada de pioneros que llegó a los campos de Dajabón para cultivar y hacer parir los surcos de aquella tierra de promisión, crecí viendo a Francisco Portes con la aureola de hombre dinámico, dado al trabajo, a las fiestas y la diversión. Pero por encima de todo esto, siempre pude apreciar su jovialidad, don de gentes, la profundidad de sus planteamientos y el ejemplo positivo que siempre marchó parejo con su vida.

EL AUTOR es escritor e investigador histórico. Reside en Nueva York.

 A ello se debe que nunca pudimos establecer una barrera entre aquellos miembros de sangre de la familia Reyes Jiménez y otros –entre los que destaca, además, el inolvidable Pedrito Batista-, quienes oscilaron alrededor de nuestro conglomerado y se hicieron querer y respetar, por su forma de ser y el espíritu noble con que siempre se manejaron en el transcurso de sus vidas.

 Nuestros abuelos le tuvieron como uno más de la familia. Y para nuestros padres, tíos y tías, el dinámico y bonachón Francisco siempre fue un amigo, colaborador en el trabajo e incansable compinche de fiestas y francachelas.

 La justeza y profundidad de sus consejos, lecciones de vida y contundentes planteamientos  ante los más diversos temas de la vida diaria, retumban como sentencias en mis oídos. Y acompañarán mis pasos, a partir de hoy, cuando su presencia inmanente se diluye en el espacio vital en que nos desenvolvemos, para emprender un eterno recorrido hacia los ignotos senderos que reclaman su presencia.

 Francisco Portes nos deja, en este día. El deber de familia nos impone, nos exige, que nos unamos con muestras ostensibles de solidaridad, en apoyo de nuestro hermano Ignacio Portes, esposo de Ysabel Tejada y padre, junto a ella, de una valiosa descendencia.

 Tambien debe llegar nuestro apoyo a los demás hijos que le sobreviven: Amparo, Patria, Hipólito, Lourdes, Adriana, Junior y Dalquiris, procreados junto a Dona Zoila Estévez y otras apreciadas damas.

 Francisco Portes fue un icono entre de los habitantes de la zona fronteriza y un paradigma digno de imitar para todos los miembros de la familia Reyes Jiménez y relacionados.

 Todos juntos debemos rendir tributo a la memoria de este legendario luchador de las mil batallas, poniendo en alto sus sabias y sanas enseñanzas.

 Descansa en paz, venerable Patriarca!

JPM 

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