Lo que vi en la Convención del PRD
Quise venir hasta Santo Domingo, porque quería ver de cerca la muy sonada XXX Convención del Partido Revolucionario Dominicano. Deseaba observar por mi mismo las actuaciones de cada uno de los diferentes actores: los perredeistas, los no perredeistas, los ciudadanos comunes y los periodistas y comunicadores locales. Como los perredeistas se dividen en “institucionalistas” y “mayoritarios” hay que entender que ni ven los hechos ni actúan de manera uniforme. Los no perredeistas, casi coinciden con los ciudadanos comunes; pero los periodistas, -y mayormente los comunicadores- esos si que tienen lecturas especiales, dignas de análisis por separado. Los perredistas institucionalistas, los de Miguel, los que sin ser miguelistas prefieren quedarse en su partido, los que rehúyen de las aventuras y evitan los saltos al vacio, los que saben que no se puede ser quijote si no hay molinos de viento, esos, actuaron en función de sus principios y vieron la convención como un vaso de agua, que aunque saben que no está rebosado, ellos creen que esta “medio lleno”. Esa legión de militantes del partido blanco, que sabe que no se inscribió y por tanto no esperaba estar en el padrón de la convención, se quedo en casa y prefirió seguir los acontecimientos por radio o televisión. Esos compañeros perredeistas, que aunque no han cerrado filas con su partido de manera definitiva, esperan pacientes el desenlace convencional para tomar su decisión final. Esa mayoría evidente de ciudadanos que junto a los inscriptos en el padrón electoral conforman los más de dos millones de votos que sacó el PRD en las elecciones de 2012, no se presento a los centros de votación porque sencillamente, no quieren ser parte del problema sino, parte de la solución dentro del PRD. Ellos también creen que el vaso de agua esta “medio lleno”. Muy por el contrario, esa pequeña claque de activistas que hizo acto de presencia en los centros de votación, a deslucir el acontecimiento cívico de elegir las nuevas autoridades partidarias, que sabía perfectamente que no le permitirían el desorden aquel de enero 27, esos pocos “tontos útiles” son los que -contrario a la gran mayoría de votantes- aun sigue mirando el vaso de agua “medio vacío”. Dentro del rango de los “no perredeistas y de los ciudadanos comunes” pude advertir opiniones y actitudes un tanto distantes y en ocasiones muy coincidentes. La mayoría de ellos esperaba que se repitiera lo de aquel fatídico enero de 2013 y que inclusive la sangre no solo llegara al rio sino que hasta tinera el mar; por suerte, los perredeistas son mas inteligentes de lo que se suponía y puede afirmarse que casi no hubo sorpresas, que hasta los berrinches de los Mazara fueron previstos. Se escribió un libreto para cada acto y como ya dije, no hubo sorpresas, aunque si sorprendidos. Los ejecutivos de las areas Electoral y Organizativa de la convención, tuvieron la respuesta exacta para cada caso en particular, y esto si causo desconcierto en las tropas del “enfant terrible” que no pudo repetir el espectáculo aquel de la camara de diputados de 2002, cuando se quiso impedir la elección del honorable Alfredo Pacheco. En esa oportunidad -y con la complacencia del hombre fuerte de palacio- hasta se corto la electricidad y se disparó a granel, aunque no se pudo evitar el resultado final. En esta oportunidad el apoyo no pudo llegar, porque el “hombre fuerte” ya no tiene los poderes, en lugar del Palacio Nacional dominicano, estaba por los predios de Mao Tze Tung y ya no le dispensa el mismo cariño al “chico terrible” porque como el mismo afirmo, “ese loco no lo controlo yo, ni Miguel tampoco, el que controla al ex consultor jurídico es Leonel Fernández». Viniendo de la fuente que vino, esta aseveración del jefe de la “Convergencia” tiene categoría de decreto. Ahora, lo que mueve a suspicacia es la “huida” hacia el exterior del país de la cúpula dirigente del grupo opositor al PRD dentro del PRD. Inexplicablemente, los cabecillas de la disidencia abandonaron al “chico terrible” en medio del pleito y este tuvo que hacerse acompañar de sus familiares más cercanos al momento de presentarse a la mesa de votación. La lógica aconsejaba que aunque no estuvieran presentes en el local del PRD -por razones obvias- los jefes debieron estar solidariamente respaldando al intrépido muchacho. Aunque no se vea la conexión directa, estas ausencias agregan una nueva arista a la maraña orgánica del grupo disidente perredeista. Está claro que Guido no es enteramente bienvenido en el proyecto de Hipólito y Abinader y es muy posible que este rechazo tenga sus orígenes en un asunto de celos políticos. Guido entiende que ya se “rankeo”, como se dice en el argot pugilístico, pues acaba de pelear con el campeón y en consecuencias, tenemos tres cangrejos en una misma cueva. Se puede adivinar el destino de los tres. Ya para terminar con esto de la XXX Convención perredeista, hay que señalar que el papel más ingrato lo han jugado los periodistas pagados para atacar a Miguel. En un absurdo idealismo critican al PRD porque no ha sido consecuente con los participantes que enfrentan al presidente Vargas; mientras hacen mutis u olvidan que ellos fueron convocados desde hace meses para que se inscribieran y participaran. Siempre se negaron; una y otra vez. Y no es sino hasta el último momento cuando deciden inscribir sus candidaturas, aprovechándose del espíritu democrático que el partido debe exhibir en estas circunstancias. Pero se inscriben ellos solos; y aun así pretenden ganar, cuando no inscribieron ni una persona en el padrón electoral. La realidad es que el grupo disidente siempre albergó el deseo de dar un golpe de manos a la institucionalidad; soñaban con despertar un día y encontrar a Miguel fuera del PRD. Pero los sueños, sueños son. En el caso de la convención del pasado domingo 20, los chicos de la prensa amarillista, sencillamente, se han abajado en extremo y algo quedó al descubierto. ¡Qué pena! ¡Vivimos, seguiremos disparando!