Los usos actuales de Pedro Henríquez Ureña
Una cantidad de críticos, filósofos, historiadores, profesores, políticos y “saltarines” improvisados del momento, utilizan el nombre de Pedro Henríquez Ureña para buscar respaldo académico, lugar y notoriedad, no tanto científica o lingüístico-filológica, sino importancia social, prestigio, “roce ganancioso” y formas de acceder a un nivel en la escalera del poder, ya sea político, diplomático o universitario. Usar al maestro dominicano para adquirir prestigio yrepresentatividad profesional dentro de las humanidades liberales es ya una “cultura” dentro y fuera del país.
De ahí que el profesor dominicano residente en Canadá Néstor E. Rodríguez, autor del brevísimo artículo titulado “Revisita de la obra menos conocida de Pedro Henríquez Ureña”(publicado en Acento (24-5-2016)), se refiera a las lagunas, límites y encuadres negativos que han cercado al humanista dominicano producto de los errores, que más bien han surgido de los enfoques deterministas de una historiografía cultural, lingüística y literaria con los límites que conocemos y que trataremos en su momento.

La obra lingüística de Pedro Henríquez Ureña que se constituyó entre México y Argentina con breves y ligeros momentos entre Santo Domingo y Cuba es, ciertamente compleja, pero no la más compleja ni tampoco la menos conocida. Nuestro filólogo y lingüista visitó muchas fuentes filológicas y lingüísticas (españolas, germánicas, inglesas, italianas y otras),queriendo encontrar detalles lexicales, lexicográficos, fonéticos, sintácticos, métricos e históricos de suma importancia para sus estudios críticos, culturales y literarios, pero sobre todo orientados a la hispanística y a la romanística del momento.
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Sin embargo, no es cierto como se ha afirmado en diversas ocasiones, que la obra lingüística de Pedro Henríquez Ureña es la menos conocida; su vocación propiamente lingüística va más allá del conocido libro El español en Santo Domingo, publicado por primera vez en la Biblioteca de Dialectología hispanoamericana en 1940 como volumen 5 de dicha Colección; y la compilación publicada por Juan Carlos Ghiano titulada Observaciones sobre el Español de América y otros estudios filológicos (Academia Argentina de Letras, Buenos Aires, 1997). La obra cubre muchos aspectos que ayudan a entender la perspectiva lingüística y filológica de Pedro Henríquez Ureña.
Se conocen tesis, artículos (polémicos y críticos), sobre la obra lingüística de Pedro Henríquez Ureña, pero lamentablemente muchos son de difícil acceso, pues las revistas, publicaciones y propuestas de investigaciones direccionales no están fácilmente “a la mano” y hay que buscar mucho en ediciones, archivos, colecciones, índices que muchas veces, aunque existen referencias, no se encuentran fácilmente, en anales, libros, revistas o publicaciones en los estantes de bibliotecas de universidades locales, extranjeras, y, por lo mismo, escritos desconocidos por articulistas como el catedrático de la Universidad de Toronto-Canadá.
Cuando un “pretendido” crítico o profesor de nivel 1 y 2 de cualquier universidad, centro de estudios o institución académica superior se quiere acercar a un fenómeno como el analizado y sobre todo espinoso tema lingüístico en Pedro Henríquez Ureña, debe hacerlo acompañado con herramientas serias de trabajo, con la debida prudencia y un cuerpo de informaciones y publicaciones verificadas dentro de un tipo de tradición de estudios. El creer que la obra de Pedro Henríquez Ureña es inconmovible o que sus juicios son de autoridad es lo que da lugar a confusiones e inobservancia científica, y, en su caso particular lingüístico-filológicas.
Así pues, el rigor en la producción de ideas lingüísticas o la publicación de tema lingüístico en PHU, necesita de una formación direccional, es decir, de un conocimiento hasta cierto punto especializado en dicha región de estudio. Pero un crítico o divulgador que no posea esta formación debe acercarse con humildad, tacto y prudencia, esto es, con lo que caracterizó al maestro de América en su intercontacto con lingüístas y filólogos españoles, germanos, franceses, colombianos, mexicanos y argentinos entre otros.
PREPOTENCIA
La falsa “superioridad” por no decir la prepotencia y arrogancia que destila el articulillo del referido profesor, es un síntoma evidente de un ejemplar desconocimiento de la obra lingüística y filológica del maestro dominicano, toda vez que dicho profesor no ha hurgado más que de forma superficial en el archivo fundamental de PHU, debido a su poca familiaridad con la obra en cuestión. Analizar desde perspectivas “colonizadoras” la obra del maestro dominicano, desconociendo el aporte lingüístico que han hecho estudiosos dominicanos en tal sentido, pone en duda el conocimiento que pueda tener dicho profesor de un área, una región de la obra de Pedro Henríquez Ureña apoyada en la lingüística, la filología, el estudio cualificado y estratificado del idioma español.
Pero como el llamado catedrático de la Universidad de Toronto no maneja muy bien los estudios dominicanos sobre nuestro humanista, ni mucho menos el aporte del mismo a la historia del español en América, sugiere que nuestro lingüista y filólogo no solo es racista, sino también nacionalista,hecho este que va más allá del posible “cientificismo” de su obra. Pero todo esto se debe a que quiere otorgarle valor y publicitarla obra de un académico dominicano que ha escrito un libro (desconocido en nuestro medio), sobre PHU y al mismo tiempo afirmar que la obra lingüística de Pedro Henríquez Ureña es la menos estudiada. Lo que hace visible un desconocimiento sobre la doxa analítica de los trabajos de Pedro Henríquez Ureña y de su huella filológica incidente en los jóvenes lingüistas y estudiosos de nuestro humanista a lo largo y ancho de todo el continente.
