Macondo…? No, República Dominicana
Si Gabriel José de la Concordia García Márquez, la figura máxima de la Literatura en Colombia y autor de la célebre novela «Cien Años de Soledad», hubiese nacido en la República Dominicana y no en Aracataca, Colombia, el pueblo ficticio de Macondo que él forjó en su obra citada más arriba, él lo habría plasmado en su libro como una realidad tangible, real y netamente de idiosincrasia dominicana y no colombiana.
El autor de «Amor en los tiempos de cólera», «El coronel no tiene quién le escriba» y Premio Nobel de Literatura en el 1982, se fue de este mundo desconociendo que su Macondo, ese pueblo imaginario, polvoriento, con niños desnudos, barrigones y cuyo nombre lo tomó de una finca bananera ubicada cerca del río Sevilla en Colombia y propiedad del señor Manuel Dávila García, en realidad existe, pero no en la Patria de Francisco José de Paula Santander Omaña, sino en una pequeña isla enclavada en el Mar Caribe, con 48 mil kilómetros cuadrados de extensión, pero con una eficiente jungla política que, a juzgar por el rol de sus líderes y dirigentes actuales, no debe ser la envidia de nadie.
En efecto, esta consideración la formulo por dos hechos públicos recientemente airados en los medios noticiosos y que me causaron tanto asombro y tanta dificultad en entender que, en pleno siglo XXI y después de 173 años de independencia, dirigentes políticos asuman posturas incoherentes, pueriles, cursis, bochornosas, ridículas, absurdas, impropias y cantinflescas.
No es la primera vez que en el espectro de la política dominicana, que líderes y/o altos dirigentes de un determinado partido incurran en asumir comportamientos y pronunciarse de manera ridícula, soez, vulgar, desaforada y disparatada frente a la sociedad dominicana que lo escucha y los ven hacer el ridículo y convertirse en payasos a nivel local y ser hazmerreír a los ojos del mundo civilizado. De muchos casos ya sucedidos, en esta oportunidad voy a citar dos acontecidos recientemente y que ha motivado en mi la percepción que tengo del ejercicio político en República Dominicana.
El gazapo de Miguel Vargas Maldonado
De acuerdo a una publicación contenida en el diario vespertino de «El Nacional», salió una noticia en donde se dice que Miguel Vargas Maldonado, Presidente
Lo primero que hay que señalar, es que esa carta de Vargas Maldonado es un atrevimiento de su parte, un exceso en el ejercicio de sus funciones y una falta de respeto al presidente de la República Dominicana y a la institucionalidad de la Nación.
En efecto, el Art. 128 párrafo 2 letras a y b señala que es de exclusiva competencia del Jefe de Gobierno, nombrar los funcionario públicos y removerlos de acuerdo con la Ley. En consecuencia con lo que dicta la Constitución de la Nación, la carta del Sr. Vargas Maldonado es un exabrupto político e inmiscuirse en algo que no es de su competencia.
De igual manera, una falta de respeto hacia el presidente en querer o sugerir a otro funcionario su renuncia, siendo eso una acción de competencia exclusiva del primer mandatario. La reacción que debió asumir el presidente Danilo Medina Sánchez fue sustituirlo ipso facto al Sr. Miguel Vargas Maldonado por esa insolencia y falta de respeto.
El Sr. Vargas Maldonado alude como justificación a lo que hizo, que su partido acudió aliado al presidente Medina y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) bajo el pacto de un «Gobierno Compartido de Unidad Nacional». Pero, lo que al parecer Vargas Maldonado pretende ignorar, es que ningún acuerdo político puede estar por encima de las Leyes sustantivas de la Nación.
En buen castellano, podemos decir que fue un yerro garrafal; en lenguaje popular se diría que «se le fue la chaveta» y en una expresión barrial más cruda, se les diría que «metió la pata» y, como sabemos, los únicos que tienen patas son los animales y estos se diferencian de los seres humanos porque carecen de reciocinio y eso fue lo que le faltó a Vargas Maldonado.
El romo y la bachata de Rogelio Genao
Si la carta de Vargas Maldonado fue un dislate y un atrevimiento, las expresiones de Ramón Rogelio Genao secretario general del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) al presentador de televisión Jochi Santos en su programa dominical, es una vulgaridad, una falta a la ética que debe presumir todo dirigente político, un planteamiento a todas luces ridículo y propio de un «tíguere» de un barrio cualquiera y no de un dirigente que aspira dirigir desde el poder a una sociedad.
De acuerdo a los dicho por Rogelio Genao en el citado programa, éste expresó lo siguiente (cito): «para ser presidente, hay que saber beber ron y bailar bachata». Tal expresión soez y sin sentido, no resiste el más leve análisis con la realidad y la historia política de los mandatarios que han gobernado la nación a partir de la vida institucional y democrática que ha vivido la Nación después de la caída de la tiranía trujillista. https://
En efecto, para comenzar a confrontar la realidad histórica de los mandatarios con el disparate de mal gusto dicho por el dirigente político, basta señalar que el Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, que fundó el partido del cual Rogelio Genao es secretario general, tuvo una vida austera, era abstemio y que se conozca, jamás se le vio bailando y mucho menos «bachata», y sin embargo, ha sido el gobernante que más tiempo hasta ahora ha durado en el poder.
Lo mismo podemos decir de la conducta íntegra, honesta y circunspecta del Prof. Juan Emilio Bosch Gaviño, a quien tampoco les gustaba tomar ron, bailar en público y asumir conducta impropia y denigrante en la conducta de un genuino y verdadero hombre político que aspira llegar al poder para conducir a toda una nación.
De la misma manera podemos afirmar que, una conducta similar a la de los dos exmandatarios ya fallecidos, ha marcado la pauta en la vida pública del Dr. Leonel Antonio Fernández Reyna, otro expresidente que dirigió los destinos de la Nación en tres ocasiones, sin la necesidad de llegar a los extremos que planteó el Dr. Ramón Rogelio Genao como requisito para llegara ser presidente de la República Dominicana.
Ante esta barrabasada del Dr. Ramón Rogelio Genao, expresada a nivel nacional por un canal televisivo, yo pienso que debió ser un «chiste» pero de muy mal gusto y que el mismo no causó ninguna hilaridad, sino más bien, una repulsa y un rechazo total antes semejante dislate si sentido y carente de toda sustentación como lo acabo de demostrar con los tres exgobernantes citados.
Si a estas acciones y expresiones desaforadas tanto de MIguel Vargas Maldonado cuando escribió su atrevida carta y el disparate soez dicho en televisión por Ramón Rogelio Genao, le añadimos lo dicho el año pasado por el diputado Elías Báez de los Santos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) cuando salió electo diputado de que ahora anda » armao, bebío y con cuarto», necesariamente tenemos que concluir que el Macondo de Gabriel García Márquez sí existe, pero no en Aracataca, Colombia, sino en la jungla política actual de la República Dominicana.
Después del fallecimiento de los dos paradigmas de la política dominicana, como lo fueron el Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo y el Prof. Juan Emilio Bosch Gaviño y haciendo una excepción con el Dr. Leonel Antonio Fernández Reyna, lo que permea en el ejercicio político de la República Dominicana, es un conglomerado de mercaderes, oportunistas y payasos ejerciendo de líderes políticos. Y al decir esto último, me acuerda la frase que reza:
«Los políticos son como los payasos, o no te hacen gracia o te dan miedo».
JPM
Realmente da vergüenza el quehacer político, la corrupción, deficiente institucionalidad, bajos salarios, servicios insuficientes, entre otros males, en República Dominicana… es desconcertante. Admirable artí**** mi querido amigo; lo comparto. Un fraternal abrazo.