Ligia Bonetti: ¿harina o arroz con sal para los obreros?

Señores, la dinámica empresaria Ligia Bonetti y su familia, se merecen la mejor alimentación, hecha con las carnes más sanas y de rubros inorgánicos de la más alta calidad y hasta el agua que toman, debe ser importada o especialmente tratada. Pero particularmente, ella es merecedora de la más bella y cómoda mansión, del carro Mercedes Benz o BMW últimos modelos, de la ropa más exclusiva, sin exceptuar la lencería, zapatos, joyas y carteras de marca, los más especiales cuidados de salud, incluyendo el dental y hasta la ida al psicólogo, sin olvidar en ese paquete, la cita al salón para el arreglo del pelo y hechura de manicura y pedicura. Tampoco ha de olvidarse, que esta señora tiene que ir diario al masajista y claro, sin omitir su baño sauna o en yacusi, la piscina o en el mar. Sí señor, la señora Bonetti, además se merece, tener uno o varios choferes, varias sirvientas para los quehaceres de la casa y el cuidado de sus hijos, como un tutor de tareas y un jardinero que además se ocupe de lavar los vehículos y de bañar los perros de pura raza pertenecientes a la familia. También, para Doña Ligia son imprescindibles unas vacaciones, por lo menos dos veces al año, para liberarse del estrés que le produce su agotador trabajo, con variados entretenimientos y compras en lujosas y exclusivas tiendas, ya sea en Europa o Miami o pernoctando en los glamorosos resorts que hoy existen en la República Dominicana, en especial en los construidos en costas del Este, donde a lo mejor, en algunas de ellas, atraca un pequeño yate suyo. En fin, la señora Bonetti necesita de por lo menos un millón de pesos mensuales para costear este estilo de vida que ella se ha “ganado y merece”, mientras que sus obreros, u obreros en general, que con su trabajo generan la riqueza que ella se gasta en la buena vida que se dá, no merecen un salario que le permita en sus existencias, comer más allá de harina o arroz con sal y calzar con chancletas. “No hay bajos salarios, hay salarios establecidos en el sector formal que garantizan el salario que corresponde a cada trabajador”, establece la señora Bonetti. Estas declaraciones colapsan, al ser cotejados, los salarios que ella refiere, con el costo de la canasta familiar y de otros bienes y servicios imprescindibles en el día de hoy, puesto que la canasta familiar para cinco miembros, ronda por los 30 mil pesos y los salarios que ella aduce van desde un mínimo de RD$5,625. (130 dólares) a un máximo de RD$11,292.00 (262 dólares). Para fines de esta análisis, téngase en cuenta, que del susodicho sueldo mínimo, deducidos los impuesto, corresponden al trabajador unos 166 pesos, (4 dólares) por día y para el salario máximo unos 360 pesos (8.6 dólares) por día, de los cuales su dueño tiene que pagar importante suma en transporte de ida y vuelta y en la compra de cualquier merienda, debido a que un jugo y un sándwich de mala calidad, cuestan en cualquier tarantín, no menos de cien pesos. Siendo que cada ser humano adulto, debe vivir y sostener a su familia con el trabajo que realiza, no entiendo como la señora Bonetti justifica que con esos salarios, se cubren la canasta familiar, transporte, compra de útiles escolares y vestimentas y que dan para los cuidados de salud y entretenimiento, así, como para pagos de alquiler, colegios, electricidad, agua, teléfono, recogida de basura, y compra de gas, entre otras necesidades de bienes y servicio hoy imprescindibles. Todo esto sin olvidar, que a los niños hay darle algunos pesos para la merienda y si el colegio o escuela quedan distantes, también hay darle para el pasaje. Y entiendo menos, cuando ella para pasar un día de su vida, necesita el salario máximo que un obrero devenga al mes. Para que sigamos analizando este tema, traemos a colación los déficits existente entre los 30 mil pesos o más del costo de la canasta familiar y lo percibido por los salarios en cuestión, que son 24.375 pesos para el máximo y 18,708 para el mínimo. ¿Cómo se cubre este déficit? Muy sencillo…con hambre, con no ir al médico aunque se esté enfermo, con dejarse caer los dientes, con que tus hijos estén en precariedades infames, con que algunos de ellos se mueran ante la impotencia de no poder llevarlos a un centro clínico por la falta de dinero o a un hospital, porque allí para curarlos no aparece ni gaza, con incremento de la prostitución, de la delincuencia, del narcotráfico, de crímenes de sangre, con emigración masiva y un largo etc. En fin, salarios tan bajos como los que se pagan en la Republica Dominicana aumentan dramáticamente la brecha existencial y adquisitiva entre ricos y pobres, porque no hay una distribución equitativa de las riquezas que se producen, sino, que al contrario, la mayoría de ella se queda en pocas manos. Esta injusticia, donde unos ganan sueldos mínimos y máximos de subsistencia, mientras otros obtienen con el trabajo de esos obreros, sobrados recursos para llevar una vida de jeques árabes y para acumulación de capital, lógicamente conlleva, a la riqueza acumulada de unos pocos, paralela a la pobreza acumulada de muchos, la cual depara a quien la sufre una vida miserable y a veces