OPINION: Algunas cosas de Tiberio Castellanos

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Tiberio Castellanos.

 

  MIAMI.- Acabo de leer a Don Tiberio Castellanos Vargas. Hace una descripción recordatoria por los diferentes vericuetos que ha dado el quehacer cultural dominicano en el Sur de la Florida. La mayoría intentos truncos; calzados de pesadilla, pero realizados con tanto entusiasmo que mientras se trata de mantenerlo fuera de los linderos de la política todo funciona de maravilla.

 

Don Tiberio que fluye con su pluma desgarrante y recordatoria nos pasea por esos lugares desde Key Byscaine hasta viajar hacia donde el Pastor Beato a pintoresca ciudad de Coral Gables y aterriza como una mariposa detrás de una turbina de avión en el estudio Artístico- bohémico-cultural del último de los Románticos, Máximo Caminero, el máximo. Don Tiberio que tienen una memoria como su paraguas y su colgante bretel ( una cinta estrecha de tela que, pasando por los hombros, sujeta a algunas prendas de vestir.) siempre puesto como aquellos caminantes de la época de Eduardo Zamacois, Zola,  Bretón, Darío y cuando a penas, Amado Nervo sólo se conocía de noche, porque tenía una dentadura llena de sarro por París; o por los bohemios intelectuales que se sentaban en mecedoras en el Parque Colón, para hablar de literatura pura y algunos otros chismes que solían salir en el Foro Público o en el Suceso de hoy, para no ser acusados por la satrapía trujillista de traidores. Eso sucedía en Ciudad Trujillo.

 

Don Tiberio habla  de la Fundación Dominico Americana de Radhames Peguero que en verdad fue  un inicio que le dio pocas luces a la cultura dominicana en aquel rincón de la Unión Americana.

 

Don Tiberio habla de abrirse paso como dominicano en una cultura que ya conocía, porque había vivido en Dominicana, pero en Cuba. En Dominicana conocía bien su lar patrio; el  terreno de juego de ambos países antillanos que lo llevó a esas tierras gracias a dos tiranías crueles que tanto Dominicana como en Cuba había experimentado…  Don Tiberio con su lenguaje sencillo, pero mortificador afirma que en un programa de televisión que tuvo con Yocasta Vásquez en el Miami Dade College del Centro de la ciudad de Miami fue donde  Caminero le propuso la formación de lo que se llamó la Casa Cultural Dominico americana. Don Tiberio hace una descripción tétrica de sus amigos que se lanzaron  como protagonista al tratar de hacer algo por la Cultura Dominicana en aquellos rincones donde Luis Labera, Mencía Lister y el compueblano de Don Tiberio Nunú Álvarez y algunos más que deseaban mantener el pábilo ardiendo de lo que la llama dominicana debía  ser en el Sur de la Florida.

 

Don Tiberio habla de los buenos tiempos cuando se consiguió el local en la Collins; un edificio condenado a muerte como la cultura de la  dominicanidad en esa época y que finalmente murió nos recuerda el viejo visitador del Hotel San Luis en aquella época en que Juan Bosch, Ángel Miolán, Virgilio Mainardi, Carlos Andrés Pérez y otros exiliados Vivian en La Habana cuando era La Habana. Don Tiberio comenzaba a  hablar de las jóvenes artistas que se unieron a Caminero en aquellos momentos de inicio. Había un entusiasmo hermoso.

 

 

Con dolor espartano Don Tiberio Castellanos Vargas afirmaba: «Creo que era algo así como Rostros de la Comunidad. Se suponía que los retratados dieran, al menos, las gracias. Ni eso. Me imagino que después de aquello Máximo no volvió a la figuración. Pero, ciertamente

hubo muy buenos retratos. Yo diría que en mayor número que la contribución de los retratados al empeño de Máximo.»

 

 

En aquellos tiempos Don Tiberio tiene la grandeza de recordar a dos dominicanos grandiosos y nobles. Nos dice como un dejo sentimental, «En ese tiempo de la Avenida Collins El Dr. Luis Manuel Campillo y Rosa, su esposa contribuían con su entusiasmo y con otros materiales también, a la mejor lucidez de los actos. Campillo fue presidente de la Casa luego de Máximo.» Que sensibilidad tan humilde la de Don Tiberio de recordar a este matrimonio que en medio de tantas luchas, sinsabores, dolores, ingratitudes los recuerda. Ahí se basa la grandeza de los hombres.

 

 

Don Tiberio nos recuerda, además, aquellas tenidas bohemias literarias en el Estudio de Máximo que tenía en la Byscaine Boulevard donde duró tantos  años. Todos los fines de semana los bohemios caían allí. Muchos venían  de lugares distantes, pero le gustaba pernotar con ese artista dominicano. Tenía una colección de todos los colosos pintores dominicanos, desde Ulloa hasta Fabré en una alacena al desgane y sólo me decía ¿Cómo podemos tener Casa Cultural de esta forma?

 

 

Desde Luis Vázquez, Virgilio García con su famosa guitarra bohemia, varios encuentros en la Galería de Ureña Rib el malogrado artista de reciente tumba…

 

Antes de la despedida de las cenizas de Luis Labera, Máximo fue a mi Nido del Águila con él a Sunny Isle  Beach. Allí en aquella venturosa noche lo escuche de viva voz con ella pausada a este hombre de tantos conocimientos; modulador de palabras arropadas y sílabas bien pronunciadas antes que sus cenizas se esparcieron en el estudio de Máximo Caminero.

 

 

El último acto que recuerdo en el estudio de Máximo fue la despedida

De las cenizas de nuestro muy querido Luis Labera.

 

 

Don Tiberio habla se los Viernes Culturales que fue una idea de varios de los que vivíamos allí…. Hasta que se consiguió el permiso con el condado. Era una cuestión de moda para la época. Luego José Antonio Gutiérrez y sus allegados hicieron varias reuniones y actividades. Tanto Marisela como José Antonio eran personas súper especiales. Don Tiberio recuerda de las diversas actividades que en la administración de José Antonio se llevaron a cabo. En esa directiva nos reuníamos en el Templo donde pastorea el Reverendo Beato; se hicieron muchas reuniones y conferencia donde participaron desde el General Soto Jiménez, Marino Zapete e ilustres académicos como el doctor Marcos Antonio Ramos y el doctor Roberto Guzmán entre otros.

 

 

Don Tiberio tributa con todo honor  a Yunis Segura McNally que fue una de las piedras angulares de mantener los viernes culturales a lo largo de ocho años hasta que se perdió el local… Con el tiempo y es lo que no dice Don Tiberio las actividades culturales se politizaron.  Invitados Augustos que cacareaban para una bancada política… Don Tiberio no toca ese tema pero lo deja entrever como buen pimentelense que es.

 

 

He sido de los proponentes que la Casa Cultural Dominico americana debe tener  su propio local. El último a quien escuché con la idea fue a Belarmino Javier González que nos prometió que conseguiría un edificio para hacer el Edificio de la Casa Cultural, pero se nos fue a destiempo… eso también es bueno que se sepa… luego lo otro ha sido cascaras sin nueves….

 

 

Hoy solo quedan los recuerdos. Los políticos se adueñaron de esa entidad que debería tanto Máximo Caminero como el doctor Luis Manuel Campillo retomar esa gloriosa epopeya que les queda al pueblo dominicano en aquel glorioso Sur de la Florida.

 

 

Tanto   Máximo Caminero como a Luis Manuel Campillo  y a Don Tiberio Castellanos Vargas  sólo les recuerdo que en la vida hay siempre un deber al cual sacrificamos todos los demás; si ese deber nos lo creamos nosotros mismos, nuestra Vida ha encontrado un objetivo, y vale la pena de vivirla, porque cuando la esclavitud es voluntaria, es una suave voluptuosidad que nos hace soportarla con deleite; el deber que nos imponen los otros, es el deber intolerable, como los amores que los otros nos imponen…

jpm

EL AUTOR es comunicador. Reside en Cotuí.
EL AUTOR es comunicador. Reside en Cotuí.
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