La lengua: responsabilidad y locuras
A veces en el calor de una discusión con un familiar, amigo o conocido nos dejamos llevar y proferimos palabras que luego reflexionamos y nos vemos casi obligados a ofrecer nuestras disculpas…pero ya el daño está hecho.
“Flojo, hediondo, sucio, asqueroso, vago, ladrón…”, son algunos términos que se escuchan a veces entre marido y mujer.
Termina la discusión, vuelven los abrazos y las risas…pero esas palabras despectivas difícilmente se olvidan.
Otras no son tan hirientes. Son más bien, producto de la inocencia, del no dominio de las emociones en circunstancias buenas o malas, y cometemos “burradas” al decir expresiones que luego sentimos haberlo hecho.
Dos casos recientes: Uno en nuestro país, otro en México.
La Gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz, se vio en la necesidad de ofrecer disculpas tras haber expresado que “a los perremeístas les está llegando el tiempo de disfrutar del manjar del poder”. (Listín Diario)
No bien pasaron algunas horas de haberlo dicho, cuando recibió una reprimenda de la Directora de Ética del gobierno, Milagros Ortiz Bosch, al decirle entre otras cosas “Al Estado no se va a disfrutar de las mieles del poder…se va a servir”. (Diario Libre).
El caso reciente de un Obispo mexicano que sostuvo “usar mascarillas es no confiar en Dios”. Días después presentó su renuncia presuntamente por motivos de salud.
La noticia la ofrece el Consejo del Episcopado Mexicano CEM y señala, que ya el Papa Francisco había aceptado esa renuncia.
Repetidas veces hemos escuchado y leído por ahí, que “tenemos dos oídos y una boca para uso proporcionado”.
Sí, hay frases y expresiones que podemos decir. pero que no debemos.
¿Qué otros sean más sagaces, astutos y zorros? Para vocearle a algún político, funcionario, legislador o empresario “gato, ladrón, salteador”, o ésta “voy al poder a buscar lo mío”…
¡Al pan…pan y al vino, vino! ¿Sabes si es pan o solo parece? ¿Sabes si es vino?.
Que nuestra responsabilidad no nos haga decir locuras.
JPM