La Noria de la educación

 

 

(Dedicado a mi profesor de 8vo. grado, Gustavo Moya)

SANTO DOMINGO.- Hace unos cuantos años participé de un debate con la doctora Ivelisse Prats, Hilarión Cardoso el sindicalista venezolano y José Pardo Llada, para la sazón embajador de Colombia aquí en la República Dominicana y el representante para América Latina de la UNESCO en materia de educación. Allí se quiso presentar la educación cubana como gratuita y que era el ejemplo a seguir de virtudes de América, cosa que rebatí con hechos y con videos donde al niño cubano se le daba una especie de lavado de cerebro respeto a la educación primaria cubana. En el programa Planeta 3 que conducía Álvaro Vargas Llosa para ese entonces y lo dirigía Jaime Palmer, nuestro caro amigo.

 

Al artículo publicado en varios diarios de Nuestra América titulado: Los intereses creados en la educación pública, la licenciada Victoria Jerez una ducha en materia de educación me afirma en su respuesta cordial que respecto a mi planteamiento estaba «de acuerdo totalmente.» Dijo que la voluntad política se imponía en materia de decisión cuando hay intereses creados. Tienes mucha razón en tu planteamiento»

«A lo que te refieres de las plazas a esos no docentes, es real. Sigue afirmando nuestra bien ponderada educadora, «Sin embargo es muy duro reconocer que la voluntad política se impone en materia de decisión cuando hay intereses creados. (Cuánta razón tuvo Jacinto Benavente)». Luego plantea de los elaborados planes desde el Plan Docenal de Educación que ha sido muy exitoso, la modificación del curriculum de varios niveles y la ley de educación cuya promulgación databa del año 1951. 41 años con la misma ley y muchos ensayos…

 

Desde que soy un niño la licenciada Jerez me ha encendido la  linterna. Siempre me ha motivado a escudriñar más profundo, más hondo con la lupa del tiempo que es tan corto y tan movedizo.

Pues muy bien, entremos en La Noria.

El propositivo de la reforma educacional no puede ser la mera voluntad de cambio o el prurito de lo nuevo. Cada vez que a los americanos se les ocurría un ensayo educacional lo enviaban a su centro de ensayo que era San José de Costa Rica y luego lo lanzaban a toda América Latina.

Han sido muchos los planes que han llovido desde la época de los 50 hasta el día de hoy. Esos ensayos eran pagados por la UNESCO y el gobierno norteamericano,  pero cuando se acaba el dinero en vez de continuarlos los gobiernos de turno se acababan los ensayos de inmediato. Grave error.

Ha de justificarse por dos cosas fundamentales: primera, una visión clara y precisa de los fines y los medios de la educación; segunda, un conocimiento cabal de los problemas que debe  resolver. Todo ello referido, naturalmente, al país y al clima social de que se trate. Dominicana es en nuestro caso el agente condicionador que ha de determinar lo uno y lo otro.

¿Qué clase de educación? Aquella que sea capaz de cultivar en la personalidad los valores culturales del hombre libre, apto para las responsabilidades de la vida democrática. ¿Mediante qué procedimientos? Pues de los que han sido probados por la experiencia en las sociedades más civilizadas que puedan ser adaptados por la técnica a las circunstancias del país y del pueblo.

 

Fijado esto, sigue de inmediato la clasificación y apreciación de las causas de la reforma. ¿Por qué es necesaria? ¿Qué males va a remediar? ¿En cuales áreas ha de manifestarse su acción?

 

Esta es sin duda la cuestión previa que de ningún modo puede soslayarse. Y la que mejor puede llevar al entendimiento público las razones y el carácter de la reforma. Hay cinco categorías principales de problemas: de articulación, de contenido, de la preparación del magisterio, de los intereses creados como muy bien lo indica la licenciada Jerez, y del nivel de cultura popular.

 

Lo que advierte enseguida el observador menos avisado es que la enseñanza dominicana es un compuesto informe de partes sueltas que ni vienen bien una con la otra ni llenan una función pedagógica adecuada. Por eso hay que empezar por estructurar, por señalar con sentido de ajuste y organicidad la duración, propósito, y enlace de cada etapa docente.

El contenido programático de la educación será un reflejo de su filosofía. En esto navegamos todavía en una nube de vaguedades y conceptos a medias. La tarea consiste en hallar el justo equilibrio entre los fines y la técnica; entre el ideal del ciudadano integralmente informado y formado y los instrumentos docentes capaces de contribuir a ese ideal.

 

La idoneidad del magisterio y el profesorado es piedra de esquina que sostiene a todo el sistema educacional. Si los maestros no han sido debidamente seleccionados y preparados, el mejor  de los planes estará de antemano condenado al fracaso. El maestro es la biela trasmisora del espíritu de la educación. La reforma de Dominicana tiene imprescindiblemente  que ir acompañada de planes simultáneos para educar –dicho sea en el sentido más elevado—al personal docente.

 

Otro obstáculo material que no tiene nada de pedagógico y que a menudo da la impresión de ser insuperable es el de los intereses creados. Cada vez que se habla de una medida que pueda cambiar el status de la enseñanza en Dominicana se alzan en protesta las partes afectadas. Los intereses de posición de clase y las rivalidades profesionales prevalecen sobre los principios. Y sobre los fines puros de la educación. Es lamentable.

Deben buscarse fórmulas transitorias  que lastimen lo menos posible. Pero si no hay disposición al sacrificio allí donde no quedare otro recurso, la reforma educacional se convertirá en humo y ceniza por obra y gracia de los intereses creados.

Por último, no puede olvidarse que el nivel cultural del pueblo es la gran influencia indirecta que actúa sobre los planes de reforma. Desgraciadamente en la proporción inversa del círculo vicioso. A menos conocimiento de causa, más dificultades para llevar adelante la empresa educacional.

Pese a cálculos muy conservadores, el indicie  total de analfabetismo en Dominicana es muy superior al que pregonamos y el gobierno de turno gradúa a alumnos alfabetizados que nunca fueron a clases y por clientelismo político les pagaron para que el gobierno se viera con un tollo llamado «Quisqueya ciega mi amigo» creo que asi reza la consigna con un promedio de cultura inferior al cuarto grado elemental. La lección de las matemáticas nos está mostrando aquí el gran problema ambiental que se impone como resistencia negativa a la reforma.

 

Mientras no se pueda responder afirmativamente a estas dos zonas complementarias de interés, la perspectiva general de la educación y el orden de los problemas que confronta en Dominicana, todo el hablar y el quehacer de la reforma puede perderse en las vueltas de la famosa norial del cuento.

 

Victoria Jerez, la licenciada tiene mucha razón en sus aseveraciones. «Con esta parte de la historia de la Educación Dominicana, ya sabes porque te digo que la voluntad política se impone ante los intereses creados.»

cafebambu76@gmail.com

JPM

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