No más impuestos es la consigna
Desde que se instalaron las nuevas autoridades del país, encabezadas por mi querido amigo el presidente Luis Abinader, el 16 de agosto del 2020, se madura la idea de una reforma tributaria.
Esa reforma, impulsada por el Gobierno, no debe ni puede ser un golpe más a la clase media y a los pobres del país, porque podría generar manifestaciones y protestas, como las que se escenifican en Colombia, las cuales llevaron al presidente de ese país, Iván Duque, a retirar del Congreso el paquete de medidas tributarias que pretendía materializar.
A pesar de eso, las protestas siguen y han provocado decenas de muertos, casi mil heridos, cientos de presos y más de 400 desaparecidos, en medio de la polarización de los sectores políticos.
Las reacciones de rechazo a la brutalidad policial y la desproporción en el uso de las fuerzas no se han hecho esperar.
Las reacciones en contra de ese estado de cosas vienen de los colombianos, de los gobiernos de otras nacionales, del sistema de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
¿Por qué no se detienen las movilizaciones y los reclamos del pueblo colombiano, si el Gobierno retiró su propuesta de golpear con más impuestos a la población?
Lo cierto es que ese descontento social viene acumulándose desde hace mucho tiempo.
A pesar de su estabilidad macroeconómica, su gran riqueza y potencial para el posicionamiento global, Colombia es el segundo país de la región de América Latina con mayor desigualdad y acumulación de riqueza por parte de pequeños grupos élites, después de Brasil.
En las continuas violaciones a los derechos humanos, los asesinatos, el narcotráfico, las guerrillas, el paramilitarismo y otros males, reside la lógica operacional de los grupos guerrilleros que han actuado en esa nación por más de 60 años.
La pandemia empeoró esa situación, con efectos colaterales en la economía global.
El año pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) colombiano cayó casi un 7%, el desempleo subió a un 17% y cerca de 4 millones de ciudadanos cayeron en la pobreza.
Que no olviden los amigos del gobierno dominicano que los efectos económicos y sociales de la pandemia apenas inician.
No es el momento de imponer más gravámenes al pueblo dominicano. Recomendamos desistir de ese propósito, por el bien de la nación.
No más impuestos es la consigna de la hora en la República Dominicana.
Esa intención se manifestó al final de año pasado, cuando el presidente Luis Abinader introdujo al Congreso Nacional el Proyecto de Presupuesto General del Estado para el 2021.
En esa oportunidad, se pretendió imponer un paquete de medidas absurdas, inoportunas, insensatas, temerarias, extemporáneas y carentes de sentido común.
Solo el rechazo y la repulsa ciudadana inmediatas cambiaron ese curso.
El momento es más crítico hoy. Más bien, debemos pensar en cómo vamos a reducir los impuestos, los precios de artículos básicos y de los combustibles; en generar empleos y mantener los subsidios, porque esa es la forma de dinamizar la economía dominicana.
El Gobierno debe asumir un papel activo y de liderazgo a nivel regional y mundial, para promover soluciones y paliativos globales que permitan amortizar los efectos negativos y colaterales, que se han sumado a los que existían antes de la pandemia.
El gasto público debe ser necesario y de calidad, sin repartos clientelistas, procediendo a ejecutar las obras de más interés, sin sonidos mediáticos.
Si además de las alzas de los precios de los productos de consumo masivo, de la pérdida de empleos en el sector privado, de las cancelaciones indiscriminadas en el sector público sin pagos de las prestaciones laborales y otros compromisos contractuales, les vamos a cargar más impuestos al país, podríamos todos lamentarlo.
JPM
Santana. Ademas de las condiciones que esta viviendo el pueblo colombiano señalada por usted. Las protestas no se han parado, porque el pueblo esta exigiendo la renuncia del Senor presidente. Cosa que esta lejos de pasar en dominicana.
Mas impuesto,nuestro pais no lo soportaria, el desempleo, los bajos salarios la gran desigualdad ,pueden provocar estallidos sociales por la desesperacion del pueblo.