de locura y hasta infame. Fruto de esta situación, viene la pésima educación familiar y social del individuo nacido y criado en estas condiciones y por ende una nación constituida por resentidos sociales, de brutos y tarados. En este ambiente se engendra el tiguere del mañana, el asaltante, el sicario, el narcotraficante, el psicópata desalmado, el depresivo, el ampón, el capo, el delincuente, el asesino, el ladrón, el corrupto, el violador, el mal hijo y peor ciudadano. En consecuencia, individuos formados en ése podrido medio social, ya adultos e incorporados a la estructura gubernamental o privada, no se puede esperar de ellos buena cosa, más que actúen como corruptos, no porque se vuelvan corruptos, sino, porque ya lo eran, eso sí, reconociendo que el sistema operante en que se desarrollaron los formó, y el presente como es el mismo o peor, los alienta, brindándole impunidad, glorias y honores mientras más roben, agravando así, la expansión de la conducta de antivalores. Por un lado es el caso de nuestros militares, policías, jueces, periodistas, médicos, enfermeras dentistas, abogados, economistas, artistas, contables, ingenieros, empresarios, cardenales, obispos, arzobispos y curas etc., y hasta de obreros, sirvientas y chiriperos. Por el otro costado, es el caso de los funcionarios peledeistas, quienes pese a sus capacidades intelectuales, cacareada moralidad y altos emolumentos, la corrupción que llevamos todos como pecado original, en ellos hizo metástasis hasta el tuétano, después de atravesar todos sus huesos.De este caótico amasijo social, en el que impera la iniquidad y la inequidad, proviene el engendro de la violencia con sus secuelas. Como la violencia engendra más violencia, y mucho más cuando hay resentimientos y hasta la animalización del individuo, entonces, como en cadenas se dan para reivindicación, la subversión, las guerrillas, las revoluciones y las guerras, las cuales vienen a ser las respuestas o reacciones contra los causantes de las penurias e iniquidades en cuestión, o en su defecto, la delincuencia generalizada con destrozo de lo social y ruina en lo económico y moral. Precisamente, este último juicio, describe lo que está pasando actualmente en la República Dominicana. En este contexto, se ha dado el crecimiento desmesurado del narcotráfico y sus arrastres, que en conjunto con la corrupción gubernamental, más la centralización por grupos de poder de las instituciones del Estado, con desnaturalización de sus fines, y que a la vez son indolentes con su prójimo, ya que los salarios de hambre que ellos pagan los califican de justos, han llevado a este país nuestro a la total descomposición social y a la ruina moral y económica donde impera el sálvese quien pueda y como pueda. Un hombre, con problemas, con los caminos cerrados, sin esperanza, con hambre y sin educación y hasta con ella, es un ser desesperado que como cualquier fiera hambrienta saldrá a buscar una presa al costo que sea, porque la sobrevivencia, al estar primero que cualquier otra cosa, obliga a ello. La delincuencia, el narcotráfico, el sicariato y demás lacras, son fruto de esa situación ya explicada, donde aún está en plenitud el salvajismo de la explotación del hombre por el hombre, razón por la que, ni los que trabajan pueden satisfacer sus necesidades más perentorias. El que la empresaria, señora Ligia Bonetti, en este momento en que la canasta familiar ronda por los 30 mil pesos o más, haya declarado que: “No hay bajos salarios, hay salarios establecidos en el sector formal que garantizan el salario que corresponde a cada trabajador”, tiene varias lecturas. Veamos: Primer la señora Bonetti desconoce totalmente la tragedia que constituye para una familia el vivir con el sueldo mínimo o máximo que pagan los empresarios dominicanos, equivalente al 18.75 % y al 37.64 % respectivamente del precio de la canasta familiar, en una economía con inflación y dolarizada, exceptuando el pago de la fuerza de trabajo, que se ha quedado dominicanizada y a nivel de los años ochenta. Segund la señora Bonetti, quien para llevar su estilo de vida, requiere para un día de su existencia, el salario máximo o más, que recibe un obrero por un mes de trabajo, debiera explicarnos como ella justifica esa enorme diferencia. Y lo debiera explica, para que dejemos las especulaciones, muchas veces capciosas.Muchos hombres, desde su aparición sobre la faz de la tierra, se han creído superiores a otros, razón que ha dado lugar, a la ficción de sangre roja y azul y dividida la humanidad en nobles y plebeyos, de que unos vienen para ser amos y señores y otros tan solo para siervos y esclavos. En la vieja Europa, Zares, reyes y nobles respondían a este parámetro de creencia existencial, por eso, creyéndose superiores a los demás, vivían del sudor de los otros en castillos fabulosos, donde se daban grandes banquetes con derroches de bebidas y comidas, mientras el pueblo afuera se moría de hambre y frio. En base a estas creencias y otras, que conformaban un hombre despiadado, surgió la esclavitud, que ha sido la máxima expresión de explotación de hombre por el hombre. Más luego, se dieron las modalidades de siervos de la gleba con el