No deseo comentarios, sino reflexión
En este tramo donde el bestiario político mal piensa que los comentarios a favor o en contra son sinónimos de afectos o desafectos, sería preciso fomentar algunos conceptos.
Las popularidades de los portadores de un mensaje no es medible en función de comentarios o alcahueterías plasmadas en las redes sociales.
La eficacia del mensaje depende, principalmente, de dos factores: la credibilidad social del mensajero y el propósito del mensaje para la sociedad.
Las masas silenciosas, que según las mediciones científico – estadísticas ocupan el 60% del electorado, no hablan mucho, no hacen ruido, en virtud de que analizan las propuesta electorales y si estás propuestas resultan lo suficientemente atractivas se movilizan para endosar el sufragio.
En otro orden ahí es que ha estribado el éxito de Twitter, una Red Social mucho menos popular que Facebook en materia de suscriptores, pero es la líder en generación de opinión.
Twitter no busca cantidad, sino calidad. La calidad se da en base a la esencia de los planteamientos no a la cantidad insulsa de la mayoría, cuando no se tiene un propósito definido.
Le he prestado poca atención a si comentan o no un escrito o publicación mía. Me preocupo más por la reflexión de mis lectores.
Es mejor que me lean, que analicen los elementos de los planteamientos plasmados y si estos se corresponden con la realidad.
La calidad es mejor que la cantidad. Twitter es prueba de ello.