Es importante, al momento de emitir pareceres no debidamente controlados sobre el tema lingüístico en Pedro Henríquez Ureña, ser prudente y someter una opinión contrastada, cardinalmente comparada y empíricamente verificada para no cometer errores lamentables, debido a una carencia de información y conocimiento especializado al respecto.
El tipo de juicio sobre la obra lingüística de Pedro Henríquez Ureña debe empezar no solo por las hipótesis, algunas débiles, del maestro, sino también por obras didácticas que como El libro del idioma; lectura, gramática, composición, vocabulario escrito en colaboración con Narciso Binayan para fines de docencia, sobre todo de 5to. y 6to. grados en las escuelas de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y otras provincias argentinas, publicado por Editorial Kapeluz (Buenos Aires) en 1928, alcanzando trece ediciones y cuatro re-impresiones, debe ser un punto a tener en cuenta desde la pedagogía de la lengua y de la práctica desarrollada en torno al idioma español.
Esta etapa, junto con los dos volúmenes de su Gramática Castellana escrita en colaboración con Amado Alonso, así como otros manuales de castellano donde colaboró como orientador pedagógico del idioma español en Argentina, debe ser estudiada junto a su etapa de superintendente de Educación en el país a comienzos de la década del treinta (1931) hasta 1933, cuando presentó excusa para un viaje familiar y partió para no volver a pisar su país de origen.
El historiador Orlando Inoa ha documentado esta etapa en su obra Pedro Henríquez Ureña en Santo Domingo (2002), donde arroja datos significativos sobre toda esta etapa y sobre su escasa producción intelectual. Pero numerosos intelectuales dominicanos han observado el problema de la lengua, la lingüística y la filología en Pedro Henríquez Ureña. De manera que la relación lengua-cultura y lengua-historia conforman un nivel de estudio en la etapa argentina del maestro dominicano, donde fue notoria su influencia junto al lingüista y estilista Amado Alonso.
Entendemos que en los estudios y ensayos lingüísticos de PHU se destaca visiblemente la influencia española y filológica germánica, pero también, la metodología que influyó en él y en los maestros españoles, esto es la de W. Meyer Lübke y sus RomanischesEtymologischesWörterbuch (Vol. III) publicado en Heidelberg en 1935.
Las 1204 páginas de este monumental volumen influyeron en los fundadores del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires y contribuyeron a desarrollar proyectos lingüísticos y filológicos en la Biblioteca de Dialectología hispanoamericana siendo su director Amado Alonso.
El tomo Y, publicado en 1940 fue justamente El español en Santo Domingo. Pero es precisamente su autor PHU quien presenta una especie de autocrítica cuando dice:
“Mi tesis principal es que al español de Santo Domingo lo caracteriza su aire antiguo, que en ocasiones llega al arcaísmo. Para demostrarlo he reunido ejemplos –muy fáciles de encontrar- de palabras, giros, frases proverbiales y refranes. Parte de este material está francamente anticuado; otra parte –la mayor- no lo está, pero de todo él puede asegurarse que va quedando arrinconado poco a poco en la marcha de la lengua”. (Op.cit. Explicación, p.7).
El maestro dominicano subraya que:
“En suma: gran número de expresiones tradicionales que corren normalmente en Santo Domingo no se encuentran, aquí y allá, aisladas y sueltas. Cada una de esas expresiones si se toma por sí sola, existe en tal o cual lugar; pero ninguna región conserva tantas como Santo Domingo.” (ibídem.Op.cit).
Todo en la misma Explicación, Henríquez Ureña, admite que el libro El español en Santo Domingo no es un libro fenoménico sobre una lengua, sino más bien, un aporte para su estudio:
“Para quienes lean libros que reflejen las hablas campesinas de Santo Domingo, incluso el Diccionario de Criollismos de Brito, podrá parecer, a primera vista, ilusorio el cuadro que presento: aquellos libros dan la impresión –meramente visual- de que el idioma está muy alterado e impuro (sic). Pero no hay tal: el motivo de la impresión es ortográfico. Si en el Diccionario de Brito, por ejemplo, se restaura la d suprimida en la terminación -ado, y la r o la l vocalizadas en i (fenómeno que es de todo el país), inmediatamente desaparece la mayor parte de la extrañeza del vocabulario: abaidonao no es más que abandonado (a través de abaldonado), aicojolao no es más que alcoholado…” (Op. cit. pp. 7-8).
LO IMPORTANTE
Lo importante para los estudios lingüísticos de PHU, es su aporte a la discusión en torno al español no sólo de Santo Domingo, sino también de América. El contacto con una lingüística y una filología románicas demuestra que nuestro estudioso estuvo ligado a toda una bibliografía respaldada por estudios areales muy bien definidos para aquel momento. (Ver, pp. 9-28).
De ahí que lo que reporta y aporta el Volumen de Obras completas (2003), sobre los Estudios lingüísticos y filológicos de PHU es un cuerpo textual significativo y coherenciado por una escogencia valiosa en el contexto dominicano y hasta continental. Las 267 páginas de este volumen conforman una visión organizada de un aporte que, aún inconcluso, reúne el gran conjunto de los estudios lingüísticos, filológicos, literarios, sociológicos, filosóficos y morales de nuestro investigador y humanista.
JPM