La sequia de series del caribe en RD

Debutamos en el 1970 en Venezuela, y perdimos, pero ganamos en el 1971 y en el 1973, y nunca habíamos tenido un período tan extenso sin degustar la champaña y la cerveza producto de la corona, del triunfo en la Serie del Caribe.

Los 18 títulos de Serie del Caribe, dicen mucho de nuestros muchachos, dirigentes y del Estado en particular, como órgano responsable de esos triunfos. Fueron años gloriosos y coronados: 1971, 1973, 1977, 1980, 1985, 1988, 1990, 1991, 1994, 1997, 1998, 1999, 2001, 2003, 2004, 2007, 2008 y 2010.

La última vez que ganamos fue en el 2010 y desde luego que merecemos un aplauso.

Pero, ¿qué está pasando hoy día con nuestro deporte rey?, ¿qué sucede con nuestros jóvenes deportistas?, ¿dónde engavetamos nuestro orgullo y sentimiento nacional?, ¿qué tanto nos importan los honores y valores como país, a la hora de representarlo?

Pienso que la responsabilidad principal corresponde al Estado dominicano, por la falta de políticas públicas y de orden institucional. Básicamente, hay una ausencia de visión futurista en la proyección de uno de nuestros capitales mas sólidos, como lo es el deporte en general. Y pienso también, que esa falta de visión de los que nos gobiernan, está conectada a la vejez de los órganos políticos de mando.

En plena era de la revolución tecnológica, los actores que han dirigidos nuestro país, solamente pueden exhibir un “logro” enteramente de ellos: nos han llevado a una descomposición social y familiar tan espantosa que, hoy por hoy, en este país hasta el orgullo nacional, evidentemente, está en duda.

Son nueve años de actuaciones mediocres, claro, las llamamos mediocres porque no hemos ganado, a pesar de ser el país con mas lumbreras en la Gran Carpa. En la Serie del Caribe recién concluida en Panamá, perdimos porque simplemente, a los dos prospectos estrellas, José Sirí y Fernando Tatis Jr., nunca les dio las ganas de participar, y que nadie me hable que su equipo de grande liga se lo prohibió, mentira, es que nos han robado los sentimientos de patria y el orgullo de nación.

David Ortiz en el 2003 era un prospecto de mejores proyecciones que ambos. Imagínense ustedes, ya estaba en la nómina de Boston y tenía motivos suficientes para evitar lesionarse, pero formó parte del equipo campeón Águilas Cibaeñas en representación digna de su país, junto a Miguel Tejada, Rafael Furcal y Tony Batista.

Ortiz fue honrado con el premio de Jugador más Valioso (MVP). Todavía suenan los tambores de celebración en el estadio Roberto Clemente, a casa llena, porque PR también tenía un equipo de gran nivel, encabezado por Carlos Merced.

No hay dudas, el Big Papi no necesitó motivación extra por parte del Estado y del Gobierno dominicanos. A él le bastó su recia formación familiar y su apego al sentimiento mas noble que los dominicanos podemos mostrar al mundo: LA DOMINICANIDAD.

Pero no todos nuestros muchachos tienen la suerte de David Ortiz. La mayoría viene de hogares humildes y necesitan la influencia del Estado, reforzando su orgullo nacional y justificando su participación, siempre que sea necesario poner el nombre del país en alto.

La protección de la juventud y su formación cívica, son derechos garantizados por la Constitucion, pero estos seudos-gobiernos nuestro, parecen no entenderlo.

¡Carajo!  Enfoquémonos en enseñarles buenos principios y valores a nuestros hijos, jóvenes y a la sociedad en general y así lograremos volver a lo que éramos en días pasados, antes de que se “cualquierizaran” los gobiernos.

¡Por esas cosas es que la gente piensa en Ramfis, para que vuelva la decencia en el País, el Gobierno y el Estado!

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