La Navidad y la pandemia

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EL AUTOR es comunicador. Reside en Nueva York.

Mientras “Juanita» hace sus aprestos para llegar a su pueblo de origen en República Dominicana, los días comienzan su cuenta regresiva hacia la algarabía. Es sabido por todos, que el dominicano simple tiende a vivir a la libre, sin valorar a los riesgos que pueden acechar, tras una acción.

Con una Navidad a la vuelta de la esquina, y una primera vez en la historia reciente que esta nos encuentra envueltos en una pandemia, no sé si basta rezar, para ayudar que de nuevo la gota no derrame el vaso. Esta fiesta anual que implica celebración y juerga, donde la gente suele desbordar la pasión por el ron, la cerveza y la hooka, y el típico alboroto cunde las calles; se convierte esta vez en un gran peligro.

En principio de la pandemia la gente estaba aterrorizada, tomaban todas las medidas de seguridad y asepsia , pero una vez acostumbrados, las altas cifras de contagiados y muertos se convirtieron en algo normal, se perdió la capacidad de asombro y hoy ya nadie se llena de espanto. Justamente ese es el gran problema, pues al entrar en confianza todos hemos bajado la guardia, sumado a esto parece haber un cansancio colectivo en torno al uso de la mascarilla y el respeto del distanciamiento.

Todo estos elementos más la algarabía de las reuniones familiares, en las fiestas navideñas, sugieren un aumento súbito de contagios que sin lugar a dudas tendrá lugar en las primeras semanas de enero, de manera que debemos prepararnos a iniciar un 2021, con el sistema de salud colapsado, más la inminente hambruna pronosticada por la ONU, que afectará sensiblemente al vecino país haitiano, que sin lugar a dudas desencadenará un éxodo masivo hacia República Dominicana.

A pesar del esfuerzo realizado por las autoridades gubernamentales, de prohibir fiestas públicas en Noche Buena y Año Nuevo, los quisqueyanos saldrán a las calles y esa indisciplina de muchos, pondrá en peligro a toda una población. Bien hemos visto como se ha venido celebrando fiestas clandestinas en tiempos más sosegados. Qué no pasaría entonces, en esos días en que la nostalgia y alegría desmesurada, se adueña del sentir popular?

En ese sentido instamos a las autoridades correspondientes a doblar el esfuerzo de los organismos de inteligencia, para frenar los desaprensivos organizadores y promotores de fiestas clandestinas, para evitar que en diciembre se salgan con la suya poniendo en peligro a la ciudadanía.

En Europa ha habido rebrote en varios países, mismo que se han visto en la necesidad de volver a cerrar sus ciudades, como fue el caso de Italia entre otros. Igual a pasado en Estados Unidos donde la curva se ha elevado de manera astronómica, llegando a registrarse 3 mil muertos y 250 mil contagios en un solo día. Estas cifras han desconcertado las autoridades sanitarias, las cuales han tenido que tomar medidas más estrictas, como el cierre de las escuelas que habían abierto y un mayor control en los puertos y aeropuertos.

Es preciso que la familia dominicana reflexione sobre la peligrosidad que implican estas navidades en particular, pues la ingesta descontrolada de alcohol, daría al traste con el sistema inmunológico de las personas, comprometiéndolo y abriendo la posibilidad de un incremento en el número de contagios. Es entonces de rigor, un llamado a la sensatez colectiva, que cada quien celebre en casa. Que la gente no olvide las tantas navidades por venir y que mantenerse con vida es imprescindible para poder verlas llegar.

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