feudalismo y ulteriormente la semiesclavitud con el mercantilismo y el capitalismo que últimamente ha reforzado este criterio, con su modalidad, el neoliberalismo. En esta oportunidad cuando me refiero al neoliberalismo, me concentro en ese modelo económico que a nivel mundial y en confabulación con las elites nacionales, obliga a las naciones por medio de guerras o amenaza de ellas o por cualquier otro método de presión, al endeudamiento y a entregar sus empresas estratégicas o no, a la voracidad de las transnacionales, así como también a poner a disposición de ellos, los recursos naturales. Hablo del neoliberalismo, que ha generado una elevada inflación planetaria, por la sobrevalorización de los productos elaborados o no, que crea crisis alimentaria mundial y energética, crediticia e hipotecaria por especulación, en pos de más ganancias, pero que también genera desconfianza en los mercados y la amenaza constante de una recesión en todo el mundo. Hablo del neoliberalismo que concentra un poder global tal, que permite a sus jerarcas e instituciones, dictar la política mundial sobre la producción, el comercio y las finanzas y el comportamiento de gobiernos y ejércitos, con la agravante, de que con este modelo económico son muy pocas las personas que gozan de los beneficios del crecimiento, tal como ha estado sucediendo en nuestra patria. Hablo del modelo económico que ha convertido al hombre y su fuerza de trabajo en una simple mercancía y concentrado las riquezas del planeta en manos de unos pocos. Tan es así, el 20% de la población mundial concentra el 90% de las riquezas. Por ejemplo, en los Estados Unidos, el 1% más pudiente concentra el 95% del crecimiento tras la crisis inmobiliaria iniciada en el 2008 y se tienen estadísticas que establecen, que 85 millonarios tienen tanto dinero o más que 3.570 millones de personas, de las cuales 2,800 millones viven con menos de dos dólares al día, lógicamente sin agua potable, sin electricidad y hasta sin techo. En párrafos anteriores hemos explicado, como la violencia engendra más violencia, al referirnos que la pobreza inducida era una forma de ejercer la violencia. Además, detallamos muchas de las secuelas que se dan, producto de la gran brecha entre ricos y pobres. En ese tenor hablamos de resentimientos, de indignación, de subversión, guerrillas, revoluciones guerras, de la decadencia de una nación, y de las respuestas de los oprimidos contra los causantes de sus penurias.La licenciada en economía y hoy empresaria y Presidenta de la Asociación de Industrias de República Dominicana (AIRD), señora Ligia Bonetti de valiente una vez expreso en un discurso lo siguiente: “La sociedad dominicana descansa en las mujeres, en su corazón y en su inteligencia y actitud, lo que significa compromiso, responsabilidad y pasión frente a la vida, el trabajo, los hijos, la familia, los compañeros y sobre todo ante la sociedad. Nosotras las mujeres estamos preparadas para la excelencia. El camino de la mediocridad, de las medias tintas, de las negociaciones en perjuicio del bien común ha dado muchos dolores de cabeza a la República Dominicana”. Antes estas palabras y para finalizar yo le pregunto a la empresaria Ligia Bonetti”: ¿Señora, cree usted, que las hijas e hijos de los obreros criados con los salarios que usted dice corresponden a su trabajo, podrán tener las oportunidades para crecer, desarrollarse y educarse, no con el grado de excelencia suyo, pero por lo menos, con un 50 por ciento? ¿No cree usted que esa negociación salarial de los empresarios con los obreros, no es un perjuicio al bien común que ha dado y seguirá dando muchos dolores de cabeza a la República Dominicana y hasta a otros países, con eso de las emigraciones forzadas? Que dicho sea de paso, es una situación que conviene a los intereses del empresariado, ya que con las remesas que envían los emigrados ustedes obtienen las divisas que necesitan para realizar sus importaciones. Por igual piensan los familiares de todos emigrados, al decir, que si no fuera por los envíos de dinero, cajas de comida, ropas, zapatos y hasta enseres domésticos, ellos estarían viviendo con las mismas precariedades que los cubanos y haitianos, porque atento a los salarios que los empresarios pagan, se caerían muertos. ¿Señora Bonetti, cree usted a ciegas y verdad, que nuestro país, endeudado hasta el límite como está, con un PIB que no permite ni siquiera amortizaciones a esa deuda, con salarios para sus obreros, como el que ustedes pagan y con los gobiernos que nos gastamos… el país- repito- saldrá del atraso y subdesarrollo en que se encuentra, aplicando las recetas neoliberales recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y dejando que las transnacionales se lleven por centavos nuestras riquezas mineras, como también otorgándole a ellas la administración de nuestras empresas estratégicas y carreteras importantes? ¿Definitivamente, es usted neoliberal y piensa que con este modelo económico el país nuestro saldrá a camino?. A usted, Señora Ligia Bonetti, con todo respecto, le pido respuestas a mis interrogantes y a mis lectores, se las dejo de tarea